Cae la tarde en los páramos de Galve.
Solo queda nieve en algún ribazo umbrío. La tierra está mojada y algún charco empieza a coger agua. Cielo gris, de mudanza, que hace barruntar una nueva nevada….
Entre el gris de la loma caliza, el rojo vino de las arcillas y el verdín apagado del pasto aparecen nuevos colores. El naranja, más propio de la huerta valenciana, colorea el prado corto junto al abrevadero..
Las vueltas que da la vida. Hace ochenta años eran mercancía de lujo para las personas. Hoy en día, por la superproducción agrícola, la naranja de destrío y la pulpa de naranja es alimento para la oveja por el valor nutritivo de su fibra y por su bajo precio.
Nuevos tiempos, nuevos colores en el paisaje.
2 comentarios:
Ahí, aún resultando extraño, podéis disfrutar de la cara amable, bonita de la fotografía, aquí en cambio, veo a diario la otra parte, los huertos de naranjos sin coger, las naranjas en el suelo, sin ovejas que se den un festín, caídas y pudriéndose, el precio al que la pagan al agricultor, los almacenes de naranja a medio gas, llenos de naranja andaluza donde parecen estar ya los ultimos huertos… cada año más huertos sin coger adivinan el futuro de la cosecha siguiente, abandonados por fin y sus naranjos muertos en un ultimo y desagradecido acto cruel, a base de herbicida. Pequeños huertos heredados por los hijos, dejados perder, a los niños no les gusta la fruta.
Recuerdos
PD Por el Barrio pasaban camiones llenos de naranja para las ovejas que subían al Campo Bello y de vuelta cargaban paja para las granjas de Castellón y Valencia.
Por el Barrio llegaban furgonetas cargadas de naranjas que cambiaban por patatas.
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