Más o menos eso debía de pensar este buitre el pasado domingo, subido encima del tejado de un pajar, y pensando en tiempos mejores cuando la carroña aun podría encontrarse por el campo. Una pequeña gota escurría por su pico.
La situación de nuestros buitres ya nos la contó Tomás en otra entrada de este blog. El domingo me pasé por allí para verla con mis propios ojos. El tema ha llegado hasta tal punto que puedes hacerles fotos a 5 metros y no se espantan. La modificación de su conducta es ya total.
Para muestra un botón.
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Tomaste una buena foto de este polluelo, espero que esta especie siga existiendo siempre.
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