EL CAÑIZAR: UN TESORO POR DESCUBRIR

Restaurar ecosistemas es una tarea que siempre produce buenos resultados. Si hablamos de humedales, el esfuerzo da sus frutos de forma rápida y abundante. Esto puede constatarse en El Cañizar, un humedal que promete gratas sorpresas para los investigadores y los naturalistas.

Solo en lo concerniente a las aves y en un ciclo anual ya ofrece datos esperanzadores.

Durante el paso migratorio primaveral la laguna ofreció reposo y alimento a garzas, limícolas, rapaces y golondrinas de mar. Reproductoras muy escasas en Aragón, como la cigüeñuela, el porrón común, el cuchara o el fumarel cariblanco, han comenzado a criar, y es posible que también lo hayan hecho el avetoro y la garcilla cangrejera.

Durante el final del estío, la presencia regular de agua multiplica los recursos tróficos para la miríada de pequeños pájaros de carrizal en su ruta hacia África, como el carricerín cejudo o la buscarla unicolor. Es un espectáculo el observar los bandos de cientos de golondrinas, aviones, abejarucos o vencejos surcando el cielo mientras cazan insectos.

El invierno atrae a nutridos de bandos de grullas que eclipsan a la gran variedad de anátidas, aguiluchos, avefrías y, sobre todo, pequeños pájaros que dependen del carrizal.

Aún es pronto para pronosticar cómo va a responder la comunidad biológica. Pero, la variedad de ambientes naturales y la calidad de sus aguas ofrece condiciones para que en los próximos años asistamos a todo un acontecimiento naturalístico. Villarquemado y Cella van a tener su hueco entre los espacios naturales europeos. Es cuestión de tiempo.