El Centro de Estudios del Jiloca ha conseguido llevar
adelante, un año más, la Fiesta del Chopo Cabecero, este año en Berge, (Bajo Aragón) este año en su undécima edición.
Alegra ver que los pueblos donde se celebra la Fiesta se implican en valorar
sus propios árboles centenarios, que consiguen dar a conocer su riqueza
patrimonial y hacer que los que nos acercamos a conocerlos nos llevemos un buen
recuerdo y ganas de volver, generando esa identidad colectiva que mira hacia el
futuro.
Salió un día precioso, fresco pero luminoso. En la puerta
del Ayuntamiento se hizo la recepción, bienvenida y presentación de la XI
Fiesta del Chopo Cabecero a cargo de Javier Escorza (Coordinador Medioambiental del Bajo Aragón), Chabier de Jaime (Centro de
Estudios del Jiloca), Juan Antonio Lej (alcalde de Berge) y Marisancho
Menjón (Directora General de Patrimonio Cultural).
Se explicó la elección de
Berge como sede de la Fiesta por ser la zona más oriental en el área distribución del chopo cabecero, por ser el Bajo Aragón una comarca donde nunca se había celebrado este evento, por tener una asociación cultural y un ayuntamiento dispuestos a recibirnos y por albergar una arboleda excepcional, por sus dimensiones, por su aprecio popular y por su estado de conservación.
Se comentaron los valores naturales, culturales, estéticos y de disfrute que
suponen estos árboles que generan la identidad de un paisaje… la plantación de
estos ejemplares por los abuelos de los abuelos y que ahora continúan en los
niños que van a plantar nuevos ejemplares.
Se explicó el recorrido que se iba a hacer y se invitó a
volver a Berge para conocer lo que no iba a dar tiempo a visitar: la ermita de la Virgen de la
Peña (con sus espectaculares vistas), la parte alta del río, la Torre Piquer, el
Mas de Ruiz y el Morrón de Viñas.
Comenzamos la excursión por campos de cereal, oliveras y
almendros, para ver la panorámica del pueblo desde arriba.
Allí recibimos las
explicaciones de Ángel Hernández, director del Parque Cultural del Maestrazgo,
quien explicó que Berge vuelve a formar parte del Geoparque bajo el amparo de
la UNESCO junto con otros 42 municipios de seis comarcas turolenses
(Andorra Sierra de Arcos, Maestrazgo, Bajo Aragón, Cuencas Mineras,
Comunidad de Teruel y Gúdar-Javalambre), integrando lugares de importancia
geológica y sitios de importancia etnográfica
y cultural. Añadió la importancia de coordinarse todos los agentes implicados
en el territorio y cómo se logra llevar adelante proyectos cuando la gente
tiene convicción por hacer cosas por su pueblo.
Pepe Andrés, Jefe de Servicio encargado de los parques
culturales, “hizo hablar a las piedras” ...
... explicando los tres grandes tipos de
materiales que componen el paisaje que contempla. Siguiendo sus
explicaciones imaginábamos el mar y el depósito en ambientes litorales de las calizas cretácicas de la Loma de la Atalaya, hace 80 millones de años. Pensábamos en los formidables plegamientos de hace 30 millones de años cuando el movimiento y colisión de las placas tectónicas levantó este sector de la cordillera Ibérica. Y casi veíamos el desmantelamiento de estos jóvenes relieve por la acción erosiva de las aguas continentales, así como el acúmulo de gravas, arenas y arcillas ya en ambientes de ramblas, ríos y lagos durante el Oligoceno.
Y, por último, en el fondo del valle, los limos acumulados por el río Guadalopillo a lo largo del Cuaternario.
Comenzamos en el Cretácico, hace 80 millones de años, nos paseamos por el Oligoceno, hace entre de 40 a 25 millones y nos quedamos pisando lo formado hace cien mil años…
Javier Escorza hizo hablar a plantas y animales, así pudimos
ver el hongo yesquero o casco de caballo y los agujeros de los picos picapinos en la plantación de chopos canadienses. Y nos animó a volver para ver los rebaños de cabras monteses.
Bajamos a la zona de los chopos cabeceros centenarios, en el
río Guadalopillo y nos quedamos impresionados viendo unos ejemplares magníficos
que no pensábamos encontrar allí. Llamaban a abrazarlos y así lo hicimos con uno,
entre ocho personas.
Chabier explicó que estos árboles trasmochos fueron una
solución para compatibilizar la producción de madera y la obtención de pasto en las riberas. Una forma de gestionar el árbol y hacerlo “candelabro” en
momentos en los que la presión humana era intensa.
Explicó cómo ahora hay
recuperación de paisajes y cultura rural, poniendo ejemplos de Anatolia y sur e
Inglaterra, valorándolos como paisajes históricos y añadió que estos árboles si
son renovados habitualmente tienen “muchos habitantes”: búhos, lechuzas,
mochuelos, ginetas, y miles de invertebrados, además de lo que supone de valor
ambiental y de biodiversidad.
Comentó el reconocimiento de la DGA como Bien de
Interés Cultural Inmaterial a esa cultura y a ese paisaje rural humanizado que nos
remonta en el tiempo, siendo una dimensión más que complementa a las
anteriores y que debemos mantener ya que se trata de una cultura agroforestal
centenaria que conforma nuestra identidad cultural y que nos diferencia frente
a una cultura más homogeneizadora.
Al terminar el paseo, se hizo una demostración de
escamonda de un chopo cabecero monumental. El motosierrista Herminio
Santafé nos volvió a acompañar y ya consolidó la costumbre de hacer “rodajas” de una rama que la gente se llevó de recuerdo.
A continuación se realizó la plantación de chopos por
los niños de Berge, en la riera, la continuidad de la tradición de plantarlos
de sus tatarabuelos.
Paseamos por el pueblo viendo la iglesia, la almazara, las
calles ...
... y llegamos hasta el Horno, donde Darío Escriche, Premio Amigo del Chopo Cabecero 2019,
presentó su proyecto artístico: Escamondart.
Nacido en Fuentes Calientes, en medio de un entorno natural,
estudió Bellas Artes en Teruel y pensó en qué podía hacer por su pueblo como
creador. A la vez que aprende las técnicas, tiene que hacer un proyecto con dos
exigencias: que sea en un espacio abierto y que sea arte contemporáneo (al que
definió como arte de nuestro tiempo, el que refleja y guarda relación con la
sociedad actual).
Unir ecología y mundo rural teniendo lo social como el eje
principal le llevó a generar su proyecto, ya que para Darío escamondar es
generar vida, alargarla y comenzar un nuevo ciclo, generando una simbiosis
entre hombre y ser vivo; de esta forma plantea generar arte en el medio natural
y social, que a su vez es hablar de vertebración del territorio en torno a proyectos
artísticos.
Así pues plantea como objetivos introducir el lenguaje del
arte contemporáneo, hacer un proyecto para público diverso, frente a la crisis
demográfica y recuperar árboles trasmochos. “Lo bonito del arte y la naturaleza
es que es algo efímero y cambiante, ese es el nuevo lenguaje”. Y lo hace en la
ribera del Arroyo de la Vega.
Nos fuimos hacia el pabellón donde se pudo disfrutar de la
exposición fotográfica del “VI Concurso de Fotografía sobre el Chopo
Cabecero” y de los dibujos de los niños y niñas del pueblo.
Los
productores y artesanos de la zona tuvieron presencia en el pabellón con sus
productos (quesos, embutidos, vino, miel, artesanías…) y el Centro de Estudios
del Jiloca dio a conocer sus materiales.
Llegó la hora de la comida… una vez más Selección Calamocha, nos dio de comer estupendamente.
Y a los postres, realizó una preciosa actuación la Agrupación
Coral Alcorisana nos ofreció un pequeño concierto.
A continuación, Juan Antonio Lej, el alcalde, se
dirigió a los asistentes con unas palabras que emocionaron ya que hizo
referencia a lo que suponen los chopos para la gente de Berge, vivencias,
recuerdos, identidad al fin y al cabo en un paisaje que al ser tan habitual,
cobra especial interés cuando se piensa sobre ello.
Con su disposición habitual, Pilar Sarto cogió el micrófono y organizó el acto de la tarde.
Agradeció a quienes
hicieron posible la fiesta, a quienes se lo creyeron y trabajaron con ilusión
para lograr esta realidad. Juan Antonio hizo visible la intención de esta
fiesta y fueron los niños y niñas de Berge quienes explicaron qué es un chopo
cabecero y agradecieron la presencia de todos.
José María Carreras, como presidente del Centro de Estudios del
Jiloca hizo entrega de los premios del "VI Concurso de Fotografía sobre el
Chopo Cabecero”. El Centro de Estudios del Jiloca agradeció a todos los que se
implican en esta fiesta y en el cuidado y protección de los chopos cabeceros,
que es un patrimonio de todos y todas.
Chabier presentó al elegido como Amigo
del Chopo Cabecero 2019, Darío Escriche, por integrar la cultura rural y los
chopos cabeceros en su creación artística, teniendo en cuenta que en esta
Fiesta se ha querido mirar al futuro, a la gente joven que trabaja en este
ámbito.
Angel Hernández, José Manuel Salvador (Director General de Ordenación del Territorio y organizador de la IV Fiesta del Chopo Cabecero en Ejulve) ...
y Manolo Rando (Presidente de la DPT) ...
... abundaron en
la importancia del encuentro festivo y en lo que suponen los chopos cabeceros
para nuestra cultura.
Y se dio a conocer el próximo pueblo que acogerá la fiesta,
en 2020: Cuevas de Almudén. Dos jóvenes concejales subieron al escenario y
junto con otra representante de la plataforma rural minera, explicaron el
movimiento Orgullo Rural, que el próximo sábado 16 de noviembre celebrará
encuentros, uno de ellos en Cuevas de Almudén precisamente. La historia, los
objetivos y la forma de organizarse fueron explicadas, animando a la participación.
Al terminar las intervenciones, subieron al escenario Bucardo
Folklore Aragonés y los asistentes a la fiesta entonamos nuestro himno: ¡SOMOS
como esos viejos árboles!, de José Antonio Labordeta, que nos sigue poniendo
los pelos de punta y la ilusión y la esperanza en el alma.
Bucardo “hizo baile” ...
y la fiesta continuó con el concierto de Trío Davanna que nos hizo bailar hasta la noche.
Este año hubo otra novedad, la cena popular, por lo que se
continuó la fiesta, una fiesta de la que Manolo Rando dijo “os podéis sentir
muy orgullosos”.
Para la Asociación Cultural Carrabilla, la Comisión de Fiestas y el Ayuntamiento de Berge, fue una satisfacción y un descanso ver que todo había salido genial. Para el Centro de
Estudios del Jiloca, una alegría ver que más pueblos y más gentes valoran su
patrimonio y se comprometen a cuidarlo, protegerlo y mantenerlo vivo. La
decisión de apostar por visibilizar el enorme potencial existente que crea
además unos paisajes inigualables y que son el resultado del medio natural con
la intervención humana, sigue teniendo sentido.
Pilar Sarto (texto) y Rosa Pérez (fotos)