Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

miércoles, 30 de octubre de 2013

¿DÓNDE INVERNAN LAS GRULLAS SUBADULTAS ALEMANAS?

La primera semana del presente mes de octubre ha tenido lugar el XXVI Certamen de Jóvenes Investigadores que organizan el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (a través de la Dirección General de Política Universitaria) y el de Sanidad, Igualdad y Asuntos Sociales (a través del Instituto de la Juventud) en la localidad de Mollina (Málaga) donde han sido expuestos los trabajos de investigación seleccionados entre los cerca de 300 presentados a esta edición.

Entre ellos fue seleccionado el estudio “¿Dónde invernan las grullas subadultas alemanas?” realizado por Sergio Ballestín, Gonzalo Delgado y Luis Nieto alumnos de 1º de Bachillerato en el IES Valle del Jiloca de Calamocha (Teruel).

DSC_0129

Esta investigación pretende conocer si se están produciendo cambios en los patrones migratorios de la grulla común en cuanto a los territorios donde realizan la invernada. La población occidental europea nidifica en los países nórdicos y bálticos, al tiempo que inverna mayoritariamente en la península Ibérica. En la última década se está produciendo un incremento de la población invernante en Francia que, algunos científicos basándose en seguimiento de aves marcadas con radioemisores, atribuyen a individuos no reproductores.

radio satelite aleman

Las grullas adultas y las subadultas tienen un plumaje similar por lo que son indistinguibles.

DVD032_162

Una técnica de seguimiento de las poblaciones se basa en la lectura de las anillas de colores que se colocan en las patas de los pollos individualizando a las aves y que pueden ser leídas a distancia en el campo. Estos datos proceden de las observaciones realizadas por científicos y naturalistas europeos y que son recogidas por la base de datos ICORA (Alemania) y la radicada en Natura Xilocae (con datos ibéricos, sobre todo de Gallocanta).

242426   15112010 Gallocanta (1)

Los estudiantes han conocido la técnica de trabajo junto a naturalistas del Jiloca, primero acompañándolos para aprender la metodología y, a continuación, tomando sus propios datos. Han comprendido la dificultad que entraña la toma de estos datos por ser escasas las grullas marcadas (una de cada quinientas) y por ser difíciles de localizar en el campo a distancia en los nutridos bandos que comen en los campos.

Dsc_0565

Para realizar su investigación se han basado en el análisis y en la interpretación de los datos de lectura de anillas de grullas marcadas en Alemania (las hay en otros países donde también crían, pero su marcaje se hace en menor número) y que invernaron como pollos del año junto a sus padres en la península Ibérica entre 1999 y 2011 donde fueron observadas en Gallocanta. En particular, este equipo de estudiantes ha estudiado el historial de un total de noventa y nueve ejemplares intentado conocer dónde realizaron las invernadas en su segundo y tercer año (fase de subadultos).

DSC_2405

Los resultados apuntan a que durante este periodo una significativa porción de la muestra analizada mantiene su preferencia por invernar en la península Ibérica, dándose importantes fluctuaciones interanuales. Sin embargo, también se aprecia una tendencia creciente en el número de grullas subadultas que en los últimos años optan por invernar en Francia, lo que confirma parcialmente el modelo elaborado por los citados científicos.

domingo, 27 de octubre de 2013

DESDE MURERO A VILLAFELICHE Y MONTÓN DE JILOCA

Se trata de nuestra tercera excursión del mes de agosto calamochino, motivada en parte por el olvido en la jornada de los Corporales de Daroca de avisar a David Navarro que había mostrado interés en participar en la misma. Con un poco de remordimiento, quedamos con él para hacer una andada de ida y vuelta de Murero a Villafeliche. Finalmente decidimos salir el lunes 19 de agosto a las 6 de la tarde. David insiste para hacer la marcha por la mañana, pero Emilio trabaja ya y sólo tiene libres las tardes. Contactamos con nuestro primo de Murero Antolín Guillén, pero ese día no está ya en el pueblo. Otra vez será.

Quedamos a las 5’30 en Luco para recoger a David. En coche saldremos hasta Murero y de allí, ya andando, hasta Villafeliche. Esta era la idea, pero pronto aparecen los cambios. Por la mañana nos llama el arquitecto Tomás Guitarte que desea acompañarnos en la excursión. No me esperaba esta afición suya por los paseos pedestres. Con su coche salimos por la tarde a Luco donde nos espera David, nos muestra la Casa Grande donde vive, bebemos agua y marchamos sin demora a Murero. Por el camino nos comunica algunos cambios en el programa, pues ha quedado con un amigo que veranea en Montón de Jiloca que se ha brindado a mostrarnos el pueblo. No es lo previsto, pero nos parece bien.

En Daroca salimos de la carretera general para tomar la de Murero, pasamos Manchones con su ermita de San Roque y, por la calle Mayor de Murero, salimos a los huertos de la ribera dejando el coche en un ensanche del camino.

Iniciamos entonces la andada por un camino bueno junto al mismo cauce del río en su margen derecha, protegidos en todo momento por la sombra de chopos, sabimbres y algunos arces. Al dejar atrás la última huerta de Murero el camino se convierte en senda estrecha, siempre junto al río que baja con muy buen caudal de agua. El antiguo ferrocarril de Caminreal a Calatayud va por la otra orilla, hasta que cruza a la nuestra por un bello puente metálico que se conserva en bastante buen estado.

Mientras tanto David nos habla de las visitas que ha hecho a esa zona con antiguos profesores de Geología. Se trata de terrenos cuaternarios muy originales pero que nosotros no entendemos. El cauce del Jiloca allí es muy estrecho, de hecho el tendido del ferrocarril de Murero a Villafeliche pasa nada menos que por debajo de cuatro túneles. El río y la senda que lo circunda, hacen sucesivas eses entre las montañas. Notamos la llegada de las huertas de Villafeliche porque de nuevo la senda se hace camino, aunque en general están bastante abandonadas. Hay algunos frutales (comemos alguna ciruela), maíz y muchos campos sin cultivar.

En la orilla opuesta del río se ven algunas fábricas de pólvora. En la más próxima al pueblo, a la entrada del camino, nos cuenta Emilio que residía el guarda que controlaba la producción de las mismas. Se trataba de una industria que dependía del Rey pero también con participación económica privada. Tal vez esta circunstancia motivó que resultaran rentables estas explotaciones durante tanto tiempo, mientras las de exclusiva propiedad real cerraron mucho antes.

Imagen:Reales fábricas Villafeliche.jpg

A la entrada de Villafeliche nos espera la bella ermita de San Marcos, con planta de cruz latina y paredes de mampostería. Se trata de una singularidad constructiva muy antigua, pero cuyas paredes precisan con urgencia una imprescindible restauración. Ya en el casco urbano, coronado por los restos de una fortaleza árabe, nos encontramos con un sencillo monumento al beato de la localidad, el P. Ignacio Delgado, prefecto de las misiones de Tonkín en China. La imagen del santo y una placa en su casa natal que está allí al lado, lo recuerdan.

Imagen:Castillovillafeliche.jpg

Pero Villafeliche es un pueblo que tampoco olvida su pasado industrial, con sendos monumentos a los antiguos ingenios que fabricaban pólvora y a los maestros alfareros de la localidad.

Al paso por las calles Mayor y Real, Emilio nos informa del origen de estas denominaciones viarias tan frecuentes en nuestros pueblos. Se solía dar el nombre de calle Real a la que coincidía con el trazado del camino Real a su paso por el pueblo, mientras que calle Mayor es el nombre que los paisanos daban a su vía principal que, generalmente, pasaba siempre por las inmediaciones de la iglesia, en este caso puesta bajo la advocación de San Miguel, edificio de ladrillo que los expertos sitúan en el siglo XVII.

Imagen:Villafeliche.jpg

Montón queda muy cerca de Villafeliche, de hecho ambos pueblos comparten la piscina que está situada a mitad de camino. Todo un ejemplo de buena vecindad, que muchos deberíamos tener presente. Hacemos allí un alto para tomar un refresco. Nos recuerda Emilio que en alguna ocasión hemos hablado de un gran botánico de Villafeliche. Efectivamente se trata del farmacéutico y botánico Antonio Campillo y Marco, que vivió en la primera mitad del siglo XVIII y es autor, entre otras varias obras, del voluminoso manuscrito Orbe vegetable o Teatro botánico universal farmacéutico-médico y galénico chymico. Un hermano suyo tenemos probado que estudió Medicina en Valencia por esas fechas.

Reanudamos la marcha por la calle Mayor hasta llegar a la carretera, donde se encuentra el obrador de Gil, el último de los alfareros de Villafeliche. Llegamos enseguida a Montón de Jiloca, en cuya entrada nos espera el amigo de David con su hijo, que nos propone una visita detenida a la localidad. Subimos dejando a la izquierda la Casa Grande hoy en ruinas, “Lo que tienen las casas que heredan varios propietarios”. El uno por el otro, la casa se hunde, pensamos. Pasamos por una hermosa fuente y bajo una de las dos puertas de acceso al antiguo recinto amurallado, que aloja un bello retablo de San Roque. Sigue una amplia plaza con una imponente casa solariega y, bordeando la antigua muralla, llegamos a un magnífico mirador desde donde se divisa la vega del Jiloca y otra puerta de acceso al castillo que recae a la carretera.

Un poco más de subida y ya estamos en la iglesia de la Purísima Concepción, edificio de ladrillo de planta rectangular y torre mudéjar. Todo en muy buen estado. Como nuestro cicerone, cuyo nombre desgraciadamente hemos olvidado, dispone de las llaves del templo, podemos visitarlo detenidamente. Magnífico el retablo del altar mayor, lo mismo que la imagen en peana de San Agustín. Nos llama la atención David de los dos escudos con el Señal de Aragón (las cuatro barras características) que hay en la base de las dos principales columnas del retablo. “¿Qué os parece el chute de aragonesismo que os tenía preparado?”, bromea David. No es frecuente encontrar estos símbolos en un altar mayor.

Nueva sorpresa. Esta vez en la replaceta que hay frente a la iglesia. Levantando una pesada plancha metálica nos muestran una profunda oquedad que parece el acceso a las bodegas de la Casa Grande. Debe ser muy largo el recorrido, pues la casa no está cerca. Nos invita a adentrarnos en la cavidad. Se está haciendo de noche y declinamos el ofrecimiento. Pero además, tenemos miedo. Seguimos callejeando en Montón y vemos una especie de campanil en la fachada de una casa particular, nos cuenta que recientemente ha sido restaurado y que se toca desde el interior de la casa al paso de las procesiones.

Imagen:Monton.jpg

Se ha hecho tarde y ya no podemos volver andando hasta Murero como habíamos previsto. Amablemente nos lleva en coche nuestro anfitrión hasta allí, por la pista que deja a un lado los principales yacimientos paleontológicos que han hecho famosa a esta localidad de la ribera del Jiloca. Lo mismo que la calidad de los vinos de la bodega Mureri. Aprovechamos para saludar a la familia, a la tía Virtudes que en esos momentos asistía a una cena dedicada a los mayores del pueblo en el pabellón de la plaza, mientras canta un grupo de play-back. Están también los primos Javier y Mariví, que nos invitan a un refresco en el bar de la Piscina. Tenemos prisa por volver a Calamocha, pero David sigue saludando sin parar a primos y amigos. Cuando por fin arrancamos, aparece ahora el primo José María, de Manchones. Casi resultamos groseros por las prisas en marchar. Cuando parece que movemos ya, Emilio reconoce a un antiguo compañero de la Facultad. Al final Tomás arranca el coche y amaga con marchar. Al final regresamos todos juntos. No ha sido exactamente la excursión que habíamos planeado, pero estamos contentos y ya pensamos en nuevas andadas.

Recomendamos vivamente este itinerario de Murero a Villafeliche, sin duda uno de los mejores parajes de todo el curso del Jiloca. Son siete u ocho kilómetros oyendo siempre el rumor del agua, a la sombra de los árboles y recorriendo terrenos de indudable valor geológico.

José María de Jaime Lorén

jueves, 24 de octubre de 2013

ANOTACIONES DE UN NATURALISTA DESPISTADO: MÁS DE ARAÑAS TIGRE

El que si que tiene pitera –o no tiene talento ninguno-, es el macho de la Argiopes. El insensato, cuyo tamaño puede ser hasta cinco veces menor que él de la hembra, espera en las proximidades de la tela de su amada a que ésta se disponga para la cópula. Momento particularísimo de su singular existencia en que las mortíferas mandíbulas con las que inocula su veneno se ablandan, se muestra menos agresiva y resulta relativamente seguro acercarse. El valiente habrá entonces de llegar hasta ella, colocar el esperma en su sitio y salir por patas antes de que se le despierte la mala leche. Es habitual que el pobre pierda alguna extremidad en tan peliagudo coito, cuando no muere en la hazaña. Uno a veces se pregunta si es necesario –Darwin mediante- tanto despliegue de medios para la selección de los más aptos.

Foto1

En estas reflexiones -o en alguna parecida-, andaba yo al tropezarme con una Argiopes lobata en la cercanías del Mas, lugar de Luco de Jiloca en plena paramera, que perteneció en su tiempo al Marqués de Montemuzo. A diferencia de su pariente, la A. bruenichi que es fácil de encontrar en la proximidad de los húmedos bosques de ribera, la A. lobata busca para instalar su red la embriagadora sequedad de los pajizos herbazales, en las infinitas extensiones semiáridas. Sobre la seda inmóvil, su notable tamaño custodiaba un amasijo de seda que debía contener el almuerzo, pues una vez que un insecto cae en la tela, la araña lo envuelve para inmovilizarlo y evitar que pueda lesionarla al tratar de defenderse. Acto seguido le inocula un veneno que lo paraliza definitivamente, pudiendo devorar a su víctima entonces, si está hambrienta, o reservarla para más adelante.

Foto2

Si es curioso el modo de aparearse de las arañas, no lo es menos el que tienen de comer. Pensemos en el senderista de turno que, después de una larga caminata, entra a un bar y se decide por un apetitoso plato de huevos fritos e imaginemos que, en vez de comerlos untando reverencialmente la yema con un buen pan de pueblo bien cocido, deleitándose con el sabor que el intenso oro líquido empapa en la miga, tomándose su tiempo antes de tragar y dar inicio a la digestión, lo hace segregando sobre los huevos sus jugos gástricos para sorber a continuación, como si de una sopa se tratara, el líquido resultante del ataque de los ácidos sobre la comida. Así comen las arañas: una vez la presa ha sido envuelta en seda y se le ha inoculado el veneno, vierten a través de las heridas causadas las enzimas que harán posible el milagro de la licuefacción, ahorrando con esta estrategia, además, una cantidad muy importante de energía. Sus piezas bucales no están preparadas para morder o desgarrar, tan sólo para succionar y filtrar esa papilla que produce una primera digestión externa de la víctima. ¿No es fascinante? ¡Lo es! Aunque con todo y con eso, yo me quedo con lo del pan.

Sobre estas arañas puede verse este espectacular vídeo.

Diego Colás

martes, 22 de octubre de 2013

ARTE & NATURALEZA

Al calor de la 5ª Fiesta del Chopo Cabecero que se va a celebrar el próximo sábado 26 de octubre en las localidades de Cuencabuena y Lechago se van a celebrar una serie de actividades relacionadas con los árboles trasmochos y la creación artísitca, aprovechando la gran oportunidad que es el contar con Dominique Mansion entre nosotros por unos días.

Son unas actividades culturales y ambientales abiertas al público que se celebrarán en Calamocha y a las que cualquiera puede participar.

DSC_1707

Ciervo volante. Obra en piedra y hierro de José Azul.

Domingo 27 de octubre de 2013

Presentación del proyecto para el fomento de la biodiversidad “El ciervo volante (Lucanus cervus) y en chopo cabecero (Populus nigra) en la ribera del Jiloca de Calamocha” que fue presentado por el Ayuntamiento de Calamocha y premiado por el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente en 2011.

A las 10 horas salida de la plaza de España de Calamocha (Ayuntamiento). Durante esta actividad los técnicos explicarán los objetivos, los trabajos realizados y las conclusiones de este proyecto mediante:

- Recorrido por diferentes zonas de la vega de Calamocha para conocer los trabajos de poda de chopos cabeceros.

- Entrega de material de educación ambiental elaborado para el público.

- Visita de los paneles dedicados a la biodiversidad, el ciervo volante y el chopo cabecero en la ribera del río Jiloca.

- Inauguración de la escultura dedicada al ciervo volante elaborada por el artista José Azul en el parque municipal.

DSC_1541

Trabajos en chopos cabeceros de la ribera del Jiloca en Calamocha 

Martes 29 de octubre de 2013

Taller de Dibujo de Naturaleza para escolares

El artista francés Dominique Mansion realizará durante la mañana varios talleres con estudiantes de Educación Secundaria del I.E.S. Valle del Jiloca, en coordinación con los departamentos de Educación Plástica y Visual y Francés.

Taller de Dibujo de Naturaleza para adultos

La Asociación de Mujeres de Calamocha, activa y veterana entidad, organiza un taller de iniciación al dibujo de Naturaleza que será impartido a personas adultas a las 18 h. en el salón de la Caja Rural en la tarde así mismo por Dominique Mansion.

 

Miércoles 30 de octubre de 2013

Conferencia y proyección sobre “Los árboles trasmochos en la obra de Dominique Mansion

En la Sala de Exposiciones José Lapayese  de Calamocha (19 horas) el artista Dominique Mansion impartirá una conferencia-proyección sobre los árboles trasmochos en sus ilustraciones (acuarela, tinta china, pastel) y sobre las experiencias dentro del “land art” (Jardin des Trognes) en el valle del Loira.

Camin des Trognes. Boursay (Francia)

¡Os esperamos!

domingo, 20 de octubre de 2013

CRECIENDO EN EL CANTIL

El castillo de Cutanda está construido en un cerro que se levanta sobre el núcleo urbano. Esta forma de relieve se ha formado por la erosión producida sobre unas arcillas y yesos depositados durante el Mioceno. Estos blandos materiales han sido fácilmente modelados por las aguas de arroyada y, sobre todo, por la acción erosiva del arroyo de La Riera que, socava la base del cerro en su vertiente norte. Allí abundan pequeños escarpes y extraplomos que se han formado debido a los periódicos desprendimientos. Estos se producen especialmente tras las esporádicas grandes nevadas que incrementan el peso de los materiales al tiempo que establecen superficies de despegue en el seno de estas arcillas.

Junto a la carretera, en la orilla de una cárcava, en uno pequeño cantil, crece una solitaria sabina albar.

DSC_2112

Es un arbolillo cuyo denso follaje verde contrasta con las vetas rojizas y blanquecina de las arcillas entre las que hinca sus raíces. Es uno de los muchos árboles singulares que crecen en los montes del Jiloca. Singularidad que no le viene por sus dimensiones ni por su edad, aunque sea mucho más viejo de lo que parece.

Es singular por el difícil ambiente en el que se desarrolla. Las aguas de escorrentía penetran con dificultad en estas impemeables arcillas. La acusadísima pendiente de la ladera todavía dificulta más la infiltración hídrica. Los escasos restos que caen de las ramas son rápidamente evacuados en la primera tormenta impidiéndose la formación de humus. Solo tiene una ventaja: la escasa insolación que recibe esta umbría.

Esta sabina no está en ningún catálogo de árboles monumentales. Pero es una heroína. Una más de los muchos árboles anónimos que crecen difícilmente en los montes del Jiloca, afectados por un clima tan seco como frío. Tan duro. Tan nuestro.

viernes, 18 de octubre de 2013

XVI FIESTA DE LAS GRULLAS: LA BIENVENIDA

El próximo día 2 de noviembre tendrá lugar en los pueblos de la cuenca de la laguna de Gallocanta la XVI Fiesta de las Grullas para celebrar su llegado otoñal. Son los días en los que bandose de cientos de estas aves recalan en la laguna endorreica para descansar en su viaje migratorio desde el norte de Europa hasta los campos y dehesas del sur de la península Ibérica.

 

Bandos en el paso prenupcial y castillo de Santed. Foto: Asociación de Amigos de Gallocanta

Estos días ya pueden verse varios cientos de grullas en los rastrojos del entorno de este humedal. La temperanza climática de este inicio de otoño está retrasando la migración con respecto a otros años, pero se espera que para entonces sean más numerosa la población.

Concentración de grullas durante en pasado invierno. Foto: Asociación de Amigos de Gallocanta

Están programadas diversas actividades, como paseos por el campo, talleres, charlas, exposiciones  y, sobre todo, buen ambiente. Como todos los años.

1377254_649972758358358_1513023209_n

Os esperamos.

martes, 15 de octubre de 2013

SUCESIÓN ECOLÓGICA EN LA VEGA DE CUTANDA

Son tiempos de cambio. Se pierden las viejas huertas del entorno de las ciudades por la voracidad de un urbanismo descontrolado fruto del imperio del ladrillo como modelo económico. Y, al tiempo, se vive un auge de los pequeños huertos urbanos. Hay demanda de parcelas en las que cada cual pueda cultivarse sus hortalizas, salir un rato al campo, aunque pase al lado un cinturón de ronda. Los ayuntamientos lo conocen y ofertan huertos sociales. Quien no puede se prepara un huerto en la terraza, en el balcón. En las grandes superficies venden jardineras y sistemas de riego, en internet hay foros y listas de neohortelanos. Un furor.

Son los nietos de los que dejaron el pueblo para buscar futuro en la ciudad. Sus padres recogieron durante años la fruta del viejo manzano o las nueces de aquella noguera del ribazo, aún intentaron mantenerlos en sus viajes al pueblo, en unos viajes cada vez menos frecuentes, cada vez más breves …. Los nietos, que se han criado en la ciudad, que han estudiado, han recorrido mundo, tienen o buscan un buen trabajo en la ciudad, saben de economía o de fotografía, acompañaron al abuelo al hortal cuando eran niños. Aquellas semillas están germinando. La “mermelada de moras” de La Ronda de Boltaña.

DSC_6556

Hoy los abuelos nos han dejado. O están ya demasiado mayores para bajar al huerto.

Un paseo por las vegas de muchos pueblos revela los cambios que se están produciendo en los últimos treinta años. Tal vez alguno más.

Este mes de julio pudimos recorrer la vega de Cutanda.

Un precioso y cuidado hortal resplandecía entre el herbazal. Cebollas, judieras, borraja, coles, calabaceras, pepineras, acelgas, tomateras …. se distribuían ordenadamente en los caballones de cada parcelica. Cuidados frutales se repartían aquí y allá. Un depósito de plástico permitía acumular el agua, sobre todo en veranos secos. La acequia estaba limpia y corría el agua. Era un primor.

DSC_1933

En aquella parte del término era el único huerto cuidado. La obra del último resistente.

En los huertos de su alrededor, la situación era otra como muestra esta imagen: la naturaleza sigue sus leyes.

DSC_1935

En los primeros años se desarrolla una alto y denso herbazal en el que predomina la cañiguerra o cicuta (Conium maculatum), una umbelífera de blancas inflorescencias, y diversas gramíneas jugosas, que aprovechan la proximidad del nivel freático.

DSC_1934

En una siguiente etapa se produce el avance de los arbustos espinosos que crecían en los márgenes de las fincas siendo común el desarrollo de zarzales o, como puede verse en la fotografía, o de cirojales. Este frutal era cultivado para producir los apreciados ciruejos, variedad tradicional de ciruela de pequeño tamaño y sabor dulce. En este caso ha ocupado ya la mitad de la finca.

DSC_1936

La mano del hombre se va borrando incluso en las inmediaciones de los pueblos. La naturaleza, pródiga donde abunda el agua, pone en marcha los procesos de sucesión ecológica restableciendo unos paisajes que hacía siglos no se conocía. Los ruiseñores ganan. La memoria humana pierde.

sábado, 12 de octubre de 2013

EL VIAJE DE LAS GRULLAS (POR LOS VALLES NAVARROS PIRENAICOS II)

El Pirineo Navarro es suave y muy accesible, al menos esa es la sensación que nos transmite a los aragoneses, acostumbrados a los grandes y remotos picachos rocosos de nuestros Pirineos.

Imagen 282

No solo son montañas de menor altitud, también su relieve es más suave y aparecen cubiertas por densos pastizales con un ambiente húmedo más marcado consecuencia de su mayor cercanía al mar Cantábrico.

Imagen 311

Estas montañas crean divisorias muy definidas entre el territorio francés y el español y son el escenario del paso migratorio de abundantes aves que aprovechan estos corredores a menor altitud, según sean las condiciones meteorológicas.

Uno de estos pasos migratorios más emblemáticos tendrá lugar a lo largo de estas próximas semanas, con el elegante vuelo de los bandos de grulla común. Estos pasos son bien conocidos en aquellas tierras que solamente verán a las grullas surcando sus cielos, la parada y fonda de nuestra ave estrella será Gallocanta.

Sin duda deben ser momentos especiales ver pasar los bandos y oír las grullas entre la quietud de los pastizales, entre cencerros y mugidos o bajo la lluvia mágica de hojas del hayedo. Quizá muchas veces ni se vean pues los vientos del norte suelen traer nubosidad baja a estas montañas.

Imagen 213

Panel interpretativo en el puerto de Ibañeta (1.056 metros) en la carretera entre Roncesvalles y Valcarlos

Son pasos que deben ser más utilizados en primavera, con vientos de sur y sureste que despejan los cielos y llevan a los enormes bandos a esa zona tras cruzar la Ibérica y las Cinco Villas, camino de los primeros lagos occidentales franceses primero y de las tierras del norte de Europa pocas semanas después.

Imagen 214

miércoles, 9 de octubre de 2013

ANOTACIONES DE UN NATURALISTA DESPISTADO: ARAÑAS TIGRE

A cualquier persona en sus cabales le daría un soponcio de toparse con una araña tigre. Yo no debo estarlo: en su compañía jamás he sufrido uno. De hecho, he de admitir que estos enormes arácnidos me fascinan. Paso tiempo y tiempo observándolos absorto, admirando sus formas y tonalidades y tratando de obtener la mejor instantánea posible, dadas las limitaciones de mi equipo fotográfico. Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que las ArgiopeA. bruennich, A. trifasciata y A. lobata-, son unas arañas que no pasan, en absoluto, desapercibidas, ya sea por el tamaño de su resistente tela o por el suyo propio el cual, tomando en consideración la longitud de las patas, puede alcanzar un diámetro de unos diez centímetros. Pero, sobre todo, no lo hacen por sus colores, por los que reciben el apelativo de arañas tigre.

Foto1 

Foto: Diego Colás

La primera vez que oí hablar de uno de estos arácnidos fue por mi buena amiga Nuria, la pobre se había dado de bruces con una hembra de Argiope bruennichi en el hortal –los machos son muchísimo más pequeños, lo del patatús es complicado con ellos-. Cuando pudo sacarse el miedo del cuerpo, tomó una foto, la publicó en la red y yo ya no tuve paciencia con esperar a verla. Fui desafortunado, para mi desgracia el animal puso sus ocho patas en polvorosa antes del feliz encuentro. Algún tiempo después la alegría llamó a mi puerta en los sotos del Jiloca. Aquel tropiezo fue el primero de muchos, de tantos que ya no me parecen tan excepcionales las citas, aunque me sigan emocionando.

El arácnido es de muy fácil identificación por el color amarillo de su abdomen, recorrido por negras líneas sinuosas que le dan el aspecto atigrado que luce, igualmente, en sus patas pardas con anillos negros. Construye su tela, en la que se tiende cabeza abajo y que es también sencilla de reconocer por el estabilimento –zigzag de tejido que refleja los rayos ultravioleta y que contribuye a asegurar las capturas-, entre las hierbas altas y húmedas cercanas a la ribera. Suelen tejerlas muy próximas entre si, siendo, en consecuencia, habitual ver más de un ejemplar en el mismo sitio, cada uno en su seda. Me aventuro a plantear la hipótesis de que el motivo sea aprovechar los “túneles” que permite la vegetación, por los que seguro transitan con frecuencia los insectos que habrán de servirles de comida. En otro estado de cosas, si nos ponemos exquisitos –muy exquisitos, es cierto-en el anverso del abdomen deberíamos identificar las dos aberturas que delatan un solo par de pulmones y el epigineo –abertura genital femenina de las arañas- en forma de lengüeta característico de la A. bruennichi y que permite diferenciarla de las otras dos representantes ibéricas del género. Aunque para estas exquisiteces deben apasionarnos las distancias cortas, lo que obliga a superar importantes barreras, algo que no está al alcance de todos.

Foto2

Foto: Diego Colás

Una vez dejados atrás los días de buen tiempo, soy consciente de que mis encuentros con las arañas tigre pasaran a mejor vida. Mi tío, que se lo pasa pipa viendo como el urbanita de su sobrino se entusiasma hasta lo insospechado y da voces y reparte alaridos con cada ejemplar que tiene la oportunidad de ver, también habrá de buscarse otro divertimento. La promesa de la primavera nos obsequiara, sin perjuicio de lo anterior, con nuevas y emocionantes citas que habremos de celebrar como se merezcan.

Diego Colás

domingo, 6 de octubre de 2013

EL GERANIO DE BENEDICTO

Mañana fresca de septiembre. Recorro con José Antonio Sánchez la ribera del río Pancrudo, entre las desembocaduras de La Riera (el Regajo de Navarrete) y la de la rambla de Cuencabuena, junto a Lechago.

A pesar de lo seco que está siendo el verano en esta parte de la cordillera Ibérica, el río Pancrudo y los dos afluentes nombrados mantienen un caudal inusual para estas fechas. Tenemos problemas para cruzarlo si no queremos descalzarnos. No está siendo un mes de los que se ajustan al refranero:

Septiembre, o seca las fuentes, o se lleva los puentes.

Las nieves del pasado invierno, una vez infiltradas entre las margas y las calizas miocenas que constituyen estos montes, afloran en el lecho de los riachuelos y en los manantiales varios meses después. Este río tiene un régimen fluviokárstico.

La proximidad del freático aporta la humedad que necesita los micelios de las setas de chopo, que surgen en tocones y en troncos caídos, siempre que no estén demasiado descompuestos. Nos llevamos algunas para la cena.

DSC_7747

La vega del Pancrudo tiene un intenso aprovechamiento agrícola. Sin embargo, el margen de las fincas no suele llegar hasta el mismo cauce habiendo quedado una banda de anchura variable dedicada al pastoreo y a la producción de vigas y mimbres mediante el cultivo de chopos cabeceros y de sabimbres trasmochos. Bajo el dosel de estos árboles se desarrolla un herbazal compuesto por juncos, jugosas gramíneas, adelfillas y otras plantas higrófilas y nemorales.

Una de las más destacables es el geranio de Benedicto (Geranium benedictoi).

DSC_2577 

Es una planta delicada que se eleva sobre el suelo entre los 20 y los 60 centímetros. Sus finos tallos mantienen unas grandes hojas de contorno redondeado y de limbo profundamente hendido en un conjunto de lóbulos que, a su vez, se dividen nuevamente.

DSC_2581

Sin embargo, la fragilidad de la parte aérea contrasta con la robustez de su grueso y lignificado rizoma. Una adaptación ante las eventuales crecidas de estos ríos de régimen mediterráneo, como el Pancrudo, conocido por sus gentes con el inequívoco nombre de “Matapanizos”.

Los tallos terminan en unas inflorescencias laxas y altivas que mantienen no más de una decena de flores. Estas tienen cinco pétalos de color lila surcados por unos nervios morados que le otorgan un aspecto característico.

DSC_2571

Es una planta de floración tardía, que se produce entre los meses de julio y de septiembre, como es el caso. Este hecho contrasta con la fenología de buena parte las plantas de los densos sotos fluviales del Jiloca, los formados por olmos, fresnos y chopos, que optan por la estrategia de florecer en abril, antes de que los árboles completen su foliación.

En la comarca, las poblaciones conocidas de este geranio se encuentran en la vega del Jiloca (Fuentes Claras y Monreal del Campo), en otros enclaves húmedos al pie de Sierra Menera (Ojos Negros) y en la llanura de inundación del Pancrudo (Navarrete del Río). Prefiere sustratos básicos, con permanente humedad en el suelo y con sombreado parcial.

DSC_2601

Posiblemente se trate de una especie propia de las etapas intermedias de la sucesión ecológica en los sotos fluviales, etapas de cierta duración temporal por la recurrencia de las avenidas; o tal vez esté también adaptada a ocupar los márgenes de los huecos creados en el bosque tras la caída de los árboles. Estos requerimientos le han permitido prosperar cuando en tiempos históricos la acción humana ha ido transformando las selvas fluviales en dehesas de chopos cabeceros para aprovechamiento ganadero.

DSC_2584

Las flores, una vez fecundadas, originan unos frutos en los que las semillas se liberan por sí mismas, adquiriendo previamente la característica forma de pico de cigüeña (cuando están verdes) o de candelabro (conforme se secan) que tienen los geranios. Obsérvense los frutos que aparecen en segundo plano en esta imagen:

DSC_2572

El descubrimiento de esta planta fue un caso de lo que ahora llamamos ciencia ciudadana, es decir, la obtenida mediante la contribución de aficionados. Actual y felizmente en pleno auge en amplias áreas de las Ciencias Naturales, como la Astronomía, la Entomología o la Ornitología, por citar algunos ejemplos, lo que es fruto de una sociedad desarrollada, culta y científicamente avanzada.

Fue descrita en 1895 por Carlos Pau a partir de un pliego recolectado por Juan Benedicto cerca de Monreal del Campo. En aquel siglo las diversas ramas de las Ciencias Naturales comenzaban a florecer como ciencia ciudadana con la participación de algunas personalidades del medio rural dotadas de formación académica.

En concreto, en el área de la Botánica y dentro del marco geográfico del sur de Aragón y sus áreas de influencia, tuvo una etapa muy productiva de la mano de naturalistas como Francisco Loscos, José Pardo Sastrón o Carlos Pau que, estaban bien relacionados con otros investigadores de las universidades o de los museos, y disponían de una densa red de colaboradores locales (farmacéuticos, sacerdotes, médicos, etc.) en numerosos pueblos, que les procuraban el material de estudio en unos tiempos de escasa movilidad y de precariedad suma en recursos económicos para la investigación, pues casi siempre acababan invirtiendo sus ahorros en el objeto de su pasión.

Retrato de Francisco Loscos

Juan Benedicto, miembro de una saga de farmacéuticos de Monreal del Campo, encontró a nuestro geranio en Villacadima, paraje con abundantes prados húmedos situado en la ribera del Jiloca, aguas debajo de dicha localidad. Pau lo describió como una forma parecida a otro geranio, el Geranium palustre, a quien ya había visto en Fuentes de Rubielos, pero queriendo diferenciarlo le dio el rango de especie y se lo dedicó a un tiempo a su colaborador monrealense.

Los estudios de las últimas décadas, basados en los caracteres morfológicos, incluyen a este geranio en el grupo de Geranium collinum, dotado de una amplia variedad de formas. Coincide en numerosos rasgos, como son el tipo de pelos del tallo, pedúnculos y pedicelos, los sépalos pelosos en toda su superficie, la uña de los pétalos y los agudos lóbulos de las hojas. Sin embargo, difiere del mismo en un par de rasgos, la posición de los pedicelos en la fructificación y la pelosidad de los pericarpos, que se presentan en las poblaciones de la península Ibérica.

Por ello, mientras algunos investigadores lo consideran una subespecie denominándolo Geranium collinum benedictoi, otros como Gonzalo Mateo le otorgan el rango de especie nombrándolo como Geranium benedictoi.

DSC_2576

Subespecie o microspecie, este taxón es endémico de la cordillera Ibérica. Se ha encontrado en las provincias de Burgos, Cuenca y Teruel. Para esta se le conocen poblaciones en el valle del Mijares, en el del Alfambra y en el del Jiloca, donde fue descubierto. En algunas de las localidades tradicionales no ha vuelto a ser hallado, lo que puede deberse a una insuficiente prospección pero también hay que considerar que hayan podido desaparecer por cambios en el hábitat, bien por transformaciones agrícolas (Monreal del Campo), bien por la presión urbanística asociada al turismo (río Alcalá, en la sierra de Gúdar) o por otras causas que se desconocen (Fuentes de Rubielos). También es cierto que en los últimos años se han encontrado localidades nuevas para la especie, especialmente en el ámbito de nuestra comarca, como son las poblaciones de Fuentes Claras y la de Navarrete del Río-Lechago.

mapa G. benedictoi

Mapa de distribución de Geranium benedictoi: Fuente: Atlas de la Flora de Aragón

Pero aquel día las sorpresas no terminaron aún. Observando con detalle una de las plantas para su fotografiado encontramos una oruga de tonos verdes y listas dorsales que se disponía longitudinalmente a lo largo del peciolo de una hoja. El camuflaje era perfecto.

DSC_2578

Estaba cabeza abajo, sujetándose con los últimos apéndices abdominales y dejando libre la cabeza cerca de un verticilo de hojillas.

- Se tratará de un defoliador y estará comiendo, pensamos.

Una observación más atenta nos permitió ver que lo que le interesaba no eran las hojuelas ….¡sino otra oruga muy similar a ella que tenía sujeta en su boca!

DSC_2580

Efectivamente, se trataba de una oruga de menor tamaño pero de la misma especie. Le había perforado la cutícula y mostraba muy poca actividad. Tal vez estuviera muerta o adormecida.

¿A qué especie de lepidóptero le corresponde esta fase juvenil? ¿Es de dieta carnívora estricta o también incluye vegetales en su alimentación? ¿Sobre qué especies de vegetales se alimenta? ¿Se trataba de un caso de depredación? ¿Era un caso de cainismo? Una observación, muchas cuestiones.

Aquel domingo encontramos muchos ejemplares de geranio de Benedicto. Tal vez hayan favorecido a la planta las abundantes precipitaciones de invierno y primavera. Sin embargo, hallamos muy pocos ejemplares con esta especie de oruga. Es posible que el geranio no sea su planta nutricia, tan solo un soporte. Pero, encontrando solo dos de ellas …. ¡una estaba siendo parasitada o devorada por la otra!

Y es que, con un poco de suerte y observación detallada, no hay jornada de campo que no te depare una sorpresa.