Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

viernes, 11 de agosto de 2017

OTOÑO EN LOS VIÑEDOS DEL RIN ROMÁNTICO

Puente de Todos los Santos. Viaje familiar a Renania. Casi cuatro días para conocer ciudades y paisajes de esta región alemana. Documentación: Lonely Planet. Un acierto.

Dedicamos un soleado domingo para visitar el Valle del Rin Romántico (allí conocido como Valle Superior del Medio Rin), los 65 km comprendidos entre las localidades de Bingen am Rhein y Rüdesheim, en cabecera, con la ciudad de Coblenza, donde se le une el río Mossela. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2002 por integrar un paisaje cultural constituido por un conjunto de valores geológicos, históricos, agrícolas e industriales. Es uno de los destinos turísticos más famosos y populares en este país, sobre todo en verano y principio de otoño.

Cuando definimos la ruta no éramos conscientes de que paisajísticamente los primeros días de noviembre es una de las épocas del año más apropiadas para visitar este territorio. Fue una afortunada casualidad. Esos días los viñedos mostraban unos tonos dorados que contrastaban con el pardo de las pizarras sobre las que crecían. Era de una gran belleza.


Este paisaje cultural se extiende por 27.250 hectáreas de la región de Renania-Palatinado. En las inmediaciones del valle afloran unas pizarras, obtenidas tras el metamorfismo de sedimentos limosos y arcillosos depositados hace entre 410 y 360 millones de años (Devónico). Son los responsables, en buena medida, de la calidad de sus vinos. 

Emergidos durante la orogenia Herciniana (Carbonífero), estos materiales sufrieron, mucho tiempo después, durante el Mioceno (hace entre 23 y 5 millones de años), los efectos de un hundimiento de la corteza terrestre originado por la presencia de una columna ascendente desde el manto terrestre en el oeste de Europa, entre los actuales Golfo de Valencia y valle del Rin. Ello originó una alargada depresión: una fosa tectónica (graben). Como la del valle del Jiloca, pero a una escala mayor.

Al norte de esta depresión las aguas recogidas en los Alpes se encaminaron hacia el Mar del Norte originando el río Rin. En esta larga garganta, que llega alcanzar los 200 metros de caída en algunas zonas, la erosión ha ido regularizando los escarpes generando formas suaves pero, aún así, resisten escarpes y peñascos.


El valle del Rin, desde épocas prehistóricas, ha sido un importante eje de comunicación. Actualmente, son navegables más de dos tercios de sus 1.233 km siendo la vía fluvial de mayor densidad de tráfico en el mundo. Considerada como aguas internacionales para Holanda, Alemania, Francia y Suiza, es la salida directa al mar del país helvético. Pudimos comprobar el continúo tránsito de barcazas en ambas direcciones.


e igualmente, un importante eje ferroviario en el corazón de la Alemania occidental, en su región más próspera ...


A estas dos vías de comunicación, la ferroviaria y la fluvial, hay que sumar las dos carreteras que siguen en paralelo y sin conexión (pues no hay puentes) por las respectivas orillas.

Un lugar de gran interés histórico y cultural, muy bien comunicado y en una de las zonas más densamente pobladas de Europa implica, necesariamente, un desarrollo turístico importante. Un dato. La localidad de Rüdesheim (9.913 habitantes), recibe anualmente a tres millones de turistas. En aquel domingo, nosotros vimos visitantes en los pueblos que visitamos a otros visitantes, además de hoteles, restaurantes y tiendas de recuerdos, pero no tuvimos esa sensación de agobio turístico. Seguramente por la época del año en la que estábamos. 

El control de esta vía de comunicación y su carácter fronterizo favorecieron la construcción de una serie de fortalezas dispuestas en ambas riberas del río y a muy poca distancia entre sí.


Un flujo comercial tan importante iba asociado al cobro de impuestos sobre las mercancías.

Uno de los castillos más famosos del valle es el de Pfalgrafstein, que fue levantado a principio del siglo XIV sobre una isla en medio del Rin con el objeto de cobrar tributos a las embarcaciones. Esta fortaleza en forma de nave, ha resistido tanto las crecidas del río como a los diversos ejércitos que por allí han pasado. Hoy es un popular museo.


La mayor parte de estos castillos fueron destruidos por las tropas francesas durante la Guerra de los 30 Años, una especie de guerra global europea del siglo XVII entre la entente del Sacro Imperio Romano Germánico y los reinos de España, por un lado, y la emergente Francia de Luis XIV por otro, pero que implicó a casi todos los estados. 

A principio del siglo XIX, en pleno Romanticismo cultural, estos castillos ruinosos y el cañón del Rin fueron redescubiertos por poetas y pintores, promoviéndose su reconstrucción desde la joven monarquía prusiana resultante de la unificación alemana. Muchos de ellos son hoy hoteles o museos. Son el icono de este paisaje cultural. 
 

Bosques caducifolios, extensos viñedos, pueblos bonitos, altivos castillos y el gran Rin conforman este paisaje.
 

Teníamos el día entero pero había que definir la ruta. Decidimos continuar por la margen izquierda del río evitando el uso del ferry. Y evitar la turística y medieval Rüdesheim. El primer contacto con la vid tuvo lugar al pie del castillo de Burg Reichenstein.

Viñedos en espaldera, todos de la variedad riesling, una uva blanca propia del valle del Rin que resulta característica por su aroma y su transparencia. Es la variedad de uva más extendida en Alemania. 

 

Las cepas eran altas, adaptadas para la mecanización en la vendimia.


Cada cepa, con su tronco alto, con sus sarmientos, parece un pequeño árbol trasmocho.  


Nos acercamos a Bacharach, un pequeño pueblo que decidimos conocer mejor. La cultura del vino, de origen milenario (la colonización romana), quedaba de manifiesto en los comercios, restaurantes y en los murales ...


Es un pueblo amurallado que ha ajustado su desarrollo urbanístico al espacio disponible. Ofrece muchos edificios antiguos y numerosos rincones con sabor entre sus callejas ...

  

que parecen salidos del cuento de Hansel y Gretel ... 


Sobre una colina se yerguen los restos de la capilla de Werner. Este monumento de estilo gótico tiene una larga historia.


Werner era un adolescente que trabajaba como jornalero en los viñedos de unos judíos. Apareció muerto, abierto en canal, desangrado y colgado de un árbol cabeza abajo, el Jueves Santo de 1287. Un crimen que parecía ritual. En una época de intenso antisemitismo y en un momento en que hubo algunos crímenes similares en otras zonas de Europa, se acusó sin fundamento a la comunidad judía local, iniciándose una persecución popular que acabó con las poblaciones de hebreos en el valle medio y bajo del Rin. En el pueblo Werner fue considerado como un santo y un mártir, a pesar de que el rey intentó -sin éxito- hacer desaparecer los restos. 

Dos años después se inició la construcción de la citada iglesia con la intención de guardar los restos del joven Werner y fomentar las peregrinaciones que ya estaban realizándose. Al poco se detuvo el culto y la construcción. En 1426 se relanzó la veneración y se concluyó la iglesia, sin embargo los papas de Roma fueron reacios a su canonización, a pesar del monarca y del pueblo, que lo consideraba una santo propio, San Werner de Oberwesel. Actualmente está recogido en el santoral alemán y es el patrón de los viticultores y bodegueros. La iglesia, al igual que los castillos, también fue destruida por los franceses en la Guerra de los  Treinta Años.

A principio del siglo XIX, esta valle fue descubierto por los viajeros románticos convirtiendo su imagen en un icono del espíritu romántico que se extendía entonces por Europa.


En las estrechas calles de Bacharach no llegaban los rayos solares. Hacía frío. 


Por el camino dimos con el centro social de la iglesia protestante. Un cartel de bienvenida a los refugiados dejaba clara la postura de apuesta decidida por la solidaridad y, al tiempo, el debate social que se produce en Alemania en torno a la capacidad de acogida y a su integración.


Fuimos remontando hacia una puerta de salida por la que nos acercamos a las murallas para ganar altura y contemplar el paisaje.


Los viñedos descendían por las laderas.


Eran plantaciones jóvenes. Aún quedaban algunas uvas. Las probamos. Dulcísimas. 


A través de un sendero nos acercamos a una torre de vigilancia.


La sombra del monte resaltaba la afilada torre de la iglesia y el verdeamarillo de las vides ...


La viña prospera muy bien en estas laderas de orientación sur que les ofrece la sobrexposición precisa para conseguir el número de horas de luz y, por consecuencia, el grado de glucosa del mosto para conseguir vino de una mínima graduación. 


Terminamos la ruta pasando junto a otra restaurada torre ...


Y seguimos por la carretera en paralelo al Rin. Pequeños pueblos, castillos y más viñedos. Este valle tiene un microclima especial que permite el cultivo de plantas que requieren humedad y temperaturas templadas, como el limonero o del kiwi. Sorprendente, para estar a la latitud de Bruselas.

Como también nos sorprendió el pensar que la altitud es de tan solo 70 m.s.n.m. a pesar de que al río le faltan casi cuatrocientos kilómetros para llegar a su desembocadura en el mar del Norte. 

Viniendo de una tierra de viñas no deja llamarte la atención estos cultivos. Tan al norte, tan cuidados, tan intensivo, tan alemán ...

Casi nos alegramos, por recordarnos al mundo mediterráneo, cuando encontramos viñas en pequeños bancales sujetos con muro de piedra ganados al bosque y encajados entre peñas ... 


O el intenso aprovechamiento de algunas laderas en las que los bancales no ofrecían espacio más que a un par de líneas de cepas ...


El sabor del riesling que pedimos aquellos días traía el recuerdo de aquella luminosa mañana entre viñas doradas. ¡Cuánto debemos a los romanos!

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