Hace unos años comenzaron las obras del pantano de Lechago. Más de 1 siglo de reivindicaciones del Bajo Jiloca y otro tanto de controversia terminaban con el desvío de la carretera, la construcción de la presa, el abandono de los cultivos y la eliminación de la vegetación arbórea y arbustiva del vaso del embalse.
Hoy, ya finalizadas las obras, nos sorprenden las noticias de repoblación forestal en la cola del pantano y en la desembocadura de la rambla de Cuencabuena. Toda la vegetación arbórea que las máquinas pesadas se llevaron un mal día en la zona de la cola hoy se quiere volver a implantar. Se eliminaron varios ejemplares de chopo cabecero monumentales y sauces trasmochos en toda esa zona, para nada. Destruir por destruir. Ahora vuelta a plantar.
Acaban con parte de nuestro patrimonio, historia y naturaleza, transforman nuestro paisaje, deshacen y hacen a su gusto y antojo. No contamos para nada. Tampoco habrá mano de obra de la zona, algo que por lo menos vendría bien con la actual situación de desempleo.
Por no hablar de las "medidas compensatorias"... ¿Se pueden hacer las cosas peor?
3 comentarios:
Tristemente se pueden hacer las cosas peor, y encima muchas veces se hace.....ahí radica lo triste del asunto
saludos
Por no hablar de alteración de la dinámica fluvial, un motor en el funcionamiento ecológico del río aguas abajo de la presa.
Tristemente las obras humanas destruyen la naturaleza y asi seguira siendo hasta nuestra extinción.
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