Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

domingo, 23 de octubre de 2011

AVUTARDAS EN EL JILOCA

Cuando las hojas de los chopos cabeceros ya empiezan a amarillear en las riberas y los primeros bandos de grullas nos anuncian la proximidad del invierno, otros habitantes singulares del Jiloca están a punto de abandonar nuestras tierras hasta la primavera que viene. Nos referimos a las avutardas, la mayor de la aves voladoras de España.

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A pesar de no contar con los efectivos de otras poblaciones peninsulares, como las de Castilla-León o Extremadura, Aragón aún presenta dos núcleos reproductores estables, incluso con efectivos ligeramente en alza. Uno de ellos se encuentra en tierras monegrinas, el otro en la cuenca de Gallocanta y la vecina provincia de Guadalajara. Durante los meses reproductores, allá para el mes de marzo, los machos se aproximan a sus territorios de cortejo o leks, donde acudirán las hembras para ser copuladas. Es este el punto álgido del ciclo anual de una de las aves más hermosas de nuestra fauna. Luego las hembras, con el inicio de una nueva vida en su interior, podrán irse lejos, muy lejos, en busca de un lugar para instalar su nido. Algunas lo harán en el Campo Visiedo, otras no recorrerán tanto espacio y se quedarán por los alrededores del lugar de cortejo.

Unas y otras, al final de la primavera o entrado ya el verano, traerán al mundo a sus polluelos, generalmente dos o incluso tres. Muchos de ellos morirán víctimas de la depredación, pero los que sobrevivan formarán con las hembras los bandos de varias decenas de individuos que, si estamos atentos, podremos observar al circular por alguna de nuestras carreteras y caminos rurales entre los meses de agosto y octubre. Diecisiete vimos el pasado día veintiuno de octubre bajando el cerro de Santa Bárbara camino de Torralba de los Sisones. Quince habíamos visto antes el seis de octubre en Bello. Meses más tarde, sólo unos pocos individuos afrontarán la crudeza del invierno turolense.

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Estudios científicos con marcaje de individuos concretos han permitido conocer la procedencia de buena parte de estas avutardas que cada primavera regresan al núcleo reproductor de Gallocanta-Guadalajara: la Comunidad de Madrid.

Todo lo expuesto puede encontrarse de forma más detallada en el penúltimo “Rocín” (Anuario Ornitológico de Aragón), donde Javier Sampietro Latorre, Enrique Pelayo Zueco e Ignacio de Navascués y Gasca, hicieron un meticuloso resumen del estado y dinámica de las poblaciones de avutarda en nuestra Comunidad Autónoma.

Rodrigo Pérez

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