Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

miércoles, 21 de diciembre de 2011

ARQUETAS DE REGISTRO, TRAMPAS MORTALES PARA LOS ANFIBIOS

En Perales del Alfambra, muy cerca de la preciosa ermita de Santa Bárbara, hay una pequeña balsa en pleno secano cerealista. Hace de colector de dos acequias: la de los Trigales de las Cañadas (que procede de la masada de Villarrubio) y la de la Vega (que recoge las aguas que le llegan de Fuentes Calientes y desde Cañada Vellida.

Tiene los márgenes recrecidos y funciona como un abrevadero para los ganados de la zona, antaño tan importantes y famosos en esta comarca. Una arqueta de obra protege un sistema de tubería y llaves de registro que regulan la distribución del agua que recibe este humedal.

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Con esa curiosidad que nos caracteriza a los humanos levantamos su tapadera mediante una recia cuerda para ver su interior pues en muchos casos se encuentran pequeños animales protegidos de la sequedad o de las bajas temperaturas.

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En el fondo, entre los tubos y las llaves encontramos los restos de numerosas ranas comunes. Contamos cuarenta y ocho.

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Eran ejemplares adultos, de buen tamaño, que estaban ya secos y tiesos. El desarrollo de hongos (¿o bacterias?) descomponedores sobre su piel les confería un color amarillento sobrevenido. Nos sorprendió que no fueran insectos carroñeros los que hubieran dado cuenta de los tejidos de estos cadáveres. Tal vez no resulte de su agrado un ambiente fresco y oscuro. No sabemos.

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Algunas de las ranas de la charca accederían a la arqueta por el orificio y, una vez dentro, serían ya incapaces de superar el metro largo de pared vertical funcionando este hueco en el suelo como un sumidero.

Y no solo para las ranas, pues también encontramos un sapo común, nuestro zapo . Este tuvo más suerte con nuestro encuentro. José Antonio lo sacó y lo depositó cerca de la orilla. A pesar de lo que aparente en la foto, estaba muy flaco, casi en los huesos.

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En cuatro zancadas se zambulló en el agua de la charca. Nos quedamos con la duda de si sobrellevaría la inminente helada de la noche. Seguramente la temperatura del fango del fondo, unos cuatro grados, será algo más agradable que los varios grados bajo cero de la superficie del suelo.

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En cualquier caso, ahora ya tenía más opciones para elegir su destino.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Otras trampas son:pozos,zanjas,aljibes,pasos canadienses y basculas de los pueblos ,el mejor sitio para encontrar zapos y culebras ,pero ojo tambien la venenosa víbora hocicuda

Zapero. dijo...

Sí desgraciadamente son autenticos manjares herpetologicos para los naturalistas, esas basculas que encontramos en las entradas de los pueblos,por la renglija del entorno caen de pequeños los animalicos y no pueden salir.