La paloma torcaz es una de las aves más características de los ambientes forestales en la comarca. Raro es el paseo por un soto, un carrascal o un pinar que no nos ofrezca la posibilidad de escuchar el ruidoso aleteo de los turcazos en su huida. Pero, casi siempre se trata de un ejemplar aislado o de alguna pareja en su territorio. Como mucho algún grupo familiar al principio del verano.
Hace unos días, dando una vuelta por el paraje de La Pasiega, en la margen izquierda del Jiloca (a la altura de El Salobral), pude observar varios grupos de unas aves más grandes que un estornino. Sobrevolaban unos campos rodeados de pequeñas choperas. Acercándome comprobé que se trataba de palomas torcaces. Habría unas doscientas cincuenta. Descansaban en los árboles y en los rastrojos alrededor de un cultivo de girasol.
Era un campo grande en el que crecían unos girasoles con unas tortas enormes. Tan grandes eran éstas, que el viento había derribado buen número de ellas pues las raíces eran incapaces de mantenerlas sobre la tierra mojada. Las palomas levantaban el vuelo, sobrevolaban la zona y volvían, no terminando de alejarse. Estaban aquerenciadas.
No es muy habitual observar una concentración así en nuestra zona.
Es probable que se tratara de un bando en plena migración. Habría que confirmarlo. En cualquier caso, no es común el paso migratorio en esta zona, algo alejada de las rutas más occidentales que toman los turcazos tras cruzar los collados del Pirineo Navarro.
Este año hay bastantes campos sembrados de girasol en la comarca. Al margen de cuestiones económicas, una de las razones se encuentra en los problemas que hubo para la siembra de cereal en otoño que dejó muchas fincas sin preparación como pudo leerse en Diario de un paisaje.
Es posible que esta abundancia de girasol en el Jiloca haya animado a desviarse a las aves en su ruta hacia las dehesas y campos de Extremadura, Andalucía y Castilla. Según la bibliografía, las fechas más habituales de migración otoñal en Aragón es la segunda quincena de octubre. Este dato también coincide con la observación.
3 comentarios:
La verdad que ese cambio de comportamiento justo este año es muy curioso. Si que es cierto que hay más girasol que otros años pero... ¿cómo lo saben los bandos? El desvío es considerable...
Bueno, lo cierto es que hay un sector comprendido entre la Jacetania y el Moncayo que es atravesado por bandos de palomas torcaces. Habitualmente desde allí se desvían hacia el suroeste peninsular.
Puede ser que alguno continúe un poco más hacia el sur y se presenta en la cuanca de Gallocanta y el Jiloca.
Es posible que algunos ejemplares puede hacer de exploradores para el conjunto del bando y establezcan mecanismos de comunicación. Parece ser que en las grullas ocurre...
No conocía esta especie de ave, hay que cuidar nuestro planeta para que siga existiendo por muchísimo tiempo.
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