Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

sábado, 24 de abril de 2010

UNA MAÑANA RECORRIENDO LA LAGUNA DE GALLOCANTA (CURSO DE ORNITOLOGÍA DE LA U.V.T.)

El pasado sábado 17 de abril tuvo lugar la primera jornada de campo del 1º Curso de Ornitología Práctica que organiza y patrocina ADRI Jiloca-Gallocanta y la Fundación Universitaria Antonio Gargallo dentro de la XXVI edición de la Universidad de Verano de Teruel y que tiene por sede las localidades de Gallocanta y Tornos.

En las salidas al campo los profesores proporcionan técnicas de identificación de visu y de voz, métodos de censo, pautas migratorias, uso del territorio, rasgos del comportamiento, manejo de guías y otras destrezas para mejorar en el conocimiento de la biología de las aves, de su estatus y para favorecer su conservación.

Pero, además, es la ocasión de observar numerosas especies en estos días en que concurren los últimos ejemplares invernantes, las especies en paso migratorio y aquellas que han llegado para nidificar, que se añaden a las residentes.

Alumnos, profesores y guías nos repartimos en tres vehículos para evitar las concentraciones y facilitar la observación y el aprendizaje.

De mañana la sierra de Santa Cruz estaba completamente oculta por las nubes bajas. Como bien apuntó José Miguel Pueyo:

Cuando se toca Peñaltilla, mal día para la trilla

Significa que cuando se cubre de nubes, el monte de Peñalta (o Valdelacas, de 1391 m.) no va a ser un día soleado. Y así fue.

Kees Woutersen, seis alumnos y yo nos dirigimos hacia la loma de la ermita de la Virgen del Buen Acuerdo.

Junto al edificio pudimos ver colirrojo tizón entrando al templo, lavandera blanca, varios grupos de gorriones chillones y algún gorrión molinero. En los montones de piedras chirriaba un triguero y otros muchos le respondían marcando su territorio; mientras tanto una pareja de collalba gris merodeada un muro de piedra seca que hacía de lindero entre dos campos.

Las piezas estaban sembradas de cebada y, sobre todo, de pipirigallo, aunque también había algún rastrojo y barbecho. Las alondras comunes cantaban en lo alto del cielo y costaban de encontrar y los pequeños grupos pardillos comunes se movían de un sitio a otro. Un macho de aguilucho lagunero sobrevolaba rasante los eriales, al igual que otro macho de aguilucho pálido, posiblemente un invernante rezagado. De repente, un macho de avutarda cruzó frente a nosotros dirigiéndose decidido hacia los lejanos campos de Gallocanta.

AVUTARDA COMUN MACHO

Macho de avutarda. Foto: Rodrigo Pérez

Cuando nos aproximamos al observatorio del Lagunazo de Gallocanta comenzó a llover. Bandos de gaviotas reidoras revoloteaban vocingleras sobre los prados y grupos de tarros canelos iban de aquí para allá. En las playas pudimos reconocer varios archibebes comunes, chorlitejos grandes, alguna avefría y un corregimos común. Dentro del agua, había una cincuentena de ánades azulones, dos parejas de ánades frisos y media docena de patos cuchara. Docenas de golondrinas comunes migrantes revoloteaban la lámina de agua.

Volvimos hacia Gallocanta y pudimos comprobar la acequia de La Cañada aún estaba seca, indicador que por el Campo de Used ha llovido, pero de forma moderada ya que este año está echada la Para de La Zaida y el agua procedente de la sierra se dirige hacia la laguna de Gallocanta.

En el observatorio de Los Aguanares, mientras seguía el chubasco, vimos sobrevolar un águila calzada y una garceta común. En los prados salinos descansaba alguna avefría y, más a lo lejos, varias parejas de azulones entraban y salían de las junqueras donde deben estar en plena cría.

ANADE AZULON

Preja de azulones: Foto: Rodrigo Pérez

Nos dirigimos hacia la fuente de El Cañizar (Tornos) donde se nos cruzaron varias calandrias comunes, algunas alondras comunes, varias parejas de chova piquirroja y algún triguero en los sembrados de cebada. Los chopos estaban recién escamondados, tarea necesaria para renovar un ramaje senescente y hacerlos cabeceros.

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Gaviota reidora. Foto: Rodrigo Pérez

Desde el observatorio dispusimos de una magnífica perspectivas de las aves presentes en los Lagunazos de Tornos y del paraje de El Poyo. Cigüeñuelas y avocetas recorrían pausadas las orillas del humedal. En el agua docenas de patos cuchara y de ánades azulones, además de algunos rabudos, cercetas carretonas, ánades frisos, fochas comunes y tarros blancos. Más gaviotas reidoras. A lo lejos, un par de cigüeñas blancas. En los prados correteaban un nutrido bando de estorninos negros mientras picoteaban en el cieno; sobre las cañas, con su plumaje exultante, los machos de lavandera boyera ofrecían su intenso amarillo.

AVOCETA COMUN

Pareja de avocetas. Foto: Rodrigo Pérez

Cruzando la Acequia Madre, ésta sí con un notable caudal, nos dirigimos hacia el centro de interpretación de Bello. Tras diversas actividades de refuerzo en la identificación acústica de las aves nos subimos al nuevo mirador cubierto, lo que nos protegió de la lluvia venteada y nos permitió introducirnos en la metodología para estudiar la distribución de las aves en el territorio y los programas (Invernantes, SACRE, etc.) que están en marcha. Desde allí, entre tanto, pudimos ver cómo ocho ejemplares de avutarda observando descansando los pavoneos de un macho solitario sobre un campo próximo. Cerca del agua, un grupo de 31 pagazas piconegras revoloteaban sobre el charco próximo, cerca de varias parejas de avefrías y un macho de aguilucho lagunero.

Tras pasar por Bello, cruzamos la Rambla de los Pozuelos, que drena los montes de El Pedregal y de Odón dirigiendo sus aguas hacia la laguna de Gallocanta.

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Rambla de Los Pozuelos (Bello)

En el vástago de un aspersor de un campo de La Pardina descansaba aquerenciada una hembra de cernícalo vulgar. Poco después un bando con una treintena de chorlitos carambolos en vuelo decidido hacia el sur nos sorprendió con un fulgurante y vertical descenso hacia una labor. Estas aves, recalan unos días en estas tierras para tomar un respiro en su vuelo hacia las tundras del norte de Suecia y de Rusia.

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Chorlitos carambolos. Foto: Ricardo Rodríguez

Las cebadas mostraban su retraso y los guisantes comenzaban a germinar.

En el observatorio de La Reguera nos sorprendió cómo se aproximaban a la vegetación de la orilla unos ochenta patos cuchara; también había otras anátidas aunque menos numerosos, como el ánade friso o la cerceta común. Como en otros parajes, buenos bandos de golondrinas revoloteaban la laguna cazando quién sabe que pequeños insectos voladores.

Camino del cruce de la gasolinera, aún vimos un gavilán, untar de cuervos y otro de corneja negra.

En total, 37 especies observadas en una mañana gris y lluviosa entre explicaciones, preguntas y otros aprendizajes. No está nada mal.

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Macho de sisón. Foto: Rodrigo Pérez

Si a ello, añadimos, el sisón que observamos el domingo por la tarde, podemos darnos una idea parcial de la avifauna que tiene estos días la laguna de Gallocanta y su entorno estepario.

3 comentarios:

Chabier dijo...

Hay que ver cómo en pocos días varía el nivel de la laguna de Gallocanta tras unas semans de lluvias.
El martes, Antonio Torrijo leyó la regleta situada frente al Balsón de Tobeñas (una de las zonas más profundas) que indicaba 58 cm.
El viernes volvimos de nuevo y marcaba 65 cm.
¡Siete cm. de nivel en tres días!

Fer dijo...

Se nota que el freático está muy alto en buena parte de la cuenca. El Barranco de los Pozuelos ya ha bajado unas cuantas veces lleno con las precipitaciones que se registran por Sierra Menera, sin ser éstas especialmente torrenciales.

Recordemos que la explicación oficial que se da de los altos niveles de Gallocanta en el pasado es precisamente esa, una etapa de lluvias muy importante que hace que el barranco de los Pozuelos se convierta prácticamente en río, y ante las lluvias que se producen en la zona el agua de dicho cauce llegue enseguida a la laguna, ya que al estar los acuíferos llenos la capacidad de infiltración es casi nula y el agua discurre superficialmente.

Esta primavera puede ser de récord en Gallocanta, siempre que mayo venga lluvioso...

Anónimo dijo...

Hermoso lugar, espero que no desaparezca por las actividades humanas.




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