Cuando llega esta época recuerdo con cierta nostalgia las tardes al sol del “barrio arriba”, antes y después del colegio, en busca de muretes donde poder coger algo de musgo para el Belén. Eran días brillantes, Navidad y vacaciones ya cercanas, la magia lo cubre todo a esa edad y la vida se adorna tanto que nunca jamás se olvida.
Los inviernos eran genuinos y las heladas nocturnas y las mañanas de niebla creaban condiciones de humedad propicias para la aparición de los briófitos que meses antes con los calores eran aparentemente inexistentes. Dondequiera que se asienten, los musgos requieren humedad para sobrevivir debido al tamaño pequeño y a lo delgado de sus tejidos, la carencia de cutícula (cubierta cerosa para prevenir pérdida de agua), y la necesidad de agua para que ocurra la fertilización. Muchos pueden sobrevivir desecados, recobrando todas sus funciones al cabo de algunas horas de ser rehidratados.
En umbrías, junto al río y la acequia de la Cangrejera y casi siempre en exposiciones norte, allí donde hubiese algo de roca o un murete ya viejo (incluso en cemento) podía encontrarlo. En días fríos la helada permanecía todo el día en estas zonas. Apenas caía la tarde y ya era misión imposible arrancarlo pues musgo y suelo formaban un ente indivisible de puro hielo.
Observa esta foto invernal del suelo en el hayedo del Moncayo:
En el hayedo los musgos cubren mucha más superficie de suelo. El ambiente más húmedo (propio de estas altitudes y exposiciones, así como de la naturaleza del arbolado, que deja pasar poca luz en su etapa vegetativa) propicia la aparición de una capa bien tupida de estos musgos, que no tienen nada que ver con los que vemos por los alrededores de nuestros pueblos. La poca antropización actual del medio crea también las mejores condiciones para el establecimiento de esta cobertura con aspecto suave y almohadillado.
Los musgos, aunque en principio carecen de protección legal, no deben utilizarse para adornar, ya que retienen gran cantidad de agua y crean un microambiente favorable para la germinación de semillas, por ejemplo. Una alternativa es sustituirlos por hojas secas y otros materiales naturales como piedras, palitos, ramas, etc.
¿Quiere decir esto que no podemos coger musgo para los Belenes? Pues hombre, esto como en todo, depende de la cantidad y del sentido común de cada uno. Por coger un poco tampoco pasa nada…
Lo principal y más valioso es poder seguir viendo la barba verde en nuestros viejos tapiales, muretes y rocallas. Incluso sobre nuestros árboles más emblemáticos.
¡FELIZ NAVIDAD Y FELIZ AÑO NUEVO A TODOS!
1 comentario:
Los preciosos musgos y liquenes incrustantes del muro,hay quien les llama mugre y con espátulas o choros de arena a presion los quitan.
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