Una buena parte de los campos se encontraban sembrados y en muchos ya asomaban las cebadas recién nacidas. En otros campos se veían labores de cultivador realizadas tras la siega con las cañas removidas y semienterradas. Por último, predominaban los rastrojos de cereal con ausencia de renacido y escaso desarrollo de la flora arvense por la escasez otoñal de lluvias.
Se trataba de realizar un transecto para el Atlas de Aves Invernantes que se viene realizando desde SEO-BirdLife durante tres años en ciertas cuadrículas (10 x 10 Km.) para conocer qué especies, en qué ambientes y en qué número invernan en el territorio español. Hay realizar 20 recorridos de 15 minutos anotando todas las aves que se observan durante el mismo, indicando en cada uno el tipo de ecosistema y las coordenadas.
El inicio fue impresionante. A distancia, en unos rastrojos situados al sur del antiguo aeródromo, se veían sobrevolar unos enormes bandos de alaúdidos formados en su mayor parte por alondras comunes y, en menor medida, por calandrias. Era difícil estimar el número pero podían ser bastantes cientos, tal vez un millar. Posiblemente fueran los primeros movimientos del día de una concentración de dormidero. Como se encontraban fueran del itinerario preestablecido, no tuve el problema de asignar una cifra.
A lo largo de la jornada volvía a encontrarme muchos pequeños bandos de alaúdidos. Tal vez algunos estuvieran formados o nutridos por ejemplares de aquella gran bandada.
Las alondras aguantan la proximidad humana y sólo levantan el vuelo ante la inminente llegada del paseante. Se agrupan en bandos de entre una y dos docenas. Son muy comunes en los secanos de la parte baja del valle aunque se aproximan a los montes donde no desdeñan los campos abancalados y en vertiente. En total se registraron 469 ejemplares.
Sin embargo la especie más abundante durante la invernada en estos campos es el pardillo común. En los amplios secanos se agrupan en pequeños bandos pero en los márgenes del valle en donde abundan los eriales con matorrales abiertos (salvia, tomillo y gramíneas xerófilas) forman bandadas que pueden superar los dos centenares de pájaros. En conjunto anoté 1098 individuos.
Por último, en los rastrojos, en los escasos pipirigallos y en los pequeños prados entre campos podían verse algunas bisbitas comunes casi siempre solitarias o en grupos muy pequeños.
Todos estos pájaros, que presentan tonos pardos en su plumaje, dependen para sobrellevar el invierno de las semillas de plantas silvestres que quedan en la superficie de los campos.
1 comentario:
Buen articulo, espero que este hábitat siga durando por muchos años para que podamos seguir admirando estas especies de aves.
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