El pasado sábado, tras la comida en Used y la visita de su preciosa nevera, nos dirigimos a la laguna de Guialguerrero con la intención de abordar el estudio de la avifauna de un humedal de pequeñas dimensiones, el contrapunto a la jornada matutina por la enorme laguna de Gallocanta.
La laguna de Guialguerrero tiene una extensión de 6 Has., tres metros de profundidad y una alimentación subterránea muy regular que le permite ofrecer hábitat a las aves acuáticas incluso en periodos de sequía, si bien entonces acusa el descenso de nivel.
Era una tarde fresca que amenazaba lluvia, como después ocurrió. Nos juntamos todo el grupo de alumnos, profesores y guías, además de algunos amigos que se sumaron a la actividad.
Nada más llegar, levantó el vuelo un bando de 73 grullas comunes que descansaban en los campos de su entorno. Mientras permanecimos en Guialguerrero estuvieron sobrevolando este paraje, tal vez esperando retornar tras nuestra marcha. Ofrecieron una buena oportunidad para su censo, entre la multitud de ojos dispuestos para ello.
Llamaba la atención el gran bando de golondrina común que sobrevolaba sin cesar la lámina de agua buscando alimento en momentos de inestabilidad atmosférica. Entre ellas se distinguía un avión zapador, ave presente en los pasos aunque no nidificante en la zona.
Focha común con su cría: Foto: Rodrigo Pérez
Sobre la laguna y muy repartidos había 9 somormujos lavancos, con ejemplares desplegando su comportamiento de cortejo. También muy dispersas estaban 20 fochas comunes, un zampullín común, 2 ánades azulones y 2 cucharas, casi todos machos lo que sugiere que puedan estar con nidos en plena incubación.
En los márgenes vimos un aguilucho lagunero, un cormorán grande y dos garzas reales, además de 7 lavanderas boyeras.
En estas fechas, aún se observan algunos de los últimos invernantes, aves en paso, residentes y estivales recién instalados.
Desde allí, nos acercamos a la Laguna de la Zaida. Este singular humedal sigue un régimen de inundación regulado desde hace siglos por los vecinos de Used mediante la construcción de una presa que desvía hacia la laguna de Gallocanta de los arroyos que proceden de la sierra de Santa Cruz. Este año la presa (“La Parada”, como así se llama) estaba echada y correspondía su puesta en cultivo. Así, la planicie de 200 Has. era todo un sembrado de cereal, con sus hojas altivas pero aún sin encañar por el retraso de esta fresca primavera.
En esta llanura cerealista pudimos reconocer a la calandria común, la collalba gris, la alondra común, el triguero, la tarabilla común, el aguilucho cenizo, la lavandera boyera, el gorrión chillón, la corneja negra y la golondrina común.
Lavandera boyera macho. Foto: Rodrigo Pérez
Sin embargo, en las aguas retenidas en la presa de La Parada había una activa comunidad de aves acuáticas de la que solo pudimos percibir una parte ya que la perspectiva era muy incompleta y la llegada de un aguacero nos obligó a retirarnos.
Pudimos observar archibebe común y claro, correlimos común, cigüeñuela, avefrías, pagaza piconegra, tarros blancos, azulones, cucharas, focha común, garza real, lavandera boyera y grandes bandos de golondrina común.
1 comentario:
Buenas fotografias, espero que estas lagunas sigan existiendo siempre.
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