El aligustre (Ligustrum vulgare) es un pequeño arbusto denso y ramoso. Sus hojas son redondeadas y con borde entero, tienen unos cortos peciolos y son caedizas, renovándose en cada primavera.
Crece en los márgenes de los robledales pero también entra a formar parte de los bosques de ribera bien conservados.
Ayer estuve recorriendo las orillas del Huerva entre Bea y Fonfría. En alguna zonas tranquilas crece un denso sotobosque bajo los grandes chopos cabeceros. Espinos, escaramujos, aligustres y cornejos forman una espesura que atestigua muy bien la retirada del hombre y sus ganados en estos territorios y la lenta pero implacable recuperación del bosque.
Estos días los aligustres muestran su follaje con un verde amarillento que presagia su caída otoñal. Ni siquiera los vientos de estos días han desprendido sus hojillas, bien sujetas al tallo por sus recios peciolos en los que está produciéndose la abcisión.
Al mismo tiempo muestran sus frutillos esféricos que tienen el tamaño de un guisante. Tienen el color negro y son muy brillantes, lo que les da un característico contraste con el verde de las hojas.
Dentro de unas semanas habrán sido devorados por los pequeños frugívoros forestales que se encargarán de diseminar sus semillas.
1 comentario:
Hermoso lugar, se ve que esta bien conservado.
Publicar un comentario