Son numerosas las entradas que hemos dedicado en este blog a los árboles trasmochos. Hoy vamos a contar la experiencia de una empresa forestal de Teruel en tierras guipuzcoanas, más concretamente en Aralar.
El parque natural de Aralar se encuentra en uno de los grandes macizos montañosos de la Comunidad Autónoma Vasca. Enclavado en el corazón de la comarca guipuzcoana de Goierri, es el más oriental de los que componen la divisoria de aguas cántabro-mediterránea y su orografía (10.971 ha) es compartida con territorio navarro. La cima del monte Ganbo (1.412 m) ostenta la mayor cota en su parte guipuzcoana.
Aralar es una gran meseta caliza horadada por multitud de simas, cuevas y ríos subterráneos. La actividad humana en la zona es muy antigua como atestigua la cantidad de monumentos megalíticos existentes, con la mayor concentración de dólmenes del País Vasco. Numerosos restos que muestran lo que fue la actividad humana de pastores y cazadores prehistóricos.
Una cuarta parte de la superficie del Parque está cubierta por hayas. La mayor parte de ellas se encuentran en la zona situada entre el puerto de Lizarrusti y Balankaleku, formando el hayedo más extenso de Gipuzkoa.
Además, si algo distingue a este entorno y lo hace único es el sistema silvopastoral que desde hace al menos 5.000 años alimenta la cabaña ganadera y la cultura pastoril, santo y seña de Aralar: pastizales, rebaños, majadas, dólmenes como Jentilarri y queso de Idiazabal.
Pero el pastoreo no ha sido la única actividad realizada por el hombre en la zona, ya que los recursos existentes no han pasado desapercibidos. Así, además del pastoreo, cabe destacar tanto la actividad minera como la explotación forestal.
Dentro de esa explotación forestal, destaca el uso de la madera de cientos de hayas trasmochas, una actividad de poda que se remonta siglos atrás para su uso en las carboneras. Y es que no es una actividad solo de esta zona, pues la presencia de hayedos trasmochos para su explotación en el carboneo se extiende por toda la cornisa cantábrica y se aplica a distintas especies: robles, castaños, sauces, etc.
La época de auge de la explotación tradicional de estos hayedos parece remontarse a la segunda mitad del siglo XVIII. A mediados del siglo XIX la sustitución del carbón vegetal por el mineral afectó de manera decisiva a estas prácticas culturales, de manera que el trasmocheo quedó como una actividad residual y a muy pequeña escala, viéndose reducida poco a poco hasta nuestros días (¿de qué nos suena ésto?).
Actualmente la administración vasca, consciente de la importancia de la pervivencia de los bosques trasmochos como parte de su historia, tradición, cultura y naturaleza, ha planteado con gran acierto la necesidad de aplicar políticas activas en torno a los árboles trasmochos al calor de programas Europeos, como el programa LIFE. El objetivo, por un lado, es proteger las masas forestales trasmochas existentes, y, por otro, crear nuevas masas, aplicando la técnica sobre nuevos plantíos y árboles jóvenes.
Más concretamente, las actuaciones desarrolladas se enmarcan dentro de un proyecto europeo titulado “Manejo y conservación de los hábitats de Osmoderma eremita, Rosalia alpina y otros saproxílicos de interés comunitario en Gipuzkoa”. Se trata del programa LIFE+, un instrumento financiero de la UE con el que se pretende contribuir a la aplicación, actualización y desarrollo de las políticas comunitarias en materia de medio ambiente y conservación de la naturaleza.
Plano general con las zonas de actuación marcadas en rojo. Pincha para ampliar
Ortofoto a escala 1:30.000 donde puede apreciarse la distribución de la vegetación y las zonas de actuación
Son varias las zonas con hayedos trasmochos en el País Vasco. El proyecto LIFE abarca varias aunque las actuaciones aquí contempladas sólo se realizaron en Aralar.
La primera zona de actuación, en Arrastaran (también conocida la zona como Uidui) se localiza a unos 810 metros en un entorno adehesado de uso silvo-ganadero, amplios pastizales que forman uno de los paisajes más tradicionales de las montañas del norte de España, sobre todo en Guipúzcoa, Álava, Navarra, La Rioja y Burgos. Corresponde con el punto rojo situado más al norte en la imagen anterior, dentro de la Comunidad de Amezkete y Ordizia.
Txotxeta es un ambiente más forestal, un hayedo situado en ladera sur a unos 800 metros de altitud con algunas manchas de pinar de repoblación, aunque la zona de actuación se encuentra ya cercana al borde del bosque, a pocos metros del comienzo del pastizal que ocupa ya toda la zona alta. Pese a no formar un bosque tan numeroso de hayas trasmochas (tan solo hay algunos ejemplares aislados) el tamaño de estas es muy considerable. Esta zona está dentro del término municipal de Ataun.
La zona de Arrastaran es un pequeño valle entre pastizales de laderas suaves (antiguamente hayedos) donde encontramos un paisaje de espinos y arbolado disperso, que en este caso forma pequeños grupos de hayas y fresnos en torno algunas vaguadas.
Paisaje típico de la zona de actuación
Los fresnos son viejos ejemplares que nos recuerdan mucho a nuestros “chopos cabeceros”, tanto en su forma como en su aprovechamiento. Aunque a pequeña escala, su manejo no se ha abandonado ya que las ramas finas constituyen el forraje para el ganado en las épocas en las que el pasto escasea.
En el caso de las hayas, hace décadas que en esta zona desapareció su aprovechamiento. Actualmente son viejos árboles, con ramas de gran altura, que en muchos casos quiebran y terminan sucumbiendo. No obstante, este arbolado, aun muerto, sigue cumpliendo con funciones biológicas vitales.
Es en parte la filosofía de este proyecto: reiniciar el trasmocheo de hayas para favorecer su propagación (al disminuir la biomasa aérea y por lo tanto favorecer la insolación del suelo del hayedo), creando nuevos ambientes y aumentando la biodiversidad, dando una oportunidad a otras especies, tanto vegetales como animales, y especialmente a los insectos saproxilicos. Algunas de estas hayas morirán, pero no será un problema pues servirán de alimento y cobijo a especies como Osmoderma eremita, Rosalia alpina y otras, como mamíferos y aves.
En Arrastaran esta es la situación preliminar. Partimos de grupos de viejas hayas trasmochas con ejemplares muy concentrados donde sus copas apenas dejan entrar la luz solar. El sotobosque lo forma un suave tapiz herbáceo sin matorral debido en parte a este factor, pero también al pastoreo.
Se plantea desde la administración la necesidad de actuar en buena parte de este arbolado, que vemos esta vez desde ortofoto:
En Txotxeta la situación es similar, con mayor densidad de arbolado y el hayedo natural extendiéndose por la mayor parte de la superficie. Aquí son algunos viejos ejemplares trasmochos los que podemos encontrar de forma dispersa y restos de algunas hayas trasmochas monumentales.
En la ortofoto viene a ser aproximadamente la zona marcada con el punto rojo:
Los trabajos se desarrollan entre diciembre de 2010 y marzo de 2011, siempre que el tiempo acompaña, pues son zonas muy lluviosas y en ocasiones con nieve. Dadas las características de estos árboles y la escasa accesibilidad a los mismos se plantea la necesidad de podas mediante las técnicas de “Tree climbing”, técnicas de trepa aplicadas a la arboricultura, algo más lentas que la utilización de cestas pero con resultados muy buenos.
Para ello se emplean 2 operarios o “trepadores” que trabajan turnándose encima del árbol, con apoyo puntual de un técnico de trepa. Los trabajos consisten en la reducción de copa de todas las hayas en distintas longitudes, con el objetivo de asegurar la respuesta de las mismas a estas “cirugías” y ver cuál es el comportamiento de las mismas según la altura de corta, el número de ramas vivas dejado, etc. Se emplean “árboles testigo” cuyo desarrollo posterior a los trabajos se seguirá a lo largo del tiempo.
Se procuran dejar varios tirasavias, especialmente en las podas altas, para asegurar la buena respuesta de árbol ante la cirugía.
Para asegurar la máxima seguridad y por encima de los rendimientos de trabajo se estima un coste por jornal de cada operario, que será el mismo trabaje los árboles que trabaje. Esto asegura un rendimiento acorde con el tipo de trabajos a realizar, pues son trabajos en los que las prisas suelen ser malas consejeras.
Los trabajos se realizan según el protocolo de actuación de la empresa en este tipo de podas. El trepador asciende hasta lo más alto de cada una de las ramas con ayuda de cuerdas y comienza la tarea de reducción de copas mediante el apeo controlado de las mismas, todo ello vigilado y dirigido por su compañero, que actuará de recurso preventivo y salvamento en caso de producirse algún problema. Ambos trabajadores se van turnando en los trabajos para evitar la fatiga excesiva, pues el trabajo en lo alto de los árboles requiere unas perfectas condiciones físicas.
Los restos de corta y poda van quedando en el suelo. No se contempla su eliminación mecánica pues constituirán el hábitat y alimento de los insectos saproxilicos.
Más información y fotos: www.ancarsl.com y también en Facebook
Como hemos comentado anteriormente todos los restos se dejan en el suelo apilados, en principio una pequeña parte de ellos serán aprovechados como leñas por los vecinos aunque el grueso se deja in situ.
En primavera los trabajos se ven ya así:
Madera y ramas quedan junto al arbolado
Regeneración natural del hayedo. Los hayucos que antes no germinaban ahora son pequeñas hayas que tapizan los alrededores del arbolado que antes ensombrecían en suelo. Muchas de ellas serán los futuros árboles trasmochos del entorno.
Los hayedos trasmochos también se conservan en otros países europeos (Italia, Grecia, Bulgaria), aprovechándose del desmoche o poda periódica de las ramas para obtención de leñas, cabrón vegetal o bien favorecer la producción de fruto con el aclarado de las copas. Constituyen un refugio extraordinario de la fauna silvestre. Coleópteros saproxílicos, rapaces nocturnas, mamíferos de pequeño y mediano tamaño, etc.
Las actuaciones realizadas en la sierra de Aralar son a priori un ejemplo de “nueva gestión” de estos espacios que tienen en cuenta los múltiples criterios de conservación tanto del arbolado trasmocho como de las especies, en este caso, principalmente, insectos saproxilicos. Esta visión integradora, no sin dificultades (pues son muchos puntos de vista y opiniones las que entran en juego) permitirá un cambio en la concepción de estos espacios y un enriquecimiento en especies animales y vegetales, dándole continuidad además a un paisaje mítico de las montañas guipuzcoanas.
Un ejemplo también para todos los amantes de nuestros árboles trasmochos, en especial de nuestros chopos cabeceros.
Más información oficial acerca del Proyecto Trasmochos: http://www.trasmochos.net/
Más información acerca de técnicas y trabajos de arboricultura, trabajos en altura, etc.: www.ancarsl.com
Jesús López Ferreira (coordinador de equipos de corta y tala en dificultad)
Fernando Herrero Loma (I.T. Forestal)
1 comentario:
Si que fue mucho trabajo, pero vale la pena para mantener ese bonito lugar.
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