En estos días en los que el cierzo va amainando y las temperaturas remontan poco a poco se ha dejado ver uno de los elementos más curiosos y conocidos del saber popular en cuanto a meteorología se refiere: el cura Corbatón o “curica Corbatón”.
Cura Corbatón desde la cuenca de Gallocanta. Foto: Chabier de Jaime
Desde hace muchos siglos las gentes del campo han mirado al cielo con recelo, más aun llegada esta época, en la que la cosecha de todo el año estaba en juego en los valles y tierras altas de Teruel. Ya sabemos que vivimos en el territorio más tormentoso peninsular y eran frecuentes las grandes tormentas con abundante precipitación, descargas eléctricas e incluso el más temido de todos: el pedrisco.
Con los primeros calores se inicia la convección y es época en que las lluvias primaverales y la existencia de tapiz vegetal muy extenso mantiene muy bien la humedad atmosférica en días de poco viento. Esto, unido a la todavía existencia de aire frío en capas altas, facilita la formación de las clásicas nubes de tormenta primaverales y de comienzos de verano en buena parte de los sistemas montañosos, especialmente en la ibérica de Teruel y Zaragoza.
Las tormentas siempre han despertado temor y respeto en las gentes del campo. En la inscripción, cerca de la localidad de Blancas: Marco Sanche y Prieto de edad de 16 años fue muerto de un rayo a 8 de julio de 1867 RIP
Antaño, sin servicios de predicción meteorológica a corto ni largo plazo, la observación de los fenómenos atmosféricos y su relación con el tiempo y los meteoros debió de ir constituyendo un amplio fondo de sabiduría popular que pasaba de generación en generación, en un sociedad que vivía fundamentalmente de su propia producción agrícola y ganadera. Se trataba en su mayor parte de observaciones y localismos (“Si San Ginés se pone montera, ha de llover aunque no quiera” o “Si San Ginés asoma el gorro y Palomera la montera, pastores y labradores a la paridera”), muy enfocadas al tiempo en un lugar determinado. En general, determinadas pautas atmosféricas eran interpretadas como síntomas de cambio de tiempo.
Como en todo, a medida que la población se fue dirigiendo más a las ciudades y abandonando esa dependencia directa del campo, este tipo de información se fue perdiendo, aunque bien es cierto que perdura en parte gracias al refranero popular, muy pródigo en frases sobre el tiempo o el clima. Pero en general, las observaciones del tiempo entre la gente han quedado más bien para conversaciones de ascensor.
En el campo, incluso en el mundo rural actual, sigue siendo un elemento fundamental que rige el quehacer cotidiano. Y algunas de esas creencias no han desaparecido, este es el caso del cura Corbatón.
Hace unos años abrí un tema en un conocido foro de meteorología (antaño Meteored, hoy tiempo.com) en el que lanzaba algunas preguntas sobre esta denominación con el objetivo de localizar casos similares, o gente que lo conociese en primera persona. Efectivamente, comenzó a opinar gente que lo había oído, pero la sorpresa es que no todos eran del valle de Jiloca, donde estábamos muy acostumbrados a oírlo: en aquel foro se habló de tierras más lejanas e incluso comunidades limítrofes.
En 2006 (22 de julio) uno de esos días de cura Corbatón confirmado por un hombre mayor me decidí a sacar cábalas del por qué de ese nombre. ¿Era cosa del pueblo? ¿vivió algún día un cura de Corbatón? ¿quizá era el aspecto de las nubes?. Mediante un sencillo plano con las imágenes de Modis de ese día crucé las visuales de algunos lugares en los que me habían confirmado su conocimiento. El resultado fue muy sorprendente, quizá fruto de la casualidad, pero muy curioso:
Las nubes de ese día se distribuían en una línea regular que comprendía las visuales desde todos estos lugares, todas ellas pasaban por Corbatón con una gran precisión. La cosa era muy singular, sin duda. Pero todo apunta a pura casualidad.
Preguntando a amigos y conocidos también salieron varios lugares más o menos cercanos: Ferreruela de Huerva, Cariñena, Aguarón, Molina de Aragón, Gallocanta, Torremocha… incluso algunos otros mucho más lejanos ya como Medinacelli, en Soria. Muchos de estos lugares ya no cuadraban con la asombrosa teoría.
A la vez en el foro fueron saliendo otras explicaciones a partir de observaciones de gentes del terruño. En el Alto Jiloca parece ser que decían que el “cura Corbatón” existió en realidad y que el dicho puede ser perfectamente del siglo XIX. Al parecer, el cura en cuestión era de armas tomar y era famoso por la zona por su carácter, lo que empezó a asociarse (en este caso su figura) con el aspecto de las nubes de tormenta que aparecían por el este, y desde siempre se habla del cura Corbatón cuando los grandes cumulonimbus hacen acto de presencia hacia levante. También se les llamaba “torrejones”.
En Xiloca se cuenta que en Mainar se conoce a la nube como un sacerdote natural del Campo Romanos destinado en Corbatón, y que cuando "asoma" por encima de la Sierra de Cucalón representa al mosen echando un vistazo a su tierra. Un gran cumulonimbo en fase de crecimiento y los monaguillos a los lados (otros dos CB menores, en fase de crecimiento y a menor altura).
Por otro lado, en tierras de Molina contaban otra teoría, menos sugerente pero quizá más adecuada: parece ser que se le llama "cura corbatón " a los Cb Capillatus (capillatus en latín, pelo largo), la nube de tormenta por excelencia. Puede llegar a ser la más grande, ocupando todos los niveles de la troposfera en altitudes entre los 600 o 1.000 metros, y la parte superior puede alcanzar los 8.000, 10.000 e incluso 12.000 metros en nuestras latitudes, con su característico yunque blanco aplanado. Bajo la gran nube un amplio repertorio de fenómenos meteorológicos: viento, lluvia, granizo o pedrisco, rayos y truenos. ¿Y por qué esta nube? porque la base es negra o muy oscura (como la sotana del cura) y el yunque es blanco (como el alzacuello o “corbatón”). ¿Curioso, no?
Lo que parece claro es que se trata de un fenómeno propio de este sector del Ibérico. Curioso es también el hecho de que tenga el mismo nombre tanto en Castilla como en Aragón, lo que para algunos autores sugiere que el nombre puede ser anterior a la división política del territorio que conocemos actualmente.
Bueno pues resulta que la famosa nube o conjunto nuboso salió por el horizonte este la tarde del día 3 de junio. Y hoy las precipitaciones tormentosas han sido cuantiosas en buena parte del Jiloca – Gallocanta.
Lo que está claro es que estas formaciones nubosas tienen mucho que ver con el desarrollo del tiempo atmosférico días después. Nuestros antepasados así lo vieron y efectivamente, en una gran cantidad de casos su aparición en la lejanía del este indican lluvias, generalmente tormentosas.
El curica Corbatón, una vez más, no falló en estas tierras.
3 comentarios:
Ví y fotografie el díe 3 en cura Corbaton,cuando aparece a los 3 dias llueve pero si la nube se desace hacia la izquierda,si es hacia la derecha nó.
En una revista del alto Tajo Molina,Peralejos....(Xesmas)viene un artículo muy bueno de está nube tan conocida.
Otras nubes conocidas son la Bartola y la sesga Murciana.
Tambien la niebla del ró Alfambra cuando asoma por el Jiloca predice el tiempo.
Eso que dices es muy curioso José Antonio. Que se vaya hacia la izquierda indica vientos componente oeste - suroeste, y si se va hacia la derecha sería con vientos del norte - noroeste, es decir, cierzo.
Sería el mismo proceso pero al revés, marcaría el final de episodios tormentosos como consecuencia de la entrada de cierzo, cuando las tormentas quedan relegadas a las sierras de Gúdar, Javalambre y Maestrazgo.
Desde la base de la BRIF de Daroca tenemos una buena vista de las tierras más altas del Jiloca, y a los que nos gusta el tema siempre estamos alerta del cura de Corbatón, de su evolución y de su yunque, como dice José Antonio a los dos o tres días de aparecer el cura Corbatón viene la tormenta, que por estas fechas estivales suele tráenos más bien poca precipitación, y mal distribuida, eso sí con numerosas descargas eléctricas que nos originan con bastante probabilidad conatos en la provincia de Teruel.
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