No es la primera vez que en este blog hablamos de la Laguna del Cañizar, un humedal que en los últimos tiempos está siendo objeto de un intenso debate debido a las diferencias de opinión generadas en torno a su recuperación.
Ubicada entre los municipios de Cella y Villarquemado, esta laguna permaneció olvidada hasta comienzos del siglo XXI, cuando se inició un programa para su recuperación. Un proyecto de iniciativa local en el que, personas con gran dedicación y a costa de un gran esfuerzo personal, se implicaron junto a los dos ayuntamientos de Cella y Villarquemado, para poder hacer de ese proyecto una realidad.
Muchos fueron los que, de una manera u otra, fueron acercándose al proyecto integral de recuperación, interesándose por el mismo, mostrando su apoyo y colaborando de forma activa en él. Hablamos de una red de voluntarios que han trabajado de forma activa por la laguna, una serie de instituciones, entidades y colectivos que han ido apoyando proyectos que se han desarrollado en el entorno,…
Y gracias a todo ello, la Laguna del Cañizar se convirtió en un ecosistema acuático de un enorme interés, tanto por las comunidades biológicas que alberga como por los procesos ecológicos que en él tienen lugar.
Este humedal, al mismo tiempo tiene un gran interés científico y un enorme potencial como recurso educativo, al margen de sus posibilidades para el turismo rural y, el ornitológico, en particular. Es una oportunidad de desarrollo.
El Centro de Estudios del Jiloca, como asociación cultural asentada en el territorio del Jiloca, vio claro desde el principio que era necesario apoyar esta iniciativa, intentando promover y suscitar la recuperación y la puesta en valor de este espacio. En este sentido, en el año 2011 el CEJ presentó un proyecto a la Fundación Biodiversidad con el que se pretendía conseguir financiación y respaldo para desarrollar un proyecto que, en este caso, tenía como objetivos primordiales gestionar la vegetación de la laguna, mejorar las infraestructuras de uso público y difundir los valores de este espacio a través de la edición de una guía de Naturaleza del espacio.
En la situación actual, con la creación de una Plataforma contra la Laguna y la “paralización” de su recuperación por la Confederación Hidrográfica del Ebro, muchos somos los que nos preguntamos cómo es posible que esto ocurra. Proyectos movidos por instituciones y personas con ánimo de generar riqueza, de posibilitar oportunidades de desarrollo,… de conservar y difundir nuestro rico patrimonio natural y cultural, se ven frenados por la falta de implicación de una serie de agentes que deben intervenir y ordenar los usos, respetando la normativa vigente, y cumpliendo los compromisos que ésta, y la sociedad, le demandan.
Todos debemos atender ese “compromiso” por la conservación de nuestros espacios naturales, de nuestro territorio, de todos los valores que lo integran. Los diferentes colectivos y grupos humanos afectados por la recuperación de la Laguna del Cañizar deben llegar a un acuerdo que posibilite la continuación de las labores y la puesta en marcha de un Plan de Gestión del espacio, dotándolo de los recursos y medias de protección necesarios.
Varios son los colectivos que se han unido para solicitar a la Confederación Hidrográfica del Ebro y al Gobierno de Aragón apoyo técnico y económico para continuar con la recuperación, y para demandar a la sociedad en general que se posicione al respecto de este asunto.
El Centro de Estudios del Jiloca, junto con Ecologistas en Acción- Otus Teruel, el Colectivo Sollavientos, la Asociación Amigos de Gallocanta, ANSAR, Voluntarríos, AAVV Puente de Santiago, Ebro Vivo,… y todo aquel colectivo que quiera sumarse a la iniciativa de un Manifiesto por la conservación de la Laguna del Cañizar, han dado los primeros pasos para ello a través de una campaña que, encabezada por SEO Birdlife, contará con la población local y el resto de agentes implicados.
No olvidemos que el objetivo es lograr la regeneración de uno de los humedales más importantes de la península Ibérica, pero también que es necesario hacerlo con el consenso y el acuerdo de todos los agentes implicados. Recuperar la laguna supone mejorar la biodiversidad de nuestro territorio, pero también generar nuevas oportunidades económicas de desarrollo local.
Nadie niega que en cualquier proceso de recuperación ambiental sea posible que algunos sectores se vean afectados y sientan “que no se ha contado con ellos” o que sus intereses se ven mermados con la nueva situación. Pero no olvidemos que es cometido de las administraciones públicas el velar y procurar que este tipo de problemas no sean vistos como tales, regulando y gestionando las demandas para posibilitar soluciones que beneficien a todos.
Centro de Estudios del Jiloca
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