Las barnaclas cariblancas son unos pequeños gansos silvestres de plumaje negro y blanco que crían en islas y costas rocosas de latitudes árticas.
Foto: Geir Wing Gabrielsen / Norsk Polarinstitutt
Son aves migratorias que invernan en las islas Británica y en las costas del mar del Norte pero que, ocasionalmente, recalan en las costas gallegas y en otros humedales ibéricos, sobre todo durante temporales de frío y nieve afectan al norte y centro de Europa. Sin embargo es también un ave común en jardines y estanques en un régimen de cautividad, escapando algunos ejemplares hacia la vida en libertad.
A las de la mañana del viernes 28 de febrero fue observado un ejemplar de barnacla cariblanca pastando entre un grupo de una mil doscientas grullas comunes que habían bajado a comer al valle del Jiloca en una zona situada entre Fuentes Claras y Caminreal. En concreto, se trata de un paraje conocido como El Zaurro, un vallejo situado a la altura de la gravera que hay entre Caminreal y Villalba de los Morales, pero dentro del término de Fuentes Claras.
Más tarde, sobre la 13:00 horas, volvió a ser observada dentro de un grupo de unas ochocientas grullas comunes en la margen derecha de la carretera que va desde Caminreal hasta Villalba de los Morales, entre la caseta del Boitiar y el camino que lleva a los ojos de la Rifa.
Debido a las condiciones climatológicas, de débil lluvia y fortísimo viento de dirección norte, era de estar posada en el margen borde del bando de grullas, se moviéndose de cuando en cuando para cambiar de posición.
En Aragón son esporádicas las observaciones recogidas (once registros desde 1992) y se desconoce si se trata de aves silvestres de origen norteño o de escapes de ejemplares domésticos. En nuestras comarcas, el último registro corresponde a un ejemplar que permaneció el invierno de los años 2003-2004 acompañando a bandos de grullas en la laguna de Gallocanta, la laguna de La Zaida y el valle del Jiloca en sus movimientos diarios. El de 2014, como en el resto de los casos, también se trata de un ejemplar solitario.
Felipe Rosado y Antonio Torrijo
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