Un detalle de un paisaje de secano en el Alto Alfambra. Se trata de un cultivo cerealista sobre cabezo labrado respetando una franja de mayor pendiente.
El cultivo se extiende por las zonas de pendiente más suave. Menos escorrentía y más infiltración. Menos pérdida de suelo. Un cultivo con espacio para la vegetación silvestre, para plantas leñosas, para invertebrados propios del matorral. Para la perdiz, para la liebre, tan exhaustas tras tanta presión y, sobre todo, tanta pérdida de hábitat.
Más producción cerealista y más biodiversidad. Es sencillo. Solo hace falta que se aplique en la ejecución de las concentraciones parcelarias.
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