Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

martes, 25 de agosto de 2015

INUNDACIONES Y DEFORESTACIÓN: EL CASO DEL CAMINO (¿O RAMBLA?) DE BAÑÓN EN CALAMOCHA (I)

Los que hemos vivido en el “Barrio Arriba” de Calamocha (Santo Cristo y alrededores) siempre hemos oído hablar de la rambla de Bañón. Ya muchos de nuestros abuelos nos advertían del peligro que corría buena parte del pueblo, cuando a sus ojos vieron construir parte del sur de la localidad, situándose en los márgenes de lo que parecía ser una vaguada natural siempre seca, pero que de vez en cuando se llenaba de agua incluso con la mínima tronada: la calle del Mercado (Avenida David Lario) y alrededores.

En efecto, ha sido una zona conflictiva desde los inicios, desde que los primeros cimientos se clavasen en este terreno, pues no había manera de construir haciendo zanjas tradicionales, pues se llenaban de agua, sino que había que meter enormes vigas con máquinas percutoras, sobre las que se asentarían más tarde las viviendas. La existencia de una corriente subterránea asociada a un importante acuífero muy superficial es bastante patente.

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Foto: Calamocha TV

Resulta curioso no obstante que en un vistazo a mapas topográficos no haya ni rastro de un curso de agua en la zona, ni continuo, ni discontinuo, ni siquiera un topónimo que haga referencia a “barranco”, “rambla” o “juan”. Una de las únicas pistas que tenemos es una antigua fuente, ya perdida, en lo que hoy es el campo verde.

Una de las causas probables es que el cauce se haya desdibujado en exceso en una zona totalmente agrícola y en apariencia muy llana. Pero hay varios ejemplos de cauces así y sin embargo siguen apareciendo en los mapas: el Arroyo de la Cañada, el Arroyo de la Calera o el Arroyo Corral Viejo son los tres principales, sobre los que convergen otros que bajan de los montes de la cara sur y suroeste de Bañón. Estos arroyos pasarían por debajo la autovía A-23, la carretera N-234 y finalmente se colarían por debajo del puente de San Antonio, cruzando la vía de ferrocarril, camino ya de las acequias del Jiloca y del propio río.

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Sin embargo no hay ni rastro de cauces más al norte, ni siquiera se llega a apreciar el aluvial, como en el caso de las otras ramblas, cultivadas en forma de suaves bancales perpendiculares al sentido de las aguas:

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Recuerdo que un día, intrigado por este tema, tras unas lluvias no especialmente intensas subí camino arriba. Ni que decir tiene que los relieves de esta zona se hayan completamente desprovistos de vegetación natural. Amplísimas superficies de cultivo se abren en esta altiplanicie, separadas en el mejor de los casos por pequeños ribazos de herbáceas y matorral de escaso porte. La capacidad de retención de agua en el suelo es muy limitada.

Estas son unas fotos del día 21 de agosto de la llegada del agua que baja por el camino de Bañón, junto a la gasolinera, cortando la N-234. El día 22 se volvería a repetir.

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Esta otra es una vista del camino (o río) de Bañón…

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¿De dónde sale tanta agua en tan poco tiempo?

En aquella ocasión toda esta agua discurría por dos zonas principalmente: un camino que sale a la izquierda al poco de entrar en el propio camino de Bañón (que recoge el agua en unas 20 ha de terreno en el que encontramos antiguas eras, granjas y pajares) y el propio camino de Bañón, por el que discurre abundante agua hasta aproximadamente el Campo de Aviación. De allí, una gran masa de agua fluía poco a poco, drenando hacia el propio camino.

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Esta es una imagen de pendientes sacada de los datos LiDAR de la zona a partir del modelo digital de superficie:

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En ella se observa con claridad cómo los cauces principales se desvían antes de llegar a la localidad, uniéndose al sur, tal y como aparecen marcados en los mapas topográficos.

Sin embargo, en la zona del Campo de Aviación a priori no se ven indicios de barrancos ni grandes desniveles. Pero sólo es una apariencia. Si analizamos con más precisión la altitud que nos ofrece la nube de puntos de superficie de los datos LiDAR nos encontramos con la siguiente imagen:

Cubeta

La zona marcada en rojo es una depresión en forma de embudo situada en el propio Campo de Aviación, junto al camino, separada de éste por una mota de tierra. Constituye una “cubeta” con un desnivel de 15 metros desde la zona sur-sureste a la zona norte de la misma en una distancia aproximada de 1 Km). Esto se aprecia bien en el siguiente corte altitudinal:

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A: es la mota que separa el campo de aviación del camino. B: es la cubeta existente, con 1 metro de profundidad aproximado que se va atenuando hacia el sur y unos 100 metros de anchura media. C: es un relieve superior que separa dentro del propio campo una cubeta de menor profundidad. D: es una cubeta de menor profundidad, situada aproximadamente en el centro del campo.

La mota que separa la cubeta del camino tiene algo más de 1 metro de altura. Esto evita que el campo vierta sobre el propio camino en una longitud aproximada de 900 metros hacia el norte, puede intuirse en esta imagen de sombras, junto al camino:

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Pero hay un problema. Al final del todo está abierta, dando acceso al propio campo, de manera que el agua que se va embalsando se vierte toda al camino, como aparece en esta imagen que ha circulado por internet:

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Como hemos visto esta zona tiene una superficie de unas 25,52 ha. Si multiplicamos esta superficie por una media de unos 40 litros/m2 nos salen 10.208.000 litros (es decir, 10.208 m3). Esto vendrían a ser como 4 piscinas olímpicas de agua. ¿Qué capacidad de infiltración y retención tienen estos suelos? Pues parece que muy poca. Pese a constituir materiales sueltos (gravas, limos y conglomerados, e incluso en algunas zonas tobas, altamente porosas) la existencia de arcillas en límites inferiores limita la capacidad de infiltración del suelo, y esto se traduce en una abundantísima escorrentía superficial.

Esto, ayudado por la pendiente del camino (una media de un 2% hasta llegar a los puentes) que se incrementa aguas abajo por un resalte de tobas y conglomerados, hace que el agua llegue rápidamente a las inmediaciones del pueblo.

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Este problema no tiene una solución muy sencilla, y mucho menos inmediata. La extensión de la zona es evidente, aunque podrían plantearse distintas soluciones, todas ellas encaminadas a disminuir la escorrentía superficial. Una de ellas podría ser la creación de bancales que limitasen la pendiente, la velocidad de las aguas y aumentase con ello el tiempo de infiltración. Esta medida si viniese acompañada además de una repoblación forestal densa, con especies de crecimiento rápido, mejoraría también la interceptación de la lluvia una vez que el arbolado se fuese desarrollando.

Otra opción es desviar el agua. Pero quizá el problema lo trasladamos de lugar. De una forma u otra este inusitado “embalse” al sur del pueblo que termina evacuando y cruzando por su mitad constituye un serio problema y un riesgo claro ante fuertes precipitaciones.

Hay que señalar que todos estos problemas derivan de una acuciante deforestación que comenzó hace siglos y aun sigue. En efecto, el paisaje forestal se fue reduciendo a la mínima expresión, quedando tan sólo retazos en franjas de monte y ribazos. Hoy en día, esos campos de cultivo se amplían y unen eliminando también esa franjas de vegetación y uniformizando el terreno. Entre tanto terreno desprovisto de cobertura vegetal, ante intensas precipitaciones, el agua campa a sus anchas y busca las líneas de máxima pendiente.

Urge la necesidad de dar cabida en nuestros campos a franjas de bosque. No sólo para romper la monotonía del paisaje agrario, también para dar soluciones a los problemas de biodiversidad actual que hemos creado con estas enormes superficies. Urge dar soluciones a los cambios hidrológicos que hemos introducido, a la eliminación y ocupación de cursos fluviales discontinuos como ramblas y arroyos. Urge tomar medidas ya ante los problemas que tenemos y que se nos avecinan con las futuras concentraciones parcelarias, si no se tienen criterios mucho más amplios que los de la simple unión de amplias superficies de cultivo.

Ya en 2009 hablamos en este blog de las lluvias de agosto de ese año, que descargaron con fuerza y volvieron a hacer crecer esta rambla. Hicimos lo propio también analizando la situación de gota fría en octubre de 2008. Las inundaciones son una constante en el tiempo, que con los cambios en el clima prometen repetirse mucho más a menudo, provocando daños y pérdidas económicas y humanas.

4 comentarios:

Jesus Lechon dijo...

A media tarde vi las fotos en el Facebook, “La Rambla Bañon”. Más o menos cuando llueve en el pueblo dos horas después se deja notar por aquí. Es entonces, cuando de vuelta del Mercadona el Hombre Pez y el León Marino, sentados en la piscina, bajo cuatro gotas, ya anocheciendo, con el cielo lleno de relámpagos,… me llaman.
El Hombre Pez, castellonero de pro, lleva en el móvil, “el tiempo en Calamocha” y me pone al corriente de lo vivido estas fiestas en cuanto a temperatura, y de lo que acaba de llover, por su parte el León Marino, ha visto Calamocha en la tele y por más que le trato de explicar “mi versión de los hechos”, no me cree, y me pide que llame a casa a preguntar por mis padres, quien según él a esa hora estarán achicando el agua de la falsa del granero. Entro al portal y el vecino del segundo me pregunta, ya en la puerta de casa, el del cuarto, luego me llegan mensajes… y eso que nadie “ve La Sexta”. Ser de Calamocha es una pesada carga. “Menuda granizada, se ve que os ha jodido todas las viñas”. Si no ha quedado ni una, le digo…

Rendido a la evidencia, llamo a casa, para comprobar lo que ya imagino, mis padres ni se han enterado, si ha llovido bastante me dicen, así que ha bajado la rambla,… pues mañana veremos que dice la gente, si fuéramos más jóvenes, si fuese el tiempo de otra manera, si hubiera caracoles…

Aquella calle, la del Mercado, es una Rambla, ya desde antes de abrirla, lo oíamos cada tanto, la Rambla Bañon que baja de las eras y los pajares (Por cierto no hay por ahí una foto o algo del siglo pasado haciendo diques en el Campo Aviación) .

Ahí mismo en la primera foto que has puesto, cazábamos renacuajos, manaba el agua, y había un pequeño estanque y acequia, amén de las balsas para regar la cerrada. Todos rabaleros de críos nos adentramos en el túnel de Pardos y más tarde en su continuación del Paseo San Roque a su salida a la Huerta Grande…

Y para las grandes ocasiones, junto a la sede social de la Xurria, un poco más abajo se encuentra el Callejón de los Condas, salida natural del agua del Barrio … en fin.

Muchísimas gracias por explicar lo que el saber popular, los que saben las trochas, han resumido siempre en “eso fue una rambla y una rambla será, y a nada que caigan cuatro gotas, baja hasta los topes”

Recuerdos

Anónimo dijo...

Es una rambla. Ni desniveles ni ribazos ni desforestscion.
Aun mas. Sin el salto del campo aviación ("pa que lo entiendsn todos") aun mas agua.

Fer dijo...

El salto del campo de aviación es un intento de detener las aguas en la cubeta, pero el suelo desnudo y el desnivel lo impiden. De hecho la mota se ha roto en esta última riada al menos en dos sitios, dando acceso del agua de nuevo al camino. Tampoco ha servido la mota construida perpendicularmente al camino al sur, lo que constituye un resalte en el propio camino de Bañon. Y otro factor muy a tener en cuenta es la cuneta de la nueva carretera que da acceso al futuro polígono industrial, que trae grandes cantidades de agua al camino de Bañón que antes no venían de manera natural. Ampliaremos el artículo con estos datos próximamente.

Jesus Lechon dijo...

Había oído campanas, y algo recordaba, el caso es que Jesús Blasco enlazo la entrada en su portal de Facebook, a propósito de otros apuntes históricos, y se encargo de apuntar, que la gran inundación que se recuerda y de la que hay constancia ocurrió en los años del reinado de Amadeo de Saboya a principios de la década de los setenta del siglo XIX. Cuando el agua se llevo por delante una cincuentena de casas. Luego imagino de nuevo, vete a a saber, tratarían de poner remedio, con los diques y canal subterráneo. Solo le falto concluir como cuando ves un documental sobre el terremoto de San Francisco, con aquello de "y hace tanto tiempo de aquella catástrofe, que por pura estadística, la siguiente esta cada vez más cerca". Con lo cual termina el documental y piensas en lo evidente, menos mal que no vivo en San Francisco.

RECUERDOS