Por Calamocha y alrededores llevamos varios días festivos con un sol justiciero y con temperaturas muy altas, más propias quizá del mes de julio que de agosto. Pero este mes, cálido, fiestero y canalla tiene estas cosas: tan pronto te achicharras en la calle subiendo a tomar un vermout como te pelas en la verbena si no llevas nada de abrigo.
El mes de julio pasado, sin embargo, ha sido algo más fresco de lo habitual, con anomalías de casi 2 grados en las temperaturas máximas registradas y de prácticamente 1 ºC menos en la media de las mínimas. En cuanto a precipitación, ha sido un mes bastante seco, de 10 a 20 mm. menos de la media en prácticamente todo el conjunto de la comarca.
A estas alturas de la quincena y como cada año se repiten los acontecimientos. Pese a nuestras jornadas festivas, la naturaleza sigue su curso. Ayer Bob Esponja volaba cerca de un gran bando de golondrinas que pasaban por encima de la peña, ascendiendo a las más altas esferas, dejando el mar y los niños, disparado hacia la inmensidad del gran cielo azul. Siempre me he preguntado dónde van a parar todos esos globos que, durante estos días de extremo calor, son excepcionalmente empujados por calientes corrientes de aire ascendentes.
En octubre de 2010 mi amiga Rebeca encontró la respuesta a esta pregunta. En medio de un carrascal de Torralba de los Sisones yacía Bob Esponja. Su estado era casi perfecto, habría sobrevivido ya al menos mes y medio, ahí, acostado sobre la gayuba. Y lo que le quedaba…
Lo mismo ocurre en algunas zonas donde la fiesta se desarrolla cerca del río. Los vasos de plástico de bebidas espirituosas serán más tarde y por varios años elementos invasores del festival humano en la quietud de la naturaleza. Ensucian y contaminan durante muchísimo tiempo. Las avenidas los movilizan y vuelven a aparecer aquí y allá. La fiesta de un día se hace eterna en estos ambientes, ya se comentó en este foro en una ocasión.
1 comentario:
Muy mal por parte de las personas, solo saben contaminar su propio planeta.
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