Corbatón es un pueblecico situado entre los páramos altos de la sierra de Lidón y el valle del Pancrudo a la altura de Alpeñés. El caserío se ubica en una solana situada junto al cauce de La Rambla, primer gran afluente del río Pancrudo por su margen izquierda. El arroyo drena un amplio territorio y debe diseccionar unas calizas buzadas en su salida hacia el valle.
Un paseo otoñal por la ribera del arroyo, en una mañana de niebla, ofrece buenos momentos para el naturalista.
Los rastrojos de cebada, aún sin levantar, no atisban ni una brizna de renacido por la sequedad de este otoño. En los márgenes, cirojales y cerezos forman unos altos setos en donde se refugian los grandes bandos de pinzones (neveros en Bañón, apunta José Antonio) que se alimentan sobre el suelo.
Estos días, aún sin la alegría que dan los octubres húmedos, estos frutales ofrecen algún tono rojizo en sus hojas unos días antes de su caída.
Nos sorprende el caudal regular del arroyo de La Rambla, ajeno a las últimas menguadas lluvias, que debe mantenerse incluso tras sequías prolongadas. Posiblemente se alimente a partir del acuífero que recoge las aguas caídas sobre los extensos páramos calcáreos de la sierra de Lidón.
Algunos de mayores sabimbres que conocemos en la redolada, auténticos monumentos, pueden encontrarse en esta estrecha vega.
Cerca del arroyo, entre unos álamos enredados en hiedra, hay unos pequeños huertos. Cada uno con su pozo y con su seto de saúco, cirojal y espinos. Alguno ya está abandonado…
… mientras que otros aún se cultivan mostrando las últimas hortalizas de la temporada.
Sobre los muros de piedra se levantan fajos de ramas de arbustos que recuerdan los cercados que hacen en la región de Vendôme y que tan bien nos explicó Dominique Mansión.
El paseo, bajo el dosel de los sargatillos y los cirojos, nos lleva a otras latitudes…..
Y es que hay tantos rincones sorprendentes en estos montes de la Ibérica.
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