A todos nos gusta observar la vida silvestre.
Con paciencia, con conocimiento de la Naturaleza y con muchas jornadas de campo uno acaba acumulando un buen número de momentos en los que ha podido disfrutar viendo con proximidad, tiempo y calma a los animales salvajes en sus quehaceres cotidianos, la floración efímera de plantas escasas o paisajes con una luz única e irrepetible en un atardecer con nubes bajas.
Y cuando estas observaciones las realizamos en nuestro entorno personal, en ese tramo del río o en aquel monte solitario, todavía les concedemos más aprecio ya que esos rincones tienen un significado especial para cada cual. Pues son un poco nuestros.
Lo que ya no es tan sencillo es que esas observaciones se traduzcan a imágenes de alta calidad. La fotografía es una técnica artística que requiere de medios, de muchísima preparación, de sensibilidad para captar las luces y de un derroche de sacrificio y tiempo.
Fotografías buenas sobre la Naturaleza tenemos casi todos. Buenos fotógrafos hay muy pocos. Y en nuestra comarca vive uno de ellos: Rodrigo Pérez Grijalvo.
En sus numerosos y largos viajes por el mundo nuestro amigo ha podido fotografiar la vida silvestre de los rincones más bellos y salvajes de la Tierra. En cada uno de ellos, ha ido estudiando con meses de antelación el calendario, la luz de cada hora, los hábitos y el comportamiento de la especie buscada antes de invertir su tiempo en capturar esa imagen que refleja la Naturaleza en estado puro. Ha publicado sus fotografías en revistas de prestigio internacional (¡con lo exigente y competitivo que es ese mundo!) y no han sido pocos los premios y reconocimientos cosechados. Algunas de sus fotografías pueden ser vistas en su galería fotográfica en la red.
Siempre he dicho que los naturalistas del Jiloca y del Campo de Daroca tenemos fortuna. Por muchas razones. Y una de ellas es por que hace quince años Rodrigo vino a trabajar y a asentarse (junto a Eva) a estas tierras. Esto, y un profundo conocimiento de la vida silvestre, le ha permitido encontrar el momento para captar la mejor luz para plasmar mil y una observación realizada en los campos y montes de esta parte de la cordillera Ibérica. Nuestros austeros paisajes, sus discretas y delicadas plantas y su fauna, casi siempre tan esquiva, le han desvelado sus momentos más secretos y sus imágenes más bellas. Y Rodrigo lo ha plasmado en la obra: “Jiloca y Campo de Daroca. Plumas bajo cero”.
Este proyecto incubado durante más de un año ha podido acometerse por el impulso de la editorial catalana de Ediciones Invisibles y la promoción de ADRI Jiloca-Gallocanta dentro del Programa RETO.
El próximo sábado día 19 de noviembre tendrá lugar su presentación en el Centro de Interpretación y de Información Turística de Gallocanta a las 10.30 de la mañana.
Lleva en su portada la silueta de un bando de grullas sobre el cielo rojo del atardecer invernal en Bello o Las Cuerlas. En su contraportada, un inquieto macho de collalba gris (nuestra zurribalba) oteando desde una cuarcita, una imagen de cualquier día luminoso de verano en cualquiera de nuestras sierras paleozoicas. Dos grandes aves migratorias, una pequeña y vivaracha. La otra solemne y espectacular. Una síntesis de la vida silvestre de esta tierra.
Una tierra tan dura, una vida silvestre tan poco estudiada y unos paisajes tan denostados por los viajeros presurosos que pasan de largo por la autovía, sin embargo, le han brindado a Rodrigo la oportunidad de disfrutar y, al tiempo, de crear arte con las imágenes.
Este libro, con sus ciento cuarenta fotografías (ciento cuarenta obras de arte), es todo un lujo para los amantes de la Naturaleza del Jiloca.
¡A disfrutarlo!
2 comentarios:
Fotos como las de le tele .
Un libro y una fotografía espléndidas.
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