Tenemos en casa una estufa de leña. Como nos gusta encender el fuego con piñas (y pelarzas de naranja), cada otoño antes de que lleguen las lluvias, suelo acercarme al pinar de Calamocha o al de Tornos a recoger una par de sacos de piñas secas de pino rodeno. Este año, como el otoño ha sido suave y aún quedaba alguna del invierno pasado, me he retrasado un poco.
Así, hace un par de sábados, volviendo de la presentación del libro de Rodrigo, me quedé en el pinar de Tornos a coger piñas. Tras el temporal de lluvias (65 L/m2 en Gallocanta, me comentaban) el suelo estaba muy húmedo, la vegetación fresca, los líquenes turgentes y las piñas …. empapadas.
La sequía de este verano y otoño se apreciaba en la pequeñez de las piñas nuevas caídas.
Una piña o cono es un órgano que aloja en sus brácteas tectrices (escamas leñosas) los óvulos hasta su polinización por el viento y su transformación en semilla (el piñón). La disposición de las brácteas de las piñas abiertas y la presencia de algo de resina facilitan su combustión y es un fácil arranque para cualquier estufa o chimenea. Especialmente buenas son las de pino rodeno, el pino resinero.
No, este no es el pinar de Tornos. La foto está tomada en Las Landas donde llueve bastante más (nótese la altura de los troncos) que en la cordillera Ibérica.
Las piñas que llevan varios años sobre el suelo comienzan también a alterarse por la acción de los hongos saprófitos. Solo tras unas semanas de lluvia y de cielos cubiertos, ya se desarrollaban los cuerpos fructíferos de algunos pequeños hongos, a pesar de la sequía estival y del principio de otoño.
Y en esas estaba, cuando me encontré esto sobre la hierba….
La aparté y seguí cogiendo piñas. Algo más allá di con la segunda pata. Seguí buscando, pero ya no encontré más.
Se trataba de la extremidad delantera y trasera de un joven corzo.
Por lo que me contó Rafa, un alumno apasionado por la caza mayor, correspondería a un macho a tenor de la agudeza de las pezuñas pues las hembras las tienen mucho más romas.
Los restos del corzo no llevarían muchas semanas. Prácticamente carecían de músculo. Aún así, aún mantenían un par de pequeños y redondeados escarabajos negros y varias hormigas. Eran solo hueso, pelo y uñas.
En su momento el cadáver sería un verdadero festín para algún zorro (o algún otro mamífero carroñero), pues se aprecia quebrado el hueso que conecta la pata a la pelvis.
¿Qué pudo ocurrirle a este joven macho? Quién sabe. Tal vez el hambre o alguna enfermedad. Su muerte debió ocurrir hace solo unas semanas y no parece ser resultado de la herida producida en alguna batida ya que aún no han empezado este año.
En cualquier caso, este hallazgo no es más que un indicador (otro más) de la abundancia de este ungulado en los montes de la contornada. Recuerdo hace veinte años mi primer encuentro con el corzo mientras buscaba el gran acebo de Burbáguena. Desde entonces, su área de distribución y sus poblaciones en el Jiloca se han incrementado ocupando todo los ambientes forestales, los matorrales densos y los cultivos de las áreas próximas.
Esta imagen muestra el área de distribución del corzo en España sobre el año 2001….
Ya puede considerarse anticuado pues nos consta su avance hacia el este de la provincia de Teruel.
El corzo es hoy tan abundante que pocas son las personas que se mueven por el campo que todavía no han visto algún ejemplar. Los cazadores han descubierto una nueva pieza de caza mayor. Tan solo en la temporada 2009-2010 se ha registró la captura de 308 corzos en los cotos del Jiloca y el Campo de Daroca. Incluso se dice que por la raya con Castilla se matan ejemplares que han sido considerados trofeos merecedores de medalla de oro.
¿Cuál ha sido la causa de esta expansión? Pues no es otra que la recuperación de los bosques que ha tenido lugar en los últimos cuarenta años, tras consumarse el éxodo humano desde el medio rural hacia las ciudades, que supuso el abandono de la ganadería extensiva y de la extracción de leñas. Especialmente, le ha favorecido la recuperación de la zarza (Rubus ulmifolius), base alimenticia que del corzo que prospera ahora más allá de los cursos de agua al ir cerrándose el dosel en el bosque.
La proximidad de los montes del Jiloca y el Campo de Daroca a las poblaciones de este cérvido que sobrevivían en cordillera Central y en el norte de la cordillera Ibérica, ha hecho el resto.
De momento, no hay importantes conflictos con el hombre. Se acerca a comer a los sembrados. No es raro verlos en las cebadas próximas al monte. Pero su pequeño tamaño y sus modestas exigencias de alimento, hacen que no haya prácticamente quejas (no así ocurre con el ciervo, de mayor corpachón y necesidades).
Y siguiendo el avance del corzo, en la cordillera Ibérica y en el Macizo Central se ha producido el de su depredador natural: el lobo.
Este cánido ha extendido su distribución geográfica al sur del Duero ocupando amplios territorios en las provincias de Soria y de Guadalajara desde donde se ha introducido en las comarcas limítrofes aragonesas aisladamente algún ejemplar durante su fase de dispersión juvenil antes de volver a sus territorios de origen.
Área de distribución del lobo en España en 2001.
Si la intensa persecución que está sufriendo el lobo durante la última década (batidas legales, furtivismo y veneno) en las provincias de Soria, Segovia y Guadalajara (y en general, en toda Castilla) se relajara no tardaría en hacerse presente de forma regular en el Jiloca. Pues las condiciones de tranquilidad, abundancia de presas naturales y bosque en recuperación se están dan.
En los últimos diez años y de un modo sorprendente se ha producido la recolonización por el lobo de la sierra del Cadí (Pirineo Catalán) desde los Pirineos franceses. Se trata de cánidos de origen italiano.
Área de distribución del lobo en Italia, Francia y España (datos de 2009)
Sin alarmismos sensacionalistas, con compensaciones económicas y mucho diálogo con los ganaderos, con análisis genéticos para reducir las reclamaciones fraudulentas y, sobre todo, con mucha eficacia administrativa la Generalitat de Cataluña ha dado una lección de buen hacer que ha puesto en evidencia la falta de voluntad real de hacer compatible la ganadería extensiva y la existencia del lobo en Castilla y León.
¿Estaría la administración ambiental de Aragón preparada para asumir este reto?
2 comentarios:
Ya tengo ganas de ver al cánido correr por estas sierras turolenses y buscar esa ansiada foto. Esperemos un buen hacer de la administración aragonesa y sobretodo una buena relación con los sectores afectados (cazadores y ganaderos)
Un saludo
Al último mapa habría que añadirle la distribución del lobo en Portugal. Así era en 2002:
http://2.bp.blogspot.com/_MeJzeHycDBA/SxVbMYDl-TI/AAAAAAAAAdk/6rNDvIxCXQg/s1600/LOBO_EM_PORTUGAL__1930_2002.jpg
Esperemos que tras la última bofetada de Bruselas al gobierno de CyL las poblaciones de España e Italia puedan conectarse pronto.
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