19 de marzo. Un año hace ya, un año de aquel incendio que se desató en Villel, incendio al que se dirigía la brigada helitransportada de Alcorisa, cuando tuvieron ese fatídico accidente que acabó con la vida de un Agente de Protección de la Naturaleza, el piloto del helicóptero y cuatro de los cinco brigadistas que viajaban a bordo, quedando herido de gravedad uno de ellos, Ángel Aznar.
Esta entrada va dedicada a todas estas personas, y por supuesto a sus familiares y amigos.
Especialmente, por mi relación personal con él, yo se la dedico a José Ramón Milian, el más joven de todos los fallecidos, el ornitólogo, el anillador, el amigo Ramón.
Amante de su trabajo, cuantas veces hablamos de helicópteros y de incendios, quien iba a pensar que volando acabarían sus días, que volando se truncarían sus sueños de anillador.
Todavía recuerdo el último fin de semana que pase con él, fue en la Fiesta de las Grullas de febrero del año pasado. Allí estábamos felices, rodeados de pájaros y pajareros, anillas y buen ambiente. Estuvimos hablando de trabajo, de incendios, de música, pero cómo no, la conversación terminó en los pájaros. Ramón me contó una historia de un águila azor-perdicera que tuvo en las manos, de como el ave clavaba fríamente su mirada sobre todo aquello que llamaba su atención y me dijo literalmente “es el ave mas preciosa que he visto nunca”.
Ave en peligro, difícil de ver, ave de Ramón, ave que cada vez que veo me pone los pelos de punta.
Al día siguiente estábamos junto con Carmina y Carlos en la puerta del centro de interpretación de la Laguna. Un humo lejano asomaba por los sembrados. Bromeamos sobre el humo, diciendo que estábamos de fiesta que no nos llamarán para ir a apagar nada. Quién pensaba que un mes después si que lo harían. Nos llamaron, pero los brigadistas de Alcorisa, entre ellos Ramón, nunca llegaron.
Una vida que se pasó volando, volando como el águila perdicera que a Ramón enamoró con su mirada. Una vida con las aves y la naturaleza siempre presentes, una vida que disfrutó con intensidad y alegría, y que sabía transmitir a los que lo rodeaban. Una vida corta, que terminó como había discurrido, VOLANDO.
Agustín Catalán
1 comentario:
Ayer, cuando te vi, Agustín, vi a Ramón, mi querido Ramón. Hoy he buscado esta entrada, que recordaba por lo que me gustó hace casi un año, y hoy todavía me ha gustado mas !!
Gracias por haber compartido la mañana con nosotros, ha sido un gusto conoceros a todos, y esperamos veros muy pronto.
Sonia
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