Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

jueves, 7 de febrero de 2013

PLUMEROS DE ANEA

El río Pancrudo presenta en su cauce una alternancia de pequeños rápidos y de tablas. En las últimas décadas, se aprecia la disminución en el caudal y la falta de crecidas que arramblen con los depósitos. Los macrófitos, hierbas acuáticas propias de aguas lentas e incluso de ambientes palustres, prosperan en sus márgenes. Sobre todo, en zonas de acumulación de limos.

Poco antes de llegar a la desembocadura de la rambla del Regajo (la que viene de Cutanda y Olalla), el Pancrudo atraviesa una zona de prados y junqueras en donde se frena, a pesar de los profundos drenajes. El desarrollo de los herbazales palustres es tal que hay zonas en las que no se puede observar la lámina de agua. Desde las dos orillas, las densas formaciones de carrizo y anea llegan a juntarse formando un túnel sobre el estrecho cauce.

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Es el hábitat del ruiseñor bastardo, pájaro que encuentra su hábitat en estos herbazales frondosos salpicados por el agua. Compite en estas fechas con el mosquitero común, aunque este pequeño pájaro selecciona las ramas bajas de las plantas leñosas del soto y del margen de los humedales. Sin ser abundantes durante el rigor del invierno, están presentes en estos ambientes.

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La anea, esta conocida planta acuática de hojas acintadas y de recios rizomas, forma su conspicua inflorescencia (los “puros”)durante los meses de verano. En el extremo superior se dispone la inflorescencia masculina, y bajo ella, más ancha y oscura, la femenina. A finales del otoño esta espiga comienza a desmenuzarse liberando al viento los pequeños frutos monospermos. Estas semilas, cuando recalan sobre suelos húmedos, se quedan retenidas. Esta imagen fue tomada a finales de diciembre en el río Pancrudo, entre las yeseras y los prados encharcados.

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Los vendavales de la semana pasada habrán terminado la dispersión dejando el eje de la inflorescencia casi desnudo. Las hojas muertas comienzan a descomponerse desde la parte sumergida y terminan desmoronándose sobre el agua. Entrada la primavera, los nuevos brotes las ocultarán y terminarán sumidas bajo el río. 

1 comentario:

Jesus Lechon dijo...

Todos de niño, alguna vez, cortamos y nos llevamos un "puro" a la boca para fumar y jugar a ser mayores, y todos de niños, tambien, alguna vez, cortamos un puñado para regalarselos a nuestra madre,para que esta los colocase en algun viejo jarron sobre alguna mesa.

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