Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

domingo, 28 de abril de 2013

LA CARRASCA DE FOMBUENA

Cuando desde el Campo de Romanos se quiere acercar a la sierra de Herrera el viajero debe dejar la autovía en el desvío de Badules y encaminarse decidido hacia el este dirección Herrera de los Navarros. La carretera atraviesa un valle, cuyas aguas todavía vierten al Huerva a través del arroyo del Val, en donde se encarama el pueblo de Fombuena.

Poco antes de llegar al desvío a esta localidad, la carretera traza una sinuosa curva a cuya izquierda, colgado sobre el valle, se levanta un formidable peñasco. Un enorme tormo de cuarcitas cuyos estratos buzan hacia el este casi verticalmente evidenciando los esfuerzos tectónicos que les dieron esta disposición.

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Entre los estratos se aprecian los planos de estratificación. Plantas fisurícolas aprovechan estas líneas de debilidad del bloque cuarcítico para colonizarlo, distribuyéndose a su alrededor en función de su tolerancia a la insolación o a su exigencia hídrica.

Sobre el peñasco destaca, ya desde lejos, la mancha verde oscura de una carrasca. Es un lugar inverosímil. El cierzo se encauza en el valle y embate sobre su copa redondeada. Sus raíces penetran con dificultad en una grieta abriéndose paso, milímetro a milímetro, año a año, en el compacto bloque. Parece una rocalla.

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Evidentemente, sobre un sustrato tan pobre y sometido al efecto desecante del viento y el sol, esta carrasca tiene un crecimiento muy lento. Su capacidad de generar suelo, de por sí limitada por su carácter perennifolio, es mínima pues las hojas difícilmente quedan retenidas en las grietas para humificarse.

En realidad no es árbol ya que está formada por tres pies que parecen surgir de un mismo sistema de raíces a modo de rechizos.

La curva de la carretera aproxima al viajero hacia el peñasco y la carrasca. La mirada, inevitablemente, se dirige hacia este sufrido arbolillo. A pesar de sus dimensiones modestas, se trata de un árbol singular y bastante conocido en la contornada. En las guías y folletos turísticos del Campo de Daroca ha sido reconocido, siendo uno de los emblemas de Fombuena.

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Estos días de primavera, aún antes de producir las nuevas hojas, esta carrasca luce hermosa sobre el valle.

1 comentario:

José Antonio Sanchez. dijo...

Sí esta carrasca es la bandera de la naturaleza.