Amigos de Fonfría me habían hablado de los campanones. Unas grandes flores amarillas que crecían al final del invierno en el rebollar que hay encima del pueblo.
Finales de marzo de hace unos años. Me acerco al bosque. Una mañana soleada y fresca.
Este bosque ha sido la leñera del pueblo durante muchas generaciones. Los árboles no se han llegado a hacer muy grandes ya que cada ciertos años, los iban cortando, a rodales, para hacer leña para los hogares de los vecinos.
No es muy grande aunque sí denso. El suelo estaba lleno de hojas caídas y parecía una alfombra. Las ramas altas estaban desnudas, las bajeras mantenía alguna hoja. Y muchas llevaban agallas.
El silencio era casi total. Algún petirrojo curioso se me acercaba. Al rato cruzó un bando de mitos, esos pajaricos de plumas rosas, pardas y negras que recorren las ramas de los árboles en nuestros bosques.
Seguí paseando. Me costó, pero dí con ellos. Allí estaban los campanones. Unas preciosas flores formadas por un tubo y una corona, ambas de un color amarillo intenso.
Narcissus eugeniae. Foto: M. Bernal (Atlas de la Flora de Aragón)
En una tierra de todos pardos y grises, tan austera, aquello era un derroche de color. Estas plantas florecen antes de que le nazcan las hojas a los rebollos. Todo está pensado en la Naturaleza. Lleva siglos y siglos ensayando…
José Antonio Sánchez
1 comentario:
Los últimos estudios nos dicen que Narcissus eugeniae (Endemismo del Sistema Ibérico) es una de las 4 subespecies de Narcissus confusus y este incluido en la seccion de los grandes narcisos pseudonarcissi
Publicar un comentario