Los que nos dedicamos al mundo forestal y en general a los diversos aspectos económicos, productivos o científicos del medio ambiente crecimos y nos formamos con los planos topográficos en papel y la ortofoto del vuelo oleícola en blanco y negro como mucho, en alguna de las primeras versiones de un famoso programa SIG. Aquello ya era ya impresionante.
Poco a poco fueron apareciendo nuevas herramientas gratuitas, nuevos programas que iban por delante de una revolución digital de la información real tal y como la conocemos, todo nuestro entorno y la información cartográfica en la pantalla de nuestro ordenador, con múltiples herramientas para el análisis y un potencial todavía más grande. Digamos que comenzábamos a conducir un Porsche pero íbamos a 15 km/h por la autopista de la información.
La evolución de todas estas tecnologías es vertiginosa. Cuando aprendes una metodología de trabajo y a manejar un programa salen nuevas versiones e incluso otros programas más ventajosos que lo cambian todo, van mucho más allá y de repente vuelves a quedarte atrás. Es una carrera de fondo, sin descanso.
La información pública disponible para alimentar estas herramientas informáticas también fue aumentando poco a poco. SITAR es un buen ejemplo de ello, aunque siempre es una tarea inacabada.
En Aragón, se echa mucho de menos por ejemplo la información digital disponible del llamado Vuelo Americano, una colección de ortofotos realizadas por el ejército norteamericano entre 1956 y 1957 en todo el territorio español. Es incomprensible que unas comunidades lo tengan disponible al público y gratuitamente en formato digital y otras no. Los que hemos tenido la suerte de poder ver zonas conocidas con las imágenes de este vuelo alucinamos literalmente de los cambios en el paisaje vegetal y humano.
Lo último dentro de esta revolución digital es la tecnología LiDAR. En inglés significa Laser Imaging Detection and Ranging y permite determinar la distancia desde un emisor láser a un objeto o superficie utilizando un haz láser pulsado. Se trata de una tecnología muy similar al radar, donde se utilizan ondas de radio en vez de luz. La distancia al objeto se determina midiendo el tiempo de retraso entre la emisión del pulso y su detección a través de la señal reflejada.
La obtención de la nube de puntos del terreno se toma mediante un escáner láser aerotransportado (ALS). Para realizar este escaneado se combinan dos movimientos. Uno longitudinal dado por la trayectoria del avión y otro transversal mediante un espejo móvil que desvía el haz de luz láser emitido por el escáner.
Para conocer las coordenadas de la nube de puntos se necesita la posición del sensor y el ángulo del espejo en cada momento. Para ello el sistema se apoya en un sistema GPS. El resultado es de decenas de miles de puntos por segundo.
Tiene multitud de aplicaciones, entre ellas la obtención de datos para modelado del relieve de gran precisión y la gestión de masas forestales. Gracias al LIDAR, es posible generar un mapa preciso de modelos de combustible basándose en la información vertical captada por las mediciones del LIDAR. Además, es posible mejorar aún más la precisión combinando los datos captados por el LIDAR con los datos obtenidos por otras vías, como pueden ser imágenes multiespectrales.
Teniendo en cuenta los valores de altura proporcionados por el LIDAR y la distribución vertical de los combustibles, captada por la posición relativa en diferentes intervalos de altura de grupos de mediciones dentro de la nube de puntos, es posible determinar tanto la cantidad de biomasa presente como el tipo de esta.
Es pues una gran herramienta para la caracterización de masas forestales e incluso para inventarios, pies disminuye en gran medida la toma de datos necesaria para grandes superficies forestales, extremo este último en el que va a resultar una tecnología imprescindible de cara al futuro.
Dentro del proyecto PNOA durante los últimos años se han aprovechado los mismos vuelos de obtención de ortofotografía para la obtención de datos LiDAR.
En Aragón contamos con los datos obtenidos en el año 2010. Lamentablemente esta información no es de acceso libre, tan sólo podemos descargarnos modelos digitales del terreno obtenidos a partir de nubes de puntos LIDAR.
De momento debemos contentarnos con ello, que no es poco. Observa esta imagen y fíjate en la precisión del modelado del terreno, cómo se observan perfectamente por ejemplo las graveras entre Tornos y Bello, incluso los ribazos entre campos de cultivo…
Observa la precisión en este corte transversal de un campo que se empleó como préstamo para las obras de la autovía, cerca de Villafranca del Campo, la precesión en metros es asombrosa:
Las minas de Ojos Negros:
Las recientes canteras entre Valdellosa y el cerro de El Poyo:
La presa del Pantano de Lechago:
O la “cicatriz” de la propia autovía entre Calamocha y Navarrete:
Son tan solo algunos ejemplos del enorme potencial de los modelos digitales del terreno creados a partir de datos LiDAR.
No hay comentarios:
Publicar un comentario