Una de las sabinas albares más notables y menos conocidas de la comarca del Jiloca es la Sabina Garcés.
Está situada en el término municipal de Bañón. Para encontrarla puede tomarse un sendero de Pequeño Recorrido (PR) que parte de esta localidad dirigiéndose al mojón de Rubielos de la Cérida también conocido como el Cerro Verguilla (1300 m).
El camino pasa entre campos de labor de la partida de La Zarza y deja hacia el oeste el paraje de El Bustal. Al alcanzar las ruinas de la ermita de San Lorenzo se bifurca debiendo tomar el camino de la izquierda que se dirige decidido hacia el sur, a través de un conjunto de campos de tierras margosas cuya imagen invernal del satélite recuerda una pintura abstracta.
El camino traza una curva cerrada al entrar en un barranco en cuyas laderas hay una plantación de pinos. El camino pasa al pie de esta ladera y se abre al amplio valle abierto por la rambla del Valladar. Un campo alargado alberga la solitaria Sabina Garcés.
En realidad se encuentra próxima a uno de sus márgenes y cerca de una parte de la finca cuyo laboreo fue abandonado por tratarse de gravas aportadas por la inmediata rambla del Valladar. Esta nace al pie del monte Lituelo (1422 m), ya en término de Rubielos de la Cérida, y desemboca en el Jiloca en Caminreal, donde es conocido como Ramblón, aumentativo nada exagerado a tenor de las crecidas que esporádicamente presenta.
De hecho, estas rambladas indirectamente han salvado la vida de la Sabina Garcés, como veremos.
Hace algo más de una cuarentena de años, cuando la mecanización se extendió por estos términos, muchos de los árboles que crecían en o entre los campos fueron arrancados. Había máquinas poderosas que lo conseguían con menos esfuerzo. Muchos de los que se salvaron fueron podados de sus ramas bajeras para que los tractores y cosechadoras pudieran arrimarse más y ganar unos metros para la finca. Este fue el caso de la Sabina Garcés.
La poda fue tan intensa y llegó tan alto en el tronco que como consecuencia se secó prácticamente todo el árbol salvo una pequeña rama de dos metros de longitud. Todos creíamos que terminaría por morir. Sin embargo, está rama cogió mucha fuerza y hoy es la única parte viva de la copa, que ha descendido unos cuatro metros sobre como se encontraba antes de la poda. Es por esto que el tronco es tan recto.
Esta sabina es muy conocida en el pueblo por su antigüedad. Antes de su poda, los viejos siempre la conocieron igual. Es la más antigua del término y posiblemente tenga una edad similar a la de Blancas, a la de Fuentes Claras y a la de Lechago. Posiblemente sea uno de los últimos restos de los antiguos sabinares que descendían desde la margen derecha al fondo del valle del Jiloca. Tal vez todas sean quintas …
Los zagales la conocíamos bien porque en ella criaba todos los años el grajo (cuervo). Solo conocíamos dos nidos en el pueblo. Uno en la Sabina Garcés y el otro en el Almendro del Tío Lázaro, que por entonces tenía más de cinco metros de perímetro, un árbol viejo que hace tres años tronchó el aire. Solo dos chicos subíamos a escarzarlo. Mi amigo Ángel Edo y yo.
En el pueblo se cuenta una historia de un cura que saliendo de Rubielos un domingo para hacer misa en Bañón no sabia qué sermón echar pues no había preparado nada. Al salir del pueblo encontró una calavera de macho (mulo). En la órbita del ojo una rebalbas (collalbas grises) habían hecho el nido. Y en él, un cuco había puesto un huevo días atrás. El joven cuco, bien cuidado por las rebalbas, había engordado y no podía salir del ojo de la calavera cantando cu,cu,cu,cu,cu.
El cura ya tenía un comienzo para el sermón.
Al rato pasó al lado de un labrador que labraba muy mal. El cura añadió otra idea al sermón.
Ya en el término de Bañón, esta sabina estaba llena de picarazas que estaban haciendo lo que mejor saben … picaraziar. El mosen ya tenía completo el argumento de su sermón. Y allá que se llegó al pueblo a comenzar la misa donde sermoneó el objeto de sus reflexiones en su mejor latín:
CUCISCANTABIS UNA MAÑANIS IN CADAVERA MORTIS
GARABATIS IN TERRA
PICARACHIS EN EL ARBOL
TOCAN LA BINBARREA:.
Decíamos que la Sabina Garcés escapó por el manto de gravas que sepultan parcialmente el tronco. Veamos por qué. En aquella época citada, algunos bulldozer estuvieron trabajando por el término tirando ribazos y árboles. Un maquinista intentó arrancar la sabina y no pudo con ella. Sostenía que si pudiera descubrir su tronco lo hubiera conseguido. Y ahí se quedó.
Un árbol solitario, con sus 220 cm de perímetro a la altura del pecho y sus 8 metros de altura, da carácter a este paraje ofreciendo testimonio de los bosques que hace siglos poblaron estos montes.
José Antonio Sánchez y Chabier de Jaime (texto)
Rob McBride (fotos)
3 comentarios:
Una sabina muy guapa y con una historia muy interesante, me han encantado las formas en esa foto de satélite que recuerda a una pintura abstracta, menudas fotos aéreas me imagino en esa zona en distintas épocas del año, jejeje.
Un saludo
Preciosa la entrada... que voy a decir yo, que tanto aprecio este árbol, el lugar donde se encuentra... y los recuerdos a los que lo asocio.
Solo una cona, mirad a ver si poneis la coma o punto al perímetro del árbol... 220 metros paice que son muchos...je, je ;-)
Ayer 18 de octubre de 2022 estuvimos en la sabina de Garcés. No sabía su nombre. Da gusto ver como labran la tierra en su alrededor para absorber el agua. Llama la atención en medio del campo. Somos privilegiados de tenerlo tan cerca de Bañón. El paseo agradable y una tarde con clima estupendo. Gracias por tan valiosa información.
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