Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

miércoles, 4 de mayo de 2016

PENSAR EN LAS AVUTARDAS

Dicen que “estar pensando en las avutardas” es estar ensimismado o distraído, hasta el punto de no contestar acorde a lo que se dice o pregunta, pero nosotros estábamos pensando en las avutardas, cómo verlas y dónde…

Rosa tenía esta faena en su lista de cosas que hacer y el sábado 16 de abril consiguió su propósito: ¡Vimos 13 avutardas!. Pensarás que es mal número pero es que en el mismo día vimos 33 especies de aves en la Laguna de Gallocanta.



No tener ni idea de pajaricos y llamarlos así si son pequeños y “aves” si son más grandes, eran los conocimientos previos que yo llevaba al llegar allí, después de una buena madrugada para “estar a tiempo”. Ir con José Antonio Sánchez y con Chabier de Jaime, hace que cuando te los localizan, los ves con los prismáticos o el catalejo, te los enseñan en el libro en vuelo, en quieto, en macho y hembra, en colores y te dan detalles, seas capaz de identificarlos y hasta de entender la información y aparentemente almacenarla…



Luego, en el viaje de vuelta a Andorra con Rosa, seguíamos utilizando casi las mismas valoraciones iniciales (pajarico-ave) cuando veíamos uno, pero con una sensación estupenda fruto de un día magnífico.

¡Recomendable ir a sitios tan bonitos con pajareros!. Nosotras pusimos también parte, Rosa las fotos y yo la crónica, que ahora ponemos en común.

Comenzamos buscando avutardas, que es a lo que venimos, hace un día muy adecuado, nublado a ratos y con poco viento, es el día perfecto.



 Además es la época en la que todos los machos reproductores de una amplia zona se reúnen en un área concreta del territorio, que se usa año tras año para desarrollar las espectaculares paradas nupciales o “ruedas”, el aparatoso cortejo para atraer a las hembras que consiste en hacer una especie de bola inflando el plumaje y mostrando sus plumas. Es el “lek” que vamos buscando.

“Aquéllos inflan el plumaje de modo que todas las plumas blancas son puestas bien de manifiesto. Las alas caen entreabiertas hasta que casi tocan el suelo, al principio con la punta de las negras primarias y después, levantando éstas hasta casi tocar el nacimiento de la cola, el vértice flexor es el que se acerca más al suelo. Las plumas cobertoras alares se adelantan, la cola desplegada en abanico se eleva hasta formar una vertical con el suelo y la cabeza se encoge entre los hombros, hinchando el saco de la garganta en toda su extensión. Este saco o bolsa que sólo posee el macho adulto durante la reproducción, es un ensanchamiento abierto bajo la lengua que se extiende hacia abajo por el cuello hasta alcanzar una longitud no inferior a 20 cm. En conjunto el pájaro con el plumaje así erizado recuerda más una bola de plumas blancas y observado desde lejos parece en una primera impresión una oveja, no viéndosele apenas las patas, tan hinchado está el pecho que casi toca el suelo y las plumas que forman el bigote quedan casi verticales. A la vez sacude con languidez las entreabiertas alas y gira lentamente en «la rueda» de hembras que le contemplan. Normalmente cada macho se dirige a una determinada hembra delante de la cual parece tener más interés en realizar su cortejo. A partir de los primeros días de abril ya pueden verse los machos diseminados en los campos españoles ocupados en estas muestras espectaculares del celo. Empiezan pronto por la mañana, entre las 7 y las 8 horas y las representaciones pueden durar pocos segundos o varios minutos, permaneciendo a veces con el plumaje erizado inmóviles junto a las hembras, con mucha frecuencia mientras éstas se muestran indiferentes. El cortejo se repite otra vez a partir de las 4 de la tarde y aunque se ha dicho que lo interrumpen al anochecer existen numerosas observaciones en noches de luna
(Sacado de la web “Pajaricos”, que aunque utilizan el mismo término que nosotras, saben un montón, como nuestros pajareros: http://www.pajaricos.es/a/a1/mas/avutarda.htm)

Una característica de los “pajareros” es que no se cansan y otra que no se frustran aunque no encuentren lo que buscan a la primera, así que vamos disfrutando de todo lo que vemos y pillamos “al vuelo”. El incansable clujidor (o triguero), por ejemplo, siempre sobre la zarza ...



el cagamangos (o tarabilla común) ...



o la zurribalba (o collalba gris), siempre sobre las piedras ...



Estamos en la laguna de Gallocanta, viendo las pagazas o gaviotas de mar, gaviotas cabecinegras y gaviotas reidoras, como si estuviéramos en San Sebastián, la misma sensación que cuando vemos el tractor  abriendo surcos en la tierra ....



¡Nos encuentran tres avutardas a lo lejos!



Hay que hacer un esfuerzo y Rosa las acerca con el teleobjetivo de la máquina… pero nos vemos recompensados en nuestro empeño porque de repente tenemos sobre nuestras cabezas una bandada de trece, moviéndose con las grandes alas abiertas, casi blancas, bien marcados los bordes negros, con el cuello estirado. Nos dicen que pueden alcanzar grandes velocidades (hasta 80 km/hora), como lo han iniciado sobre nuestras cabezas, van lentas.



Increíble que semejante bicho (entre 8 y 17 kilos, leemos) pueda volar así, como quien no quiere la cosa.

La cuarta especie es la corbatera o calandria ... 



y a continuación vemos una turra o ganga ortega… una vez más es el sonido, la onomatopeya, la que da el nombre popular “turrull o turra” por el sonido que hace, lo mismo que sucede con la abubilla, “burbuz” o “burbut”.

Hay pajaricos que son una belleza, por ejemplo la lavandera boyera o “boyerica”. 



Y los hay especiales, por ejemplo las golondrinas que “vuelven a cubrir de nidos los balcones” y que nos traen la primavera. Eso sí que sabemos, distinguirlas de los aviones.

Nos acercamos a la laguna La Zaida, en el término de Used “laguna con doble personalidad” y nos explican la alternancia de cultivo y laguna que mantiene la tradición basada en una riqueza que se reservaba a los ancianos, en uso comunal y que permite que esté mucho más fertilizada en el año que toca cultivo. Allí bajan los arroyos de la sierra de Santa Cruz que unos años cubren la laguna y otros se desvían para dejar el cultivo. Allí vemos machos de aguilucho lagunero, tarros, cornejas negras, estorninos, cuervos…



Nos pasamos a la laguna de Guialguerrero, en Cubel, el lugar más alto de la provincia de Zaragoza porque estamos a mil metros y ahí es una gozada, vemos de todo, siendo especial el somormujo lavanco, con su cepillo/gorro negro en moñetes y el zampullín chico o capucete tan bonito como el nombre. 

El fumarel cariblanco es muy celebrado por Chabier porque es difícil encontrarlo. 



Las garzas reales nos miran desde la orilla entre carrizos. Vemos aviones zapadores, fochas, patos cuchara, un ejemplar de cigueñuela común, un ánade friso y avefrías.

Nos encantan los nombres, por ejemplo el ánade real, también llamado azulón o pato fino; el mosquitero papialbo; la curruca carrasqueña… ¡un mundo!

Nos vamos encontrando joyas, por ejemplo un antiguo ingenio hidráulico, bello en su abandono ... 


 

y Rosa sabe encontrar y fotografiar la mezcla de colores y formas, de cosas que pasan desapercibidas pero que por su ojo fotográfico quedan plasmadas para el recuerdo.






Ya es la hora de comer y quedamos con Carmen, nosotros hemos estado viendo y contando aves, ella ha estado en la Olimpiada Matemática, números en cualquier caso. Comemos estupendamente en El Silo (Bello) ...


y de postre nos han preparado un regalo, un nido de búho chico, vemos las orejitas y parece que te viene de golpe la infancia. 



Se pone de llover y qué bien huele… pasamos por los distintos miradores y seguimos nuestro recorrido viendo al mirlo, al verdecillo o a la avoceta, al escribano o escribecartas...



Vemos la ermita de la Virgen del Buen Acuerdo, el punto más alto de la laguna. Hay una vista preciosa. Las fotos de Rosa casi permiten oler la humedad y sentir el viento peinando las hierbas de los campos. Los cielos están “de foto” y así terminamos el día.



¡He apuntado y citado 34 aves!, también hemos visto un zorro y cuatro corzos, pero eso es para contar otro día.

¡Hay que ver lo bonita que es nuestra tierra, lo variada y lo desconocida! ¡Y lo que hemos disfrutado!.

Os invito a los cursos de “pajareros” en que gente tan estupenda como nuestros guías os enseñen a conocer un poquico más las aves… ¡aunque no veáis avutardas y sólo penséis en ellas de vez en cuando!

Pilar Sarto Fraj (texto) y Rosa Pérez (fotos)

3 comentarios:

Carmen S. dijo...

¡Qué bien lo pasamos! Una crónica estupenda, con unas fotos preciosas. Como siempre que se trata e vosotras...

jorge dijo...

Me encanta el articulo y el blog.
Ahora que veo el Buho chico. Si quereis puedo ofreceros las presas observadas en egagropilas de diversos lugares de la comarca, tambien algunas de mochuelo. Cogidas en Villafranca del CCampo, Monreal Ferreruela, y Singra
Podeis escribir a mi correo
Jorge Sanchez

Chabier dijo...

Hola Jorge. Muchas gracias por tus palabras. ¿Cómo puedes ofrecer las egagrópilas? No encuentro tu correo. Puedes escribir a cdejaime@educa.aragon.es
Un saludo cordial