Viernes 26 de febrero. Tras consultar el comportamiento de las aves ... y los mapas de satélites meteorológicos alemanes Fernando lo adelanta: la nevada de este finde puede ser histórica.
El cielo esta gris, como panza de burra.
A las cinco de la tarde he quedado con unos alumnos de 1º de Secundaria para poner en marcha el pequeño huerto escolar. En un momento sembramos los dientes de ajo y la simiente de borraja y plantamos el cebollino, el lechuguino, los puerros, unas planticas de acelga y otras de fresa. Con unos pozales, le damos una riego a las plantas. ¿Quién nos iba a decir lo poco que iba a hacer falta?
El cielo esta gris, como panza de burra.
A las cinco de la tarde he quedado con unos alumnos de 1º de Secundaria para poner en marcha el pequeño huerto escolar. En un momento sembramos los dientes de ajo y la simiente de borraja y plantamos el cebollino, el lechuguino, los puerros, unas planticas de acelga y otras de fresa. Con unos pozales, le damos una riego a las plantas. ¿Quién nos iba a decir lo poco que iba a hacer falta?
De vuelta para casa. Se termina de cerrar el
cielo y comienza a nevar. Nieva con ganas. Te asomas a la ventana, temiendo que
en cualquier momento deje de hacerlo. Como los niños, que cuando están
disfrutando mucho con algo y temen que se acabe. No hay miedo. Nieve y nieva. ¡Qué
gusto!
La Comarca del Jiloca celebra este
fin de semana un concurso de tapas. Salimos a tomar algo por el pueblo. Buenas
botas, buen abrigo y paraguas en mano. La calle está completamente cubierta de
nieve. Nadie por las calles. Casi nadie en los bares. ¡Y sigue nevando!
Vuelta a casa. Por la noche ...
todo sigue igual. Te asomas a la ventana a mitad de noche y siguen cayendo
mansos copos de nieve. Te vuelves a la cama reconfortado.
Amanece. Nieva. Los tejados del Rabal y la huerta del Ajutar están completamente nevados. Los bandos de grullas bajan hacia la vega del Jiloca camino de los rastrojos de panizo de El Salobral. Hoy nadie las molesta. Nadie sale de casa.
Entras en internet. La gente ignora las noticias habituales de política y fútbol. La noticia está hoy en el pueblo. Cada cual sube a las redes sociales las fotos de su pueblo nevando. Hay que compartir la alegría con los demás, con los que lo están viviendo en directo, con los que residen en la ciudad pero tienen su corazón en la casa del padre ... o de abuelo.
Amanece. Nieva. Los tejados del Rabal y la huerta del Ajutar están completamente nevados. Los bandos de grullas bajan hacia la vega del Jiloca camino de los rastrojos de panizo de El Salobral. Hoy nadie las molesta. Nadie sale de casa.
Entras en internet. La gente ignora las noticias habituales de política y fútbol. La noticia está hoy en el pueblo. Cada cual sube a las redes sociales las fotos de su pueblo nevando. Hay que compartir la alegría con los demás, con los que lo están viviendo en directo, con los que residen en la ciudad pero tienen su corazón en la casa del padre ... o de abuelo.
Sigue nevando toda la mañana del
sábado. Debe ser una nevada muy general, según las noticias. Y toda la tarde.
Todo el día en casa. Trabajando frente al ordenador, cerca de la estufa y junto
al ventanal. ¡Qué profunda alegría poder disfrutar de una nevada así!
Salimos por la noche al cine. Aún
sigue nevando. Un paquete de palmo y medio de nieve descansa sobre los coches.
Algunos comentan que en los pueblos de la sierra supera el medio metro. Te
metes en la película ("Palmeras en la nieve") pero no te resistes a
salir a mitad de sesión para ver el cielo. Ya ha parado. El cielo está plomizo,
pero ya no nieva. ¡Todo nos parece poco! ¡¡¡Más de 24 horas seguidas nevando!!!
Te vuelves a la película
pensando. Hay que hacer algo. Esto no se repite todos los años. Ya está. Mañana
daré un paseo con las tablas de fondo y con los prismáticos. Esquí y pajareo.
Temprano me acerco con el cuatro latas al Río del Cubo a su paso por El Castillejo. Silencio en el campo. Una
bisbita común descansa en la rama bajera de una noguera. El suelo está cubierto
de nieve. Tardará tiempo en poder encontrar comida.
Hay tanta nieve que no tengo
problema para esquiar sin pisar tierra. Me cruzo con un vecino que aún ha
madrugado más para disfrutar la nevada dando un paseo con raquetas por la vega. La estación Calamocha Vega tiene
un aire extraño.
Me acerco al río. La nevada ha
cogido a los sargatillos comenzando su floración.
El río prácticamente no baja. Es
un conjunto de tablas conectadas con un hilo de agua. Han cerrado la compuerta
para limpiar de capitanas el cajero. Sin ganado que aproveche los rastrojos,
las capitanas prosperan, sobre todo si se producen como este año tormentas
estivales. Crecen y crecen. Y, en otoño ruedan hasta quedar atrapadas en ribazos,
cunetas y ... en acequias. Tiempos de cambios, nuevos problemas.
Las lavanderas blancas corretean cerca del camino
o descansan sobre las plantas acuáticas ...
Los pajareles (pardillo común) bajan a beber tras
picotear las resecas semillas de los armuelles de los ribazos.
Joven de lavandera blanca en su primer invierno. Foto: C. Pérez |
Macho de lavandera blanca. Foto: C. Pérez |
Macho de pajarel. Foto: C. Pérez |
Los petirrojos recorren la orilla
buscando pequeñas presas entre las ovas varadas y las hierbas. Una pareja de
patos azulones irrumpe sobre el río Jiloca, estos días con más caudal por
llevar también el del río del Cubo. Es la hora de la llegada de los cormoranes
grandes desde su dormidero en el embalse de Lechago. El picorelincho lleva de sonido el silencio de la nevada mañana.
El cielo sigue gris. No corre el
aire pero hace frío. La vega está preciosa. Al fondo, Valdellosa.
En un tramo del río con el cajero encementado queda al aire el agua y las plantas acuáticas, sumergidas hasta hace unas semanas. Hay grandes posibilidades de encontrar comida, sobre todo invertebrados acuáticos que quedan a la merced de los pequeños predadores.
El acentor común hace incursiones desde las (escasas) zarzas de la orilla ...
El cagamangos (tarabilla común) no para. De la punta del seco cardo al suelo. Del suelo a la ramica rota. ¡Qué bien puesto tiene el nombre!
En los cardos secos de los ribazos de estos secanos deambulan pequeños bandos de cardelinas ...
Me cruzo con una pareja de mayores que van al caseto a llevarle comida a los perros. Cada cual, su afán.
Cerca del pueblo, sobre unos altos, cientos de alaúdidos y de fringílidos rebuscan comida sobre unos rastrojos. Predominan los nevateros (pinzón vulgar) ...
y las gollorías (alondra común) ...
Cuando llego al pueblo me encuentro a todo el mundo en plena actividad. Docenas de paseantes disfrutan de esta mañana, ahora ya soleada, que les ofrece un paisaje especial. En mi memoria queda grabada ese viejo grupo de cabeceros que, como peirones en el camino, señalan el desvío hacia Las Lomas.
El acentor común hace incursiones desde las (escasas) zarzas de la orilla ...
Acentor común. Foto: C. Pérez |
Macho de tarabilla común. Foto: C. Pérez |
El chichipán (carbonero común), algo parecido. Actividad en las primeras horas de la mañana y tras una larga noche.
Chichipán sobre la nieve. Foto: C. Pérez |
Sigo mi ruta. Voy por el límite de la huerta y el secano. Las capitanas han quedado retenidas en una valla de espinos que cierra un campo de frutales.
Estas matas secas, tras rodar sobre las campos antes de pararse, aún contienen cientos de semillas dentro de sus frutos.
Los gorriones molineros saben donde encontrar su desayuno. Sus pequeños bandos irrumpen ruidosos sobre las matas secas desde los árboles vecinos. Cifran en el grupo su defensa. Saben que el gavilán recorre paciente el río, buscando un descuido de sus presas.
Continúo por el camino de El Poyo. Encuentro las huellas de un grupo de ciclistas que han salido a hollar la nieve y que han tenido que volver sobre sus rodadas hasta Calamocha. Cada cual quiere disfrutar la nevada a su manera.
El cielo sigue gris. La mañana fría. El silencio lo llena todo.
Bueno, hacia Las Lomas se escucha el recio trompeteo de las grullas.
Dejo la vega y me encamino hacia el secano.
Me encamino hacia las grullas. Sobre los rastrojos busca comida una treintena de ellas. Ruidosas y vigilantes ...
Grulla. Foto: C. Pérez |
Levantan el vuelo dejando sus huellas sobre la nieve ...
A mi izquierda dejo el pantano ...
la paridera de Las Lomas ...
y unos campos que forman parte de nuestras vidas ...
Una rayadica de sol, la primera de la mañana, me permite tomar una foto con algo más de luz. Giro la cabeza y veo la huella que voy dejando ...
Cerca del pueblo, sobre unos altos, cientos de alaúdidos y de fringílidos rebuscan comida sobre unos rastrojos. Predominan los nevateros (pinzón vulgar) ...
Macho de nevatero. Foto. C. Pérez |
Tardaremos años en ver algo igual.
2 comentarios:
Preciosa vuelta atrás a lo más duro del invierno, que cada año va siendo menos... mientras la banquisa del Artico se derrite (este invierno el peor dato en 38 años de observaciones) y la superficie nevada del hemisferio norte se reduce a mínimos históricos (la menor en 50 años) quién sabe si estás nevadas se harán más normales de lo que nos tiene acostumbrados el invierno calamochino. Pronto hablaremos de estos datos que sin duda están influyendo en la salud de los bosques canadienses.
!!que bonita crónica de un día cada vez más atípico !!
Carmen A.
Publicar un comentario