El pipirigallo o esparceta es una forrajera vivaz que participaba en la rotación de cultivos de los secanos turolenses por su valor nutritivo, la fertilización del suelo y su rusticidad. Este cultivo sufrió una acusada regresión en las últimas décadas.
Entre los campesinos existe la opinión de que es muy favorable para la fauna silvestre aunque no hay estudios que avalen tal opinión.
Durante un los cursos 2005/2006 Y 2006/2007 el alumnado de la asignatura “Botánica Aplicada” de 4º E.S.O. desarrolló una experiencia educativa sobre el valor ambiental de esta planta forrajera. Tres de aquellos alumnos, Alfonso Parrilla, Anchel de Jaime y Adrián Domingo, me propusieron continuarlo durante su 2º de Bachillerato centrándose entonces en la influencia de este cultivo en las aves silvestres. En concreto, en las aves invernantes, por aquello de que eran aquellas que podían estudiarse a lo largo del curso (2008/2009).
El trabajo pretendía comprobar la opinión de los agricultores, ganaderos y cazadores de que sobre el pipirigallo hay una gran riqueza de animales silvestres. En este caso, se quiso demostrar si esto es cierto para las aves invernantes.
El objetivo era caracterizar y comparar las comunidades de aves invernantes que mantienen el pastizal de pipirigallo y el cultivo de cebada en la comarca del Jiloca. Al haber sido realizado por estudiantes de Bachillerato, perseguía también una finalidad educativa como es el aprendizaje y aplicación del método científico mediante un estudio de Biología de Campo.
El método de trabajo consistió en registrar las aves observadas en bandas de 50 metros mediante transectos realizados al amanecer y a pie a través de ambos cultivos durante doce jornadas entre octubre de 2008 y febrero de 2009. Fue realizado en diversas parcelas de la partida de La Nava, cerca de la rambla de la Cirugeda, en el término de Calamocha.
La abundancia de aves ha sido de 107,85 individuos para el pipirigallo y de 32,67 ejemplares para la cebada referido a un kilómetro de transecto. La riqueza para el conjunto de jornadas fue de 18,8 especies para el pipirigallo y 12,0 para la cebada, sobre un kilómetro recorrido de cultivo. La diversidad ecológica también es mayor en la forrajera (2,4073) que en el cereal (2,2873) aunque las diferencias son menores.
La alondra común, la calandria y el pardillo común suponen el 83,09% de la avifuna invernante en pipirigallo y el 80,04% en cebada.
Alondra común (Alauda arvensis)
Calandria o corbatera (Melanocorypha calandra). Foto: Rodrigo Pérez
Pardillo común o pajarel (Carduelis cannabina)
En pipirigallo la alondra común es la especie más abundante, seguida de la calandria común y el pardillo común. La bisbita común, siendo mucho menos representativa, muestra una gran dependencia al dicho cultivo.
En cebada, la calandria común supera en población al resto de las especies.
Ambos alaúdidos parecen reducir la competencia interespecífica cuando hay cultivos de forrajeras intercaladas en secano cerealista.
El pipirigallo ofrece en la invernada una mayor variedad de alimento a especies granívoras y una estructura vegetal más compleja que favorece la protección ante depredadores en un medio muy expuesto especialmente en especies menos gregarias como es el caso de la alondra común.
Durante estos días se está celebrando en la localidad leridana de Tremp el XX Congreso Español de Ornitología organizado por SEOBirdLife. Este trabajo fue seleccionado en su momento por el comité organizador para su exposición oral y ayer fue expuesto ante un buen número de ornitólogos.
El trabajo de este equipo ha dado sus frutos científicos y educativos.
1 comentario:
Hermosas aves, me gustaría visitar sus habitats y verlas en persona.
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