Diseminadas entre los campos o arrimándose a los montes, un gran número de parideras salpican el Campo Romanos. Es un testimonio más de la importancia de la ganadería ovina en la economía de estas tierras. Y, además, uno de los agentes que más han contribuido a cincelar este paisaje.
Algunas son de pequeño tamaño. Solo un cubierto con un diminuto corral anexo. Otras veces se disponen agrupadas unas junto a otras formando un conjunto de siete, como en La Rebollosa, en Villanueva de Huerva.
Lamentablemente, muchas están comenzando a desmoronarse. Y no pocas están ya caídas.
Pero también las hay que han sido remozadas y mantienen su actividad, como esta que se encuentra en la cabecera del río Lanzuela y al pie de la Modorra, en Cucalón.
La observación curiosa de estos edificios muestra múltiples detalles de la mentalidad ahorradora de nuestros mayores. Se empleaban las técnicas y los materiales que se podían procurar del entorno. Piedra, madera, tapia, teja árabe, ramas ….
En su interior, se organiza el espacio.
Pesebres para los machos ….
y para las ovejas….
En la cubierta, el puente (apuntalado) soporta las vigas de cabecero ….
y éstas, a los cabrios, también hechas de ramas menores de chopo (para escusar cañizos).
Todo ello, soporta un lecho de ramas y hojas, sobre el que hay una capa de tierra y, por último, las tejas.
Estudiar las parideras es una actividad no exenta de riesgo. Si te barruntan las pulgas, pueden se te pueden subir por docenas. Y con la gana que tienen ….
José Antonio Sánchez y Chabier de Jaime
1 comentario:
Bonito lugar, me gustaría vivir en una zona asi, lejos de la ciudad y con aire limpio.
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