Los topónimos son los nombres propios de un lugar. Muchos de ellos derivan de alguna característica física o del entorno natural que ha llamado la atención de las personas. Algunos se asocian a personas hechos o costumbres que han podido ocurrir en dicho paraje. Algunos contienen palabras antiguas, a veces casi perdidas. Son una porción de la cultura popular.
Los topónimos antiguos también pueden ofrecer información sobre las condiciones del medio en el pasado y ayudan a entender los cambios que ha experimentado un determinado paraje.
Pero además permite conocer la vida silvestre de nuestros pueblos.
Hace unos días encontramos esta placa en Ferreruela de Huerva.
Daba nombre a un estrecho callejón –casi es un pasadizo- situado entre la iglesia y el ayuntamiento, muy cerca de la plaza.
Fuina en aragonés significa garduña (Martes foina). Es decir, un pequeño carnívoro de la familia de los Mustélidos (hurones, tejones, visones, etc.) que habita en los bosques, en zonas abiertas y en alrededores de los pueblos.
Garduña cruzando la viga de un granero. Foto tomada de José Luis Rodríguez
Vemos que en Ferreruela todavía se emplea esta denominación para dicho animal. Está muy bien. En Torrecilla del Rebollar, en Bañón o en Calamocha se emplea más la palabra uina, fórmula más castellanizada. De hecho se aplica mucho con sentido figurado para calificar a las personas que son muy interesadas y poco sinceras.
Las uinas o fuinas, las de verdad, se refugian con frecuencia en los graneros, pajares o en edificios en ruinas. Se alimentan de ratones y pequeños pájaros, pero no descartan entrar en gallineros donde pueden causar importantes daños. Son más frecuentes en las zona menos habitadas y parecen competir con los gatos y con los perros domésticos.
Según nos informan en Ferreruela, hace unos años había un terreno detrás de la iglesia donde antes estaba el cementerio y se empleaba como trastero. Por entonces se produjeron varios ataques de fuina en los gallineros del pueblo, lo que causó la alarma entre los vecinos. El animal era visto mientras se escabullía por esa parte del pueblo. Tal vez no se refugiara lejos.
Al parecer, se daban comentarios jocosos entre algunos vecinos sobre este pequeño carnívoro salvaje. Tal vez por eso, cuando hace unos doce años se creó el callejón, se le dio el nombre: Paseo de la Fuina.
Nuestra enhorabuena por integrar la cultura popular y la vida silvestre en el callejero de un pueblo, por emplear los nombres populares de los animales y por mantener vivo el aragonés en el habla viva.
José Antonio Sánchez y Chabier de Jaime
3 comentarios:
Recuerdo haber hablado hace ya algunos años sobre el tema de la fuina de Ferreruela con nuestro amigo Óscar Gracia. Todo un homenaje a tan esquivo morador de tapias y corrales :)
En portugués se escribe "Fuinha", o sea, como el "nh" tiene el valor de "ñ" en portugués y occitano, se pronuncia "Fuiña", lo que no es muy diferente del aragonés. un abraço / abrazo.
conservar las tradiciones locales y el conocimiento de la naturaleza en el entorno rural.
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