Rocín es el nombre popular de una de las aves más emblemáticas de las estepas aragonesas: la alondra ricotí o de Dupont (Chersophilus duponti).
Es también la denominación que se le decidió dar en 1994 al primer Anuario Ornitológico de Aragón, en homenaje a esta especie de alaúdido, que fue descubierto en las estepas de Belchite.
Un anuario ornitológico es una publicación en la que se recogen las observaciones interesantes de aves de un periodo de tiempo determinado en un determinado territorio que han sido aportadas por aficionados o profesionales de manera altruista. Habitualmente contiene un Listado Sistemático de Observaciones de Aves correspondiente a uno o a varios años y una serie de artículos y notas sobre las aves de ese territorio.
Hace unos meses ha sido editado Rocín Volumen VI. Anuario Ornitológico de Aragón 2004-2007 por el Consejo de Protección de la Naturaleza de Aragón con la colaboración del Departamento de Medio Ambiente, SEO/BirdLife y SODEMASA.
El plato fuerte de Rocín 6 lo constituye el Listado Sistemático de Observaciones correspondientes al periodo comprendido entre 2004 y 2007. Para la confección de este ejemplar se han aportado más de 6000 observaciones por un total de 280 colaboradores. Semejante trabajo ha sido desarrollado durante varios años por un equipo de ornitólogos voluntarios que se encargan de recoger, organizar, analizar y seleccionar los datos recibidos.
Como el estatus de una misma especie puede tener diferencias según localidades, para cada una de ellas se establecen unos criterios de selección que pueden ser el número de ejemplares observados, las fechas, algún rasgo singular de su comportamiento, su reproducción o su simple presencia para aquellas raras o de presencia ocasional.
Un anuario ornitológico es una obra que aporta información actualizada de gran interés para conocer la situación de las aves de una zona. Requiere, eso sí, que haya observadores en el mismo, lo que no siempre ocurre en un territorio tan extenso como nuestra tierra ya que en su mayor parte los naturalistas acuden a los espacios naturales más reconocidos, lo que acaba produciendo una retroalimentación positiva en la información ornitológica en estos parajes. Y viceversa. En zonas muy poco prospectadas, como ocurre en amplísimas zonas de Aragón, especialmente en el sur de la Ibérica, hay pocos datos lo que impide fomentar el interés entre los aficionados a las aves.
Sin embargo, en los últimos años se ha incrementado notablemente en número e interés de las observaciones en las comarcas turolenses por el creciente número de observadores, su mayor experiencia y mayor trabajo de campo.
En lo que concierne al Campo de Daroca y al Jiloca podemos encontrar numerosas observaciones de gran interés para el periodo 2004-2007 en Rocín 6.
Las lagunas de Gallocanta, La Zaida y Guialguerrero acumulan el mayor número de datos para este territorio, especialmente sobre diversas especies de anátidas, garzas, cigüeñas y, sobre todo, limícolas.
Otros humedales más modestos, como Los Ojos de la Rifa (Caminreal) han aportado valiosa información por las campañas de anillamiento desarrolladas y el seguimiento realizado por Antonio Torrijo. La recuperación de lagunas temporales como la Balsa de la Mierla (Ojos Negros) favorece la cría ocasional de aves limícolas, como la cigüeñuela común, lo que amplía las localidades de reproducción conocida.
Cigüeñuela común. Foto: Rodrigo Pérez
En el valle del Jiloca destacan las concentraciones invernales de milano real (524 ejemplares en Fuentes Claras, el 14.01.2007) y las estivales de alimoche (27 ej. en Calamocha, 26.07.2006). La concentración de citas estivales en varios puntos sugiere una posible reproducción del aguilucho pálido. Una interesante cita de elanio azul en Cucalón (01.10.2007) apunta la expansión de la especie hacia el oeste de la península Ibérica. Son numerosos los registros estivales de cernícalo primilla en su movimiento postnupcial hacia el norte peninsular previo a la migración otoñal pero también muy significativos los primeros datos de reproducción en zonas altas del Pancrudo y Alfambra (Alpeñés y Lidón) muy próximas a la comarca del Jiloca.
Muy interesante es la observación de 14 machos de alondra-ricotí (rocín) en las parameras de Nombrevilla, población muy vulnerable por la intensificación agrícola en forma de concentraciones parcelarias.
Alondra-ricotí. Foto: Rodrigo Pérez
Se prodigan las observaciones prenupciales precoces (11.03.2004 en Bello; 19.03.2007 en Gallocanta) y postnupciales tardías (11.11.2007 en Bueña; 03.11.2005 en Odón y Las Cuerlas) de migrantes transaharianos como la collalba gris. Así, Estos cambios en la fenología migratoria pueden estar relacionados con cambios climáticos globales.
El anillamiento también ha podido constatar el paso migratorio postnupcial de pechiazul y de sílvidos palustres como la buscarla pintoja, la buscarla unicolor, el carricerín común o el carricerín cejudo en los humedales del fondo del valle del Jiloca (Ojos de Caminreal y laguna del Cañizar).
Buscarla unicolor. Foto: Ch. de Jaime
La cría del alcaudón dorsirrojo en las sierras de la margen derecha del Jiloca ha quedado muy bien regstrada con datos de Piedrahita, Fonfría, Fombuena, Loscos, Alpeñés y Torrecilla del Rebollar.
El invierno propicia el gregarismo de algunas especies de aves propias de medios abiertos. Datos como la concentración de un millar de calandrias comunes en Bello (26.11.2004) y 350 chovas piquirrojas en Odón (21.12.2007) son buenas muestras.
Pareja de chovas piquirrojas. Foto: Aurélien Audevard
Entre los artículos de interés para la ornitología comarcal cabe destacar el “Censo de avutarda común (Otis tarda) en Aragón durante el periodo 2004-2007” de F.J. Sampietro, J.L. Rivas y J.Sanz.
En definitiva, invitamos a conseguir y a consultar la valiosa información aportada por esta obra a los cada vez más numerosos y entusiastas aficionados a las aves del Jiloca y Campo de Daroca.