El barranco Valdelacasa, en el término de Nogueras, tiene en su fondo varias laderas aptas para su cultivo agrícola. En el linde entre dos campos observamos una pequeña superficie cubierta por vegetación espontánea, a modo de isla.
En muy poca extensión encontramos una muestra representativa de la vegetación de estos montes.
Una joven carrasca nos indicaba cuál es la especie dominante en los bosques maduros del entorno.
A su alrededor, había muestras de tres especies de arbustos espinosos.
La zarza escalambrujera o escaramujo (Rosa canina) es una de las pioneras en las primeras etapas de la recuperación del matorral.
También podía encontrarse otro espino, la gazpotera, espino albar o majuelo (Crataegus monogyna) algo más común en matorrales menos perturbados y con una recuperación algo más avanzada.
Indicando cierta proximidad del freático, el zarzal (Rubus ulmifolius) aprovechaba el sombreada de las citadas plantas para trabar una maraña.
Las junqueras (Scirpus holoschoenus) nos confirmaban la presencia de agua en el subsuelo accesible durante varios meses.
Completaba este conjunto la retama común (Retama sphaerocarpa), leguminosa arbustiva de gran altura que matiza muy bien la menor incidencia de las heladas en estos somontanos de la Ibérica hacia el valle del Ebro.
Estos pequeños retazos de vegetación leñosa entre los campos ofrecen diversos servicios ambientales en su entorno incluso para las propias parcelas cultivadas de su entorno. Atenúan el rigor climático, favorecen a la vida silvestre, reducen la erosión y mejoran el suelo.
El Ayuntamiento y los vecinos de Monreal del Campo hace años que lo tienen claro. Mientras tanto, las concentraciones parcelarias que vamos viendo por los pueblos de la comarca, van en la dirección contraria.
Los cazadores comprueban como desaparece la vida silvestre tras una concentración. Lo saben, pero no dicen nada ….
No hay comentarios:
Publicar un comentario