Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

viernes, 14 de junio de 2013

LOS VUELVEPIEDRAS … ¡SIN PLUMAS!

La llegada de la primavera viene acompañada de buenas noticias para los naturalistas, y más aún un año tan húmedo como el que estamos viviendo. Las primeras golondrinas cantando sin parar en los cables o viejas ventanas de nuestras casas, el melancólico canto crepuscular del ruiseñor, cunetas y yermos inundados de margaritas y ababoles son solo algunos ejemplos de la explosión de vida que ahora nos rodea. Pero hay una actividad que para muchos destaca sobre las demás, entre los que muy a gusto me incluyo: levantar piedras.

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Por cuestiones de salud este año no hemos podido prodigar mucho que digamos nuestras salidas al campo, pero ayer tantos días de sofá mirando por las ventanas fueron contrarrestados con una gran alegría. Cogimos la furgoneta, el equipo de naturalista básico (guías de campo, cazamariposas, redes para renacuajos, cámara…) y nos fuimos con idea de llegar hasta Guialguerrero. Pero no hizo falta llegar tan “lejos”. No pasamos del cerro de Santa Bárbara, entre Calamocha y Torralba de los Sisones. Como podemos ver en la primera fotografía, el campo está exuberante. Barrancos secos años tras años ven correr ahora pequeños regatos que no dudan en inundar las hondonadas para formar lagunazos en los que ranas y sapos desovarán.

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Y claro, había que levantar piedras. Por muchas que levantes, la emoción al agacharse y alzar una roca para sorprender a su posible inquilino es tan intensa como si fuera la primera vez. La mayor parte de las veces son las hormigas con sus pobladas colonias las que moran bajo el suelo, no por abundantes menos espectaculares. Otras veces la sorpresa es aún mayor. Escolopendras, alacranes, ratones, sapos, lagartos, eslizones, culebras e incluso víboras pueden esconderse a escasos metros de nuestras ciegas miradas.

Pero en este caso el inquilino era aún más singular: una culebrilla ciega (Blanus cinereus). Son muy escasas las citas de esta especie en la provincia de Teruel, tan solo una del año 1987 en la localidad de Tornos (hacia el pinar de Torralba de los Sisones), otra posterior en el cerro del Poyo (una muda), localidad en la que un vecino encontró (y mató) dos refugiadas debajo de unos ladrillos apilados en un corral y aún hay otra cita en la zona Guilaguerrero-La Zaida.

Lo peculiar de nuestro hallazgo bien merece unas cuantas palabras.

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La culebrilla ciega forma parte de la familia de los anfisbénidos, de distribución básicamente tropical, siendo el género Blanus el único representante europeo. Hasta hace pocos años sólo se reconocía una especie, pero estudios genéticos han separado las poblaciones del suroeste peninsular para formar una segunda especie casi indistinguible externamente.

La culebrilla ciega es un reptil con aspecto de lombriz de tierra. Los que viendo las fotos piensen que “es que es una lombriz” que se fijen con atención en las escamas y diminutos ojos para salir de dudas. Se trata de un animal de hábitos hipogeos, como bien demuestran todas las adaptaciones morfológicas de su cuerpo vermiforme: ojos atrofiados y subcutáneos, ausencia de patas, cabeza robusta y apenas diferenciada del resto del cuerpo para excavar sus galerías. Le gustan los suelos arenosos de ambientes mediterráneos y algo húmedos, no superando con frecuencia los mil metros de altitud, razones por las cuales es tan rara en nuestra provincia. Y no sólo en ella, sino que es escasa en todo Aragón, ausente de la franja norte y con citas puntuales repartidas por la provincia de Zaragoza. En el sur de la península es mucho más común, siendo de hecho una especie endémica de España y Portugal.

Las tres únicas citas que se tienen corresponden a un territorio que coincide con los montes que arrancan en El Poyo del Cid (San Esteban), la sierra de Valdellosa (Santa Bárbara) y los montes de Valdelacasa. Son cuarcitas ordovícicas afectadas por un ombroclima algo fresco. La cuarcita al meteorizarse desprende granos de arena, el sustrato sobre el que prosperan carrascales y rebollares que mantienen la humedad del suelo. Justo el ambiente requerido por la culebrilla ciega: suelos arenosos, frescos y ricos en humus.

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Su alimentación está basada en invertebrados, en especial hormigas y sus larvas, siendo a su vez presa sobre todo de topos, lagartos y culebras debido a sus hábitos hipogeos.

Especie totalmente inofensiva, tiene como es habitual en otros reptiles tres estrategias defensivas principales: la huida, enroscarse para proteger la cabeza y desprenderse de la cola (autotomía), motivo por el cual hay que tener mucho cuidado a la hora de manipularla.

Y para acabar, algunas recomendaciones por si alguien se apunta a este sano club de “vuelvepiedras humanos”:

  1. A la hora de levantar una piedra controlar siempre donde se colocan las manos, nunca por debajo y fuera de la vista.
  2. Hay que tener muy presente que al levantar la piedra podemos descubrir un inquilino de los “grandes”, no sea que del susto dejemos caer la roca y chafemos al pobre animal.
  3. Tras manipular la roca y sus posibles moradores hay que intentar dejar todo como estaba. Como siempre: lo mejor es que no se note nuestro paso y dejemos el menor rastro posible.

Así que ¡adelante!, a disfrutar de esta húmeda primavera.

Rodrigo Pérez (Texto) y Carlos Pérez (Fotos)

4 comentarios:

COLECTIVO SOLLAVIENTOS dijo...

Creo recordar, que en torno a 1995, cuando Ecologistas en Acción-OTUS entrego el premio medio ambiente al Ligallo de Pastores de Fortante, descubrimos en el barranco Zoticos una culebrilla ciega.
Si no recuerdo mal, venían Jose Antonio Sancho y Antonio Torrijo. Haber si ellos lo recuerdan con más precisión.

José Antonio S. dijo...

Camino de la paidera de Lionel en Zoticos para estajar unas ovejas de raza cartera para la muestra de la fiesta de los pastores trasumantes encontramos unos reptiles.
Angel recuerdas casi casi pero no fue culebrilla ciega ,fué eslizón ibérico que a esas altitudes es frecuente y una lagartija que no pudimos identificar teniendola el la mano,porque a 1400 m de altitud en esos años que no nos faltaba afición ni ganas de aprender con nuestros conocimientosnos fue imposible de distinguir la especie entre lagartija roquera de la ibérica porque es donde se separan las dos especies por altitud y parecen híbridas.

Pilara dijo...

Felicidades Rodrigo y Carlos!!! Muy bonita la entrada, las fotos y la culebrilla... Cuantas cosas que agradecer a esa sana curiosidad de algunos humanos. Seguiremos vuestros consejos y nos tornaremos "vuelvepiedras"...a ver si hay suerte!!!

Ángel Marco Barea dijo...

Tu si que te acuerdas de todo, Jose Antonio