Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

martes, 2 de julio de 2013

EL MUSEO DE LOS MARES PALEOZOICOS. UNA EXPEDICIÓN EN EL ESPACIO Y EL TIEMPO DE JÓVENES ESTUDIANTES DE SECUNDARIA

Somos gentes de tierra adentro. No es que tengamos muy lejos el mar, a poco más de cien kilómetros en línea recta. Pero nuestras referencias espaciales y ambientales son las de los campos y montes de ese pasillo que forma la cordillera Ibérica entre el valle del Ebro y el litoral valenciano. Todos hemos visitado la costa, más las urbanizadas playas que los agrestes acantilados. Pero nos falta la cultura marina, la que permite comprender la magnitud y la dinámica oceánica, la que se consigue recorriendo lonjas de pescadores, zambullirse en el mar o escudriñando las costas rocosas …..

Casi no conocemos cómo son los ecosistemas litorales cantábricos o mediterráneos. Exóticos nos resultan los de las costas del norte de Canadá, Groenlandia o las costas antárticas, los de las plataformas continentales situadas a gran latitud, las de zonas peripolares. Interpretar esos ambientes requiere comprender las características de las aguas (temperaturas, oxigenación, salinidad, iluminación, etc.) y sus dinámicas, tanto horizontal (oleaje, corrientes y mareas) como vertical (afloramiento de aguas de las llanuras abisales), y las de los variados relieves y sedimentos submarinos. Los organismos que viven sobre el fondo de estos mares (bentos) y los que lo hacen nadando o flotando inmersos en las aguas libres, tanto en zonas litorales como en aguas abiertas, tienen rasgos comunes con los que viven en otras latitudes pero también particularidades propias por ser una región biogeográfica muy diferente.

 Fauna marina del Devónico. Fuente: Origin of Life

Pero, si además queremos conocer cómo podían ser y funcionar estos ecosistemas hace entre 430 y 360 millones de años, en un momento en el que la vida sobre el planeta tenía importantes diferencias con respecto a la existente en la actualidad, entonces las dificultades son enormes. Sin embargo hoy esto es posible.

Paleozoico es la denominación del tiempo “de los animales antiguos”. Es una era (antes llamada Primaria) que comienza hace unos 542 millones de años (M.a.) y que concluye hace 251 millones de años. Se subdivide en seis periodos que, de más antiguo a más reciente, son el Cámbrico, el Ordovícico, el Silúrico, el Devónico, el Carbonífero y el Pérmico. A lo largo de esta larga era geológica fueron muy numerosos los cambios ecológicos, geográficos y climáticos en un planeta donde la evolución biológica y el dinamismo interno de la Tierra tuvieron tiempo suficiente para manifestarse.

File:Phanerozoic Climate Change.png

Durante buena parte del Paleozoico lo que en la actualidad conocemos como península Ibérica se encontraba formando parte de la plataforma submarina de un gran supercontinente (Gondwana) que estaba situado sobre el Polo Sur.

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En estos ambientes subacuáticos fueron sucediéndose comunidades biológicas adaptadas a las condiciones ambientales y fueron acumulándose enormes depósitos de sedimentos en los que fosilizarían los restos de muchos seres vivos. El movimiento de las placas tectónicas propició tiempo después varios episodios de choque entre ese continente y otras masas próximas y el levantamiento y plegamiento de dichos sedimentos integrándose en cordilleras recién emergidas. La historia geológica posterior es larga y compleja, pero puede resumirse en un etapas de predominio erosivo (ambientes continentales) o de predominio sedimentario (ambientes de inundación marina), mientras los continentes variaban de posición, superficie y número, y las comunidades biológicas exploraban multitud de fórmulas, tanto en los mares y océanos como definitivamente en tierra firme. Y así hasta nuestros días.

La prolongada situación en el borde inundado de un continente de la actual península Ibérica permitió la acumulación de series de estratos de muchos kilómetros de espesor. Las tierras del Jiloca y del Campo de Daroca forman un privilegiado territorio para interpretar los sucesos que acontecieron en esas plataformas continentales durante el Paleozoico. En una pequeña superficie de este rincón de la cordillera Ibérica afloran rocas formadas en todos sus periodos. No es un registro continuo, pues hubo fases de predominio erosivo y también materiales geológicos correspondientes a etapas que no se encuentran a la intemperie.

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En las sierras de Cucalón, Herrera y Oriche pueden encontrarse los sedimentos depositados entre el inicio del Ordovícico (hace 490 M.a.) y el final del Devónico (hace 360 M.a.) en una parte de la historia de la Tierra en la que los continentes las manifestaciones de la vida se reducían a algunos sencillos vegetales, mientras que en los mares se expresaba de forma esplendorosa. Desde hace más de cien años, los geólogos europeos han recorrido los cabezos de esta parte de la cordillera Ibérica recogiendo fósiles que han dotado importantes colecciones y realizando estudios de la fauna que habitaba en estos mares que han descubierto nuevos grupos y otras aportaciones sobre la vida en aquellos tiempos.

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La importancia de los yacimientos paleontológicos de Badules, Fombuena, Nogueras, Bádenas, Loscos, Monforte de Moyuela, Santa Cruz de Nogueras es tal que este territorio está considerado como un Punto de Interés Geológico de importancia internacional.

Esto es algo bien conocido entre los geólogos y entre los vecinos de la zona que durante años los han visto excavar o que han realizado sus propias excavaciones. Pero era algo que no trascendía al resto de la sociedad, distante de su significado por la dificultad que supone interpretar los fósiles depositados en ambientes y tiempos muy diferentes, y en las últimas décadas, por una normativa de conservación del patrimonio tan restrictiva que impide a salir al monte a buscar fósiles.

Pero la incomprensión popular de este patrimonio científico y cultural puede ha llegado a su término desde hace un año.

El impulso de los vecinos de Santa Cruz de Nogueras, el entusiasmo y conocimiento de los paleontólogos Enrique Villas y Zarela Herrera (Universidad de Zaragoza) y el apoyo de las instituciones aragonesas ha cuajado en la construcción del Museo de los Mares Paleozoicos y en la edición de la guía “Fósiles paleozoicos en el valle del río Cámaras”.

portada fósiles

Esta es la ocasión de asomarnos a través de un singular batiscafo a explorar los fondos submarinos de las plataformas continentales de la Gondwana durante el Silúrico y el Devónico. Una expedición a un ambiente ecológico único, situado en una región geográfica peripolar y en un momento de la historia de la Tierra muy concreto.

La visita a museo es una experiencia tanto para el conocimiento como para los sentidos.

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Pude conocerlo junto a un grupo de amigos el pasado otoño de la mano de Zarela.

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El museo no es muy grande pero sí está muy bien aprovechado. Utiliza los dos pisos de un edificio moderno y funcional aunque con referencias a la arquitectura popular de la sierra, que ha sido erigido sobre los terrenos del antiguo horno municipal.

El diseño de la planta baja recrea las condiciones ambientales de estos ambientes marinos. La luz azulada que parece filtrarse de la superficie del océano, el rumor de las olas, las huellas sobre el cieno de los organismos, las rizaduras producidas por el oleaje, las ilustraciones o los modelos de los organismos ….. te sumergen sensorialmente bajo el agua.

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En sus vitrinas hay compiladas muchas lecciones de zoología. Sin estar recargadas, sus vitrinas exponen numerosos fósiles recogidos en la zona y que han aportados por investigadores y por aficionados. Se organizan por grupos taxonómicos.

Hay vitrinas dedicadas a los corales, los coloniales y los solitarios ….

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a los crinoideos, animales bentónicos conocidos como lirios de mar ….

a los abundantísimos braquiópodos, invertebrados dotados de dos conchas desiguales (conocidos en la zona como mariposas) cuyos restos llegaron a acumularse formando potentes bancos calizas conchíferas (lumaquelas) durante ciertos momentos y que tuvieron una extraordinaria abundancia en aquellos mares …..

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a los moluscos, especialmente a los cefalópodos, que con grupos como los ortocerátidos tuvieron también una importante presencia en los ambientes de agua abiertas ….

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… así como también otra dedicada a los populares trilobites, artrópodos del bentos que evolucionaron completamente a lo largo del Paleozoico desapareciendo a su término. La buena conservación de las piezas expuestas permite realizar observaciones de gran detalle sobre su anatomía lo que ha ofrecido aportaciones al conocimiento de su evolución.

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Los vertebrados están presentes en el grupo de los peces acorazados. Los restos encontrados y estudiados por el paleontólogo alemán Peter Carls permitieron describir a la especie Carolowilhemina geonostica, única conocida para una familia nueva dentro de los peces con placas dérmicas …

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A principios de este curso decidí incluir una visita a este museo y a la Ruta del río Nogueta en la programación de la Ciencias de la Naturaleza de 2º de Secundaria. Es cierto que en este nivel, los contenidos adquiridos en Geología (Estratigrafía y Paleontología) son insuficientes y que por entonces la Evolución no ha sido abordada. Pero la curiosidad que muestran los chavales pequeños es formidable y se va perdiendo conforme crecen ….

Así que allá que nos fuimos. Fue un día gris y frío de final de mayo.

Lo primero que llamó la atención es que la carretera es estrecha pero no infernal. Una vez advertidos del riesgo de mareo, tan solo un par de personas lo acusaron a lo largo del viaje.

Lo segundo es que el trayecto es más corto de lo que parece. El valle del Cámaras y el del Jiloca están más separados en la mente de sus gentes que en el terreno físico, a pesar de tener una sierra de por medio.

Y lo tercero … es que aprendieron y disfrutaron de lo lindo.

Al trasponer el puerto que separa el valle del Huerva del Cámaras hicimos una parada para observar y comprender el sinclinal de Bádenas. Una consecuencia de los esfuerzos tectónicos sobre los estratos de areniscas ….

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Tras coger algo de aire y centrar sus mentes un poco nos llegamos a Santa Cruz de Nogueras, donde nos repartimos en dos equipos: uno visitaría el museo y el otro haría un recorrido por el campo.

Me sumé a este último, siendo acompañado por Enrique Villas, paleontólogo y profesor de la Universidad de Zaragoza. Nos acercamos a una ladera situada junto al valle del río Cámaras, cerca del antiguo molino harinero, donde intentamos situarnos en un perfil geológico que nos habían preparado.

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La primavera se ofrecía espléndida esa fresca mañana ….

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Allí, explicó los procesos sedimentarios que originaron en el Devónico Inferior la serie de lutitas pizarras arcillosas y calizas (formación Mariposas), entre las cuales se depositaron restos de organismos marinos.

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Los chavales batieron la superficie del terreno encontrando restos de tallos de crinoideos, abundantes y diversos caparazones de braquiópodos e incluso …. ¡un pequeño trilobites!

Recorrimos la serie hacia el fondo del valle hasta alcanzar unas calizas con huellas de oleaje (ondulitas)  y pistas de reptación de gusanos…

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Volvimos al pueblo. En el museo nos esperaba la paleontóloga Zarela Herrera, otro de motores del museo, que centró la atención del alumnado en el espacio y en el tiempo mediante una presentación oral ….

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y algo después en la planta baja cautivándolos con sus recursos mientras les enseñaba a leer los indicios de la actividad de aquellos seres vivos y procesos geológicos registrados en los materiales mostrados en las exposiciones y vitrinas …

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… de donde se fueron con una magnífica impresión y una mochila cargada de experiencias e ideas que irán surgiendo en años sucesivos.

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Tras jugar un buen partido de fútbol en la plaza, nos fuimos a comer al bar donde nuestro ruidoso grupo fue acogido con gran amabilidad y paciencia por los vecinos de Santa Cruz. Allí, entre dimos cuenta de nuestros bocatas y unas sabrosas cerezas de Calatayud que compramos al frutero ambulante. Y tras el descanso, no faltó un Harlem-Shake, por si no habíamos dado bastante de qué hablar.

A la vuelta, nos desviamos un poco hacia Loscos para ver las rocas subvolcánicas que afloran junto a la carretera.

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Pero después de un baile de calle cualquiera les atraía ahora con las interpretaciones de los procesos paleomagmáticos ….

Y así, entre bromas y juegos, fuimos llegando a Calamocha mientras iba pensaba en la gran fortuna que tienen estas comarcas de disponer de un recurso didáctico tan extraordinario, en las enormes posibilidades educativas que ofrecen estas sierras.

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