Un año más el Centro de Estudios del
Jiloca, y en esta ocasión, la Asociación de Amigos de Badules y el Ayuntamiento organizaron una
fiesta magnífica el sábado 22 de octubre de 2016. Pongo la fecha para que
dentro de cien años se pueda tener una visión conjunta.
Ocho ha sido el número de la fiesta:
Ocho horas de fiesta, aunque hubo quien la
alargó.
Ocho veces saludándonos “los choperos”. Esta
vez en la Plaza de Badules, con un día perfecto porque conseguimos lo que
pretendíamos: hacer el recorrido y la escamonda sin agua y que luego lloviera,
que buena falta hace para la tierra.
Ocho veces en las que Chabier, al inicio de
la jornada, remarcó algún aspecto de los chopos cabeceros que siempre hace
distinta la fiesta, en esta ocasión nos dio unas pautas de ubicación. El Campo
Romanos a 900 metros de altura, con 450/500 litros de precipitación media anual, del enfoque de la fiesta de este año “Árboles
en la memoria”, indicando que los chopos cabeceros son testimonio de una
época en la que no había límites entre lo forestal, lo agrícola y lo ganadero.
El escenario
vital de generaciones, plantados y cuidados por los agricultores; época en la
que se resolvían las necesidades y, en concreto, tras la deforestación intensa
de los siglos XVII al XIX, se plantaron estos árboles en forma de cultivo, con lo que también tenía
una funcionalidad comercial, además de ser una forma de obtener recursos para la
construcción (vigas), alimento para los animales (chopina), sombra (sesteadero) incluso la propia parte
muerta del árbol (hogueras festivas) y para mil vivencias personales (lugar de juegos
de los niños, paseos, recuerdos, vivencias…) y dentro de esta
plurifuncionalidad que habla de una cultura global, la creación de paisajes
originales y la aportación a la biodiversidad. ¿Me han salido ocho funciones de
nuestros chopos?
Ocho exclamaciones, al menos, sobre lo bonito
y lo vivo que está el Huerva en Badules. No caudaloso pero sí con aguas de
buena calidad y con un aprovechamiento agrícola que hace que esté en buen estado
de conservación. Fuimos por el Camino del Río Bajo en dirección a Villadoz,
pisando los rastrojos, haciendo una vuelta circular tras pasar el río.
Ocho vigas grandes, más las pequeñas, que
Felipe Ruiz y Miguel Ángel Lázaro escamondaron en la zona cercana al paraje de
La Venta. Ocho veces en que dijimos el ¡Ohhhh! cada vez que caía una viga.
Ocho árboles plantados para preparar una
nueva generación, precisamente por niños y niñas que acarrearon el agua y le
dieron a la azada. (Igual eran más de ocho, pero como ahí empezó a amenazar
lluvia, no sé si los conté bien).
Ocho bichos en el lavadero, obras geniales
de José Azul, mezclando herramientas de la vida pasada con piedras y mucha
imaginación.
Ocho cuadros con las fotos del III Concurso
de Fotografía del chopo cabecero, en el lado sur del lavadero, y ocho y muchos
más en la otra pared.
Ocho aplicaciones de la miel en la
elaboración de los productos que se ofrecían al lado de la carpa: hidromiel,
hidromiel con lúpulo a modo de cerveza, miel de romero, de eucalipto, mil
flores, hidromiel con más graduación y sabor a vermut, polen y jalea.
Ocho modelos (o más) de artesanía por si
alguien se quería llevar un recuerdo, además de la lotería de la asociación
¡que este año toca!.
Y también ocho los litros de agua que se recogieron tras la jornada de campo. Llegó la lluvia sobre unos campos secos y necesitados. Y sobre los arbolicos recién plantados.
No pudimos ver el audiovisual "Árboles en la memoria" elaborado por Fernando Herrero y Pilar Edo porque había mucha luz, pero se colgará en la página del CEJ, en Natura Xilocae y en la página de los chopos cabeceros.
No pudimos ver el audiovisual "Árboles en la memoria" elaborado por Fernando Herrero y Pilar Edo porque había mucha luz, pero se colgará en la página del CEJ, en Natura Xilocae y en la página de los chopos cabeceros.
Ocho por dos modelos de instrumentos de
vientos pastoriles que nos mostró Luis Martín, “el Churro”, un hacedor de
músicas del grupo Gaiteros del Jiloca, que realizó un pequeño taller en la
carpa, con sonido de lluvia de fondo (y como él dijo “No cantaba”): pajitas de
una y dos lengüetas, flautas de sauquera, flautines de caña, dos flautas hechas
con hueso de buitre por José Antonio (el de Bañón), un pito también de hueso, una
especie de clarinete acoplando a la flauta un trozo de cuerno, y la dulzaina.
Ocho ingredientes tenía la lasaña de primer
plato que nos sirvió la empresa Selección Calamocha a los doscientos asistentes a la fiesta: carne de
cerdo, queso, bechamel; cebolla, calabacín, pimiento rojo, berenjena y tomate.
Ocho ingredientes tenía también el postre de
la comida: pan, azafrán, vainilla, frutos rojos, retacía, huevos, azúcar y
“nombre”: Torrija al aroma de azafrán del Jiloca, crema de vainilla, frutos
royos y reducción de retacía. (El milhojas no tenía ocho).
Ocho fueron las intervenciones después de la
comida y el café: La entrega de los premios del III concurso de fotografía; la
presentación de Chabier; la entrega del premio Amigo del Chopo Cabecero a
Felipe Ruiz; las noticias sobre los
avances que desde la última fiesta se han dado en torno a la conservación e
intervención en torno al chopo cabecero; las palabras de Gloria Espinosa en
nombre de la Asociación de Amigos de Badules; las de Paloma Ibarra, de la Universidad de
Zaragoza; las de Óscar Lorente de la Diputación Provincial de Zaragoza y las de
final del alcalde de Badules, Alejandro Espinosa. Cuéntalas, salen ocho.
Vega Latorre, del Centro de Estudios del
Jiloca dio a conocer el fallo del jurado del concurso de fotografía siendo las
fotografías ganadoras: "Cartas desde mi nido, primer premio", de Chusé Lois
Paricio; "Los guerreros de Cucalón", segundo premio, de Laura Lara; "Otoño en el
Alto Alfambra", tercer premio, de Chusé Lois Paricio; "En la riera… y luz de
luna", accésit, de Dimas Serneguet; "En el río Blanco", accésit, de Luis Gil.
Chabier de Jaime presentó al Amigo del Chopo Cabecero 2016, galardón otorgado a Felipe Ruiz González, joven agricultor
que representa a los agricultores que durante años han plantado y cuidado los
chopos cabeceros y también a la nueva generación que, como Felipe, aman lo que
hacen, saben de monte, tienen ya experiencia y saben trabajar con los árboles,
además de valorar su generosidad, que hace palpable año tras año con su
participación en la fiesta. Felipe recibió su “chopo” símbolo de la fiesta y lo
agradeció con unas palabras preciosas explicando su intención de transmitir a
sus hijos los mismos valores que en relación con la naturaleza le transmitieron a él sus padres. Hizo extensivo el reconocimiento a su amigo y compañero de
la empresa especializada en la poda de chopos cabeceros, Xiloforest, Miguel
Angel Lázaro.
Otro momento importante fue compartir con
todos los asistentes a la fiesta las mejoras, los avances, las buenas noticias
surgidas desde el último año: los esfuerzos de la Asociación Cultural
Chismarrako, de Torralba de los Frailes, con su nueva edición de la Jornada del Chopo Cabecero; la labor del
Centro de Estudios del Jiloca, en la persona de Emilio Benedicto por su trabajo
para lograr la Custodia del Territorio en la Riera de Nueros, afluente del Río Pancrudo y
sus ánimos para ensayar propuestas una y otra vez, para “seguir levantándonos”;
la labor del Ayuntamiento de Torrijo del Campo que ha arreglado los 127 chopos
cabeceros de la entrada del pueblo, con el mismo afán que si fueran una ermita
o un peirón. Y por último destacó el avance tan importante como es el inicio de la declaración
como Bien de Interés Cultural Inmaterial al cuidado y aprovechamiento del chopo
cabecero en Aragón, gestionado en la Dirección General de Patrimonio Cultural, al nivel de la trashumancia, la
contradanza de Cetina, el descenso de navatas del Pirineo, la jota y, bien pronto, la cultura en torno al chopo cabecero. Será todo un reconocimiento a los
mayores y al trabajo de todas las asociaciones e instituciones implicadas en
este movimiento.
Tras felicitarnos todos por esas buenas
noticias, tomó la palabra Gloria Espinosa, de la Asociación de Amigos de
Badules quien agradeció la asistencia de los participantes en la fiesta, a la
Junta Directiva de la Asociación y a las familias por apoyar, dar ánimo y
trabajar para que la fiesta saliera adelante y para retomar esas “raíces de las
que estamos hechos”. Agradeció especialmente al Centro de Estudios del Jiloca “por darnos a conocer lo
valiosos que son los chopos de nuestro río Huerva, algo desconocido para
nosotros” y le hizo entrega de un plato de cerámica con el logotipo de la
Asociación, el Pairón de la plaza, “para que sepas que puedes contar con todos
nosotros”.
Chabier, en nombre del CEJ, agradeció el detalle y el trabajo realizado por la
Asociación y entre risas recordó que su padre venía desde Calamocha hasta aquí
en tren, “a ligar”, así que “he venido a mi casa”.
Paloma Ibarra, profesora de Geografía Física de la Universidad de Zaragoza destacó los valores patrimoniales,
ambientales, culturales, históricos y paisajísticos de los chopos cabeceros y
la importancia de conocerlos y valorarlos. “La ciencia y la academia vamos
detrás, pero aquí estamos para apoyar esta causa”. Directora de la tesis de
Chabier, lo definió como magnífica persona y profesor, científico e
investigador, comunicador y transmisor de valores ambientales. Terminó su
intervención manifestando que queda poner a nivel científico internacional
estas iniciativas para que tenga mayor repercusión.
Óscar Lorente, diputado provincial en la
DPZ por la demarcación en que se integra Badules, agradeció al Centro de Estudios del Jiloca, al Ayuntamiento y a la Asociación Amigos de Badules y
destacó la importancia de reconocer desde el punto de vista del patrimonio
natural y cultural el trabajo realizado y la forma de luchar por la vida de los
pueblos pequeños contra la despoblación. Felicitó a la organización por dar el
premio Amigo del Chopo Cabecero a Felipe Ruiz, una persona que une la agricultura y
el medio ambiente.
Cerró las intervenciones el alcalde de
Badules, Alejandro Espinosa, que manifestó su alegría por haber podido contar
con tan alta participación de asistentes y por el trabajo desarrollado por la
organización, citando al concejal, José Antonio, que ha sido el coordinador.
Felicitó a Felipe Ruiz y al CEJ y citó el trabajo institucional que queda
pendiente, de la CHE y otros organismos, para remover y remozar los chopos
facilitando las podas.
Y llegó el momento del “Somos”, la canción de José Antonio Labordeta que se ha convertido en
el himno de la fiesta, cantada por todos los asistentes (seguro que salieron
ocho gallos, pero no se notó).
Terminamos la jornada disfrutando con "Los Gaiteros del Jiloca" ...
que nos hicieron bailar de lo lindo ...
¡Y con esto y un bizcocho, hasta el año que viene ... a las ocho!
¡Y con esto y un bizcocho, hasta el año que viene ... a las ocho!
Pilar Sarto Fraj (Centro de Estudios del
Jiloca)
Fotos: Rosa Pérez, Gaspar Ferrer, Fran martín y Fernando Herrero
Fotos: Rosa Pérez, Gaspar Ferrer, Fran martín y Fernando Herrero
2 comentarios:
Ocho aplausos por este artículo , tan bien explicado todo en más de ocho párrafos !!
Con el genio que tiene Pilar, hay que ver la poesía de todo su artículo octochopero. Para los que no estuvimos en Badules una crónica magnífica de la jornada. Muy merecido también, en mi opinión, el galardón al Chopero del Año. Además es de Calamocha.
Gracias Pilar por tu bello relato, pero guarda algo para "Presencia Aragonesa".
Publicar un comentario