Más sobre la avifauna primaveral comarcal.
El sábado 1 de mayo, tras un fuerte chubasco, nos acercamos a visitar el sabinar de Olalla para caracterizar su avifauna.
Las sabinas albares ya habían terminado su producción masiva de polen. El prado ya verdeaba aunque aún estaba corto. Los rebollos empezaban a brotar pero las carrascas todavía no.
En los pajares que hay en la salida del pueblo, la pareja de collalba gris comienza a marcar y revisar su territorio. Entre los bancales hay montones de piedras que se cruzan hacia el sabinar en los que también gusta posarse el colirrojo tizón. Y junto al camino, como casi siempre, la cogujada común (más conocida entre nuestros mayores como moñuda). En el cielo, la alondra común se desgañita lanzando sus trinos al aire.
La llegada al bosque vuelve a entristecernos. La rambla es todo un vertedero incontrolado. El acceso a uno de los parajes más bellos que puede ofrecer este territorio sigue estando degradado al máximo. Urge una solución entre todos.
En el bosque, más voces que aves observadas.
Son muy abundantes y manifiestos los pequeños pájaros: verdecillo, mosquitero papialbo, el pinzón vulgar, carbonero común y herrerillo común despliegan su energía entre las ramas mostrando su entrada en el periodo reproductor.
Mosquitero papialbo. Foto: José Luis Pérez
Menos comunes son el mito, el escribano montesino, el escribano soteño y la alondra totovía.
Alondra totovía. Foto: Rodrigo Pérez
En aquellos enclaves en los que se cierra el matorral abunda el mirlo común, la curruca capirotada, el chochín, el petirrojo y el ruiseñor común. No lejos se oye al cuco, más interesado en sus amoríos que en buscar nido donde desovar. Todo se andará…
Barruntando el temporal que se avecinaba pasaban raudos los grupos de vencejo común. Más cercanos al suelo, algunos papamoscas cerrojillos, en pleno paso migratorio hacia las tierras del norte donde cría, descansaban evitando las turbulencias del aire.
En el arrroyo Cenizales, los grandes chopos canadienses y algunos viejos sabimbres crean un ambiente forestal caducifolio que gusta al agateador común y a la paloma torcaz. En un viejo nido de carpintero en el tronco de una gruesa sabina se afana un estornino negro. ¡Qué interacciones tan variadas entre las diferentes especies!
Un poco por todo se oía a la abubilla. También eran comunes los pequeños grupos de gorriones chillones. Pasaba ya alguno de los primeros bandos de los recién llegados abejarucos.
También han arribado para nidificar las tórtolas comunes desde sus cuarteles invernales africanos. La tórtola turca, sedentaria y más propia de ambientes arbolados humanizados, también está presente en el sabinar. Desconocemos qué tipo de competencia se puede establecer entre ambas especies aunque para muy interesante.
Las lluvias de primavera han activado a los hongos del sabinar.
A lo largo de las ramas de las sabinas albares crecen unos hongos (¿mixomiceto?) de aspecto gelatinoso y de color naranja.
En el suelo de la chopera se pudo ver alguna cagarria (o colmenilla). Sobre los chopos algunos mixomicetos de cuerpo casi esférico, de aspecto gomoso y de color rosado que parecía un chicle.
Primaveras húmedas como esta activan procesos en las redes de micelios del suelo y permiten el desarrollo de organismos que pueden estar años en forma latente. Este es otro de los valores biológicos del sabinar de Olalla: la diversidad de hongos.
5 comentarios:
Es una pena que la entrada a un lugar tan emblemático de la comarca se encuentre llena de escombros y desperdicios.
Es lamentable que a estas alturas la gente siga tirando sus basuras donde le venga en gana. No me extraña que luego digan que los de pueblo son precisamente los que menos respetan la naturaleza. En muchos lugares es completamente cierto.
Sigue sin haber conciencia, cualquier barranco es bueno para dejar la tele vieja, la lavadora o el somier :(
Estoy contigo Fer, aquí a la vez que han salido las colmenilas y los "agáricus" han aparecido colchones y sofás, ¡crecen como setas!.
Yo estuve la semana pasada y desgraciadamente el recuerdo que más me ha quedado es el de las basuras, escombros, televisiones viejas tiradas, lavadoras, muebles....
Da una imagen tercermundista a cualquier turista amante de la naturaleza que visite aquello. Yo, sinceramente, como aragonés, no recomendaré ir allí a nadie hasta que no lo limpien. Eso no pasa en otras regiones. Fuí con toda la ilusión del mundo y volví con la moral por los suelos.
Sinceramente no recomiendo a nadie visitar el sabinar de Olalla mientras su ayuntamiento no se preocupe en quitar todas esas toneladas de escombros y basura que inundan el sabinar. No apetece fotografiar pájaros entre montañas de escombros. Y tampoco apetece pasear entre basura, por mucho que haya bonitas sabinas allí
No conocía estas especies de aves, gracias por compartir las fotos.
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