El pasado domingo ascendimos al Caimodorro, monte que con sus 1936 m. es la cima de la sierra de Albarracín. Forma parte del Macizo del Tremedal, uno de los cinco afloramientos de materiales paleozoicos de este rincón de la cordillera Ibérica.
Accedimos por Orihuela del Tremedal tomando la carretera que lleva a Orea abandonándola al poco para tomar un camino hacia la izquierda que pasa junto al área recreativa de la Fuente del Cura y a la pequeña presa sobre el río Gallo. Poco más adelante éste se cruza y se toma una pista que acerca al merendero y la fuente del Tío Mantecas para remontar el arroyo de Gargantavellanos.
Era una mañana fría. Había charcos helados y la escarcha se apreciaba sobre las hierbas. El silencio sólo se rompía por la actividad de las aves que, inquietas, surcan los rincones del bosque. Los prados estaban empapados y el arroyo recogía agua de todas las vaguadas. Se apreciaban las lluvias de la primera semana de mayo.
El bosque de la parte baja de este barranco está constituido por pino royo y por marojo, este en forma de matorral con pies de escaso porte. El invierno está comenzando a salir con pereza de estas umbrías. El endrino está en plena floración, así como las violetas. Ni el el marojo ni el pino royo tienen atisbo de iniciar la foliación.
En este tramo abundan los petirrojos, ya en pleno celo. Vimos uno que estaba tragándose, no sin apuro, una lombriz casi tan larga como él que había capturado en la tierra húmeda. En los pinos también eran comunes los pinzones vulgares mientras que en los espinos lo eran los chochines.
Conforme se asciende, el pino royo y el enebro se hacen dominantes. Y sobre ellos, los páridos, como el carbonero garrapinos y el herrerillo capuchino que con la primera luz del día recorren activos las ramas soleadas del pinar en las que los insectos y las arañitas inician su actividad.
Hacia el fondo del valle queda un río de piedras, el primero de los que encontraremos en la jornada. Se trata de un depósito de bloques de cuarcita de origen periglaciar depositado durante episodios climáticos más fríos. El conjunto que hay en el macizo de El Tremedal es un Punto de Interés Geológico de importancia internacional.
Se sigue remontando y tras una lazada se aprecia un descenso en la pendiente. Es la Majada de las Vacas. En este tramo, el pinar de la margen derecha de la pista es un pimpollar cercado por una valla. Hay que seguir. Cuando acaba, un paso entre fincas permite acceder al Caimodorro abandonando ya la pista.
El ascenso se hace vivo a través de una senda. Un corzo nos ve y se aleja rápido entre el frondoso pinar. En este tramo ha sufrido los efectos del viento y numerosos árboles han sido derribados. Un proceso natural, una oportunidad para los insectos saproxílicos de la montaña.
En la cima dejamos nuestro saludo en el libro. Y encontramos el testimonio de gentes venidas de muy lejos o de muy cerca. Todas amantes de las buenas sensaciones que se perciben.
El descenso lo hacemos siguiendo el conjunto de montones de piedras que nos acercará al GR 10.1 que pasa por la raya con Castilla. Primero nos ofrece un mirador formado por un saliente de cuarcitas donde deben descansar los ciervos a juzgar por la abundancia de sus excrementos y de la intensidad del ramoneo sufrido por las genistas.
Al bajar hay sectores de pinar donde abundan los pinos royos de formas retorcidas sin duda cincelados por el peso de la nieve. Algunos son de tallas notables y de gran belleza.
En las zonas altas vemos bandos de verderón serrano sin prisa por iniciar su celo. También son habituales los trepadores azules y los agateadores comunes, ambos competidores en su tarea de capturar los invertebrados que viven entre la corteza del pino.
En los viejos pinos, supervivientes de inviernos, sequías y tormentas, se oía al pico carpintero.
Pico picapinos en la sierra de Albarracín. Foto: Rodrigo Pérez
Entre los prados encontramos una zapatilla deportiva abandonada y completamente colonizada por el musgo. una muestra de la implacable capacidad de la Naturaleza de borrar las huellas humanas.
La senda sale al sendero marcado que tomaremos hacia nuestra derecha (dirección norte) descendiendo por el recién formado río Gallo. Nuevos ríos de piedras y algún tremedal (o gotial) con su comunidad de plantas de turbera.
El descenso se hace rápido entre un precioso pinar, a tramos por pista, a tramos por senda para dejarnos en el valle de partida donde iniciamos la excursión.
1 comentario:
Se ve magnifico este monte, me gustaría visitarlo.
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