Estas pasadas vacaciones decidimos dar un pequeño gran salto. Del 2 al 9 de agosto estuvimos recorriendo el sur de Finlandia. Un tiempo excepcionalmente caluroso (en sintonía con las altas temperaturas que sufrieron en gran parte de Europa Central y parte de Rusia) nos acompañó durante varios días en la tierra de los lagos y los bosques, los renos y el sol de media noche.
El bosque es una parte muy importante no sólo del paisaje finlandés, también de su propia vida. Las ciudades están rodeadas de hectáreas y hectáreas de masas arboladas que cubren el 76% del suelo, el país con mayor superficie cubierta de Europa. Tapio es el dios de los bosques, el espíritu, la deidad finlandesa del bosque según la mitología finlandesa.
La selvicultura constituye un importante sector económico dentro del país, y en el manejo de los bosques se toman en cuenta simultáneamente los factores ecológicos, económicos y sociales. La explotación y el procesamiento del bosque representan alrededor del 8% del producto nacional bruto y un 30% de las exportaciones del país. De todas las economías del mundo, la finlandesa es la más dependiente de sus bosques.
Es curioso sin embargo, que tras esta dependencia, la superficie de bosques protegidos casi se ha triplicado en los últimos 30 años gracias a numerosos programas y medidas de protección. En el año 2000 los bosques protegidos y de explotación forestal restringida representaban el 10,6% del total del país. El grado de protección de los bosques finlandeses es de los mayores de Europa.
Además de los bosques, los lagos cubren una amplia superficie. A Finlandia se le conoce como el País de Los Mil Lagos, que albergan una gran cantidad de comunidades vegetales y animales.
Nuestro periplo por este país toma como base de operaciones Helsinki, la capital y la ciudad más grande de Finlandia. Está situada en la costa sur del país, a la orilla del Golfo de Finlandia. Con más de 580.000 personas esta ciudad resulta asombrosamente habitable, siguiendo la estela de muchas ciudades del norte y centro de Europa y muy lejos de nuestras ruidosas, abismales y superpobladas urbes.
Vista al anochecer de la catedral luterana de Helsinki (siglo XIX), uno de los símbolos de la ciudad
La catedral ortodoxa de Uspenski (o de la Asunción) es otro de los símbolos de la ciudad y nos recuerda la proximidad geográfica con la inmensa Rusia. San Petersburgo está a menos de 500 Km de Helsinki y la influencia rusa en la ciudad es muy clara en muchos edificios, con una arquitectura sobria, funcional (modernismo y neoclasicismo finlandés).
El agua es un mundo propio en Finlandia. No se sabe qué es mejor, contar islas o lagos, es igualmente desconcertante. Un sabio de la universidad de Jyväskylä al que le sobraba tiempo contó 187.888 lagos (extensiones de más de 500 m2) y 179.584 islas, de las cuales 98.687 se encuentran en lagos y 80.897 a lo largo de la costa.
Junto a Helsinki (o más bien, formando parte de la propia ciudad) el lago de Töölönlahti es hábitat de numerosas aves acuáticas. Ahora en verano las más numerosas y comunes son las barnaclas cariblancas (Branta leucopsis), aunque pueden verse también gaviotas y ánades reales, entre otras. En invierno se hiela completamente, como la mayor parte de estos lagos.
En Helsinki y en buena parte de los pueblos que recorrimos llamaba la atención la multitud de mercadillos con alimentos de toda clase: frutas, verduras, hortalizas, hongos... aunque sin duda el común denominador y los que más llamaban la atención eran los puestos de frutillos del bosque o frutos rojos: grosellas, arándanos, fresas… agosto debe ser plena temporada. Había incluso unas setas excepcionalmente parecidas a nuestros rebollones.
Un coche de alquiler nos sirve para recorrer todo el sur – suroeste del país. Desde Helsinki visitamos las localidades de Espoo, Kaarina, Lohja, Naantali, Nagu, Porvoo, Sipoo, Tammisaari, Turku, Tuusula, Vantaa y Hanko. Varios cientos de kilómetros a golpe de vista con paisajes y pueblos de cuento.
1 comentario:
Se ve increíble, me gustaría poder visitar este pais, su cultura y sobre todo ver su naturaleza.
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