No pudieron empezar mejor las cosas para el girasol. Las lluvias de principio de verano favorecieron la germinación y la formación de unos gruesos tallos y de unas hojas con una gran superficie. durante el resto de julio han seguido creciendo a buen ritmo. Pero desde hace un mes no se ha producido ninguna tormenta. Las plantas han frenado su crecimiento en altura, no hay hojas nuevas. Las hojas, han perdido lustre y doblan el limbo para reducir la exposición al sol. Ajustan su consumo a las existencias de agua en el subsuelo.
Las pipas que fueron plantadas tempranamente ya se han aventurado a florecer. No son tortas muy grandes, como puede verse en este campo de Tornos.
Aunque son muchos los campos de girasol, casi mayoría, que están completamente verdes. Están comenzando a producir la inflorescencia. Parece, como si no tuvieran prisa, esperando a que caiga alguna de las habituales tormentas que este verano se resisten a presentarse.
A ver qué pasa estas semanas.
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