Hay
muchas maneras de salir al campo, a caminar, para hacer trekking/montaña, con
la bicicleta, a ver pájaros, a buscar plantas, insectos,…rastros de fauna,…
también a trabajar, a cultivar la tierra. Eso también es salir al campo. Que se
lo digan si no a un pastor o a un agricultor.
En
estas fechas el campo, las labores agrícolas, están más paradas, tras la
siembra del otoño llegan tiempos de reposo para los agricultores. Este año las
capitanas, los yerbatos en Bañón, están dando mucha guerra. Su nombre
científico es Salsola kali, es una
planta de origen euroasiático pero distribuida por todo el mundo (…icono del
oeste americano con los yerbatos arrastrados por el viento en los escenarios de
múltiples películas). El verano algo húmedo ha propiciado que estas hierbas proliferen
por doquier en los campos de labor… toda una pesadilla para el que hace del
campo su forma de vida. Entiendo que este año los permisos de quema (que deben
solicitarse a los APN´s de zona) han debido de ser bien abundantes. La
autorización permite quemar las capitanas en los montones que, previamente, se
deben hacer dentro de las parcelas (no está permitido quemar el rastrojo
entero).
Capitanas en los rastrojos. Foto: Chabier de Jaime |
Precisamente,
el pasado 17 de diciembre me encontraba realizando esta labor en la partida de
El Balsete/Hoya de los Regaos, en Bañón, cuando llegó la sorpresa del día… y
vaya sorpresa!! Nada menos que un búho campestre.
Búho campestre (Asio flammeus). Monreal del Campo. Foto: Uge Fuertes |
Asio
flammeus es una
rapaz nocturna de la familia Strigidae,
conocido como búho campestre, lechuza campestre, lechuzón de Pajonal o tuco. Es
una de las rapaces nocturnas con mayor actividad diurna. Habita en áreas
abiertas, zonas herbáceas sin trabajar, marismas, cultivos, brezales y, sobre
todo, en marjales costeros.
Fuente: brookei.es |
Su población en una zona en concreto depende sobre
todo de la disponibilidad de presas. Se alimenta sobre todo de topillos, esos
pequeños roedores tan perjudiciales para los cultivos, a los que busca entre
las altas hierbas (en nuestro caso, de los ribazos y campos de cultivo).
Depende de tal manera de estos mamíferos para su alimentación que su abundancia
refleja las variaciones de estos últimos: en el caso de que los topillos sean
muy abundantes, el búho campestre pone más huevos y lleva a cabo dos crías.
Esta especie singular presenta el aspecto de una gruesa lechuza, con su redonda
cabeza en la que apenas se distinguen las ”orejas” y, al contrario que su
pariente, el búho chico, vive en terrenos despejados.
Eran
las tres y media de la tarde de ese 17 de diciembre cuando, en un ribazo
bastante alto y amplio poblado de herbáceas, con alguna aliaga y alguna zarza,
pude verle. Bueno, más bien me vio primero él a mí…. La cosa es que cuando
nuestras miradas se cruzaron, antes de que me diera tiempo a sorprenderme… el
bicho voló (suele pasar). Él estaba tan camuflado que pareció como si del
herbazal salieran unos ojos con alas… con todo pude verle su característica “cara
de lechuza”, sus colores claros por debajo,… y enseguida me vino a la cabeza la
imagen del búho campestre… no podía ser!!... pero mientras volaba le seguí con
la vista, hasta que, pasando delante del tractor, se posó en el rastrojo de
enfrente. Eché mano de los prismáticos rápidamente (una estupenda herramienta
para llevar en el tractor…) y ahí estaba, vaya vuelco que me dio el corazón!...
efectivamente … una campestre!! (siempre pienso en femenino este pájaro… porque
la aprendí en su día como lechuza campestre…y ahí se quedó).
Paraje de El Balsete, lugar del avistamiento. Foto: Pilar Edo |
Volvió
a volar y se tiró a un ribazo, no muy lejano, dejándome con una sonrisa
congelada y una emoción que creo que incluso me hizo temblar el pulso… nunca
había visto este bicho en Bañón… de hecho la he visto antes en Caminreal y en
Gallocanta, asociada a zonas de prados y herbazales de carácter más húmedo. Por
eso, una pequeña duda me invadió y no pude por menos que comentárselo a Antonio
y Sabi (compañeros de fatigas y, sin duda, mejores pajareros que yo). Antonio
me decía que porqué dudaba… que cual creía que podía ser la especie con la que
lo confundía… la verdad es que me había parecido, desde el principio, una
campestre, pero cuando no controlas, siempre hay dudas.
Entre los herbazales... camuflada... Foto: Uge Fuertes |
Búho campestre. Monreal del Campo. Foto: Uge Fuertes |
La observación había
sido sorprendente (o a mi me lo parecía)… y creo que una buena observación
(había buena luz, no estaba excesivamente lejos… la pude ver por segunda vez
con prismático, posada, en vuelo,…), “… quizá un búho chico”, le dije. “Bueno…”,
como suele decir él. Le pregunté si no era más propia de sitios húmedos, me
dijo que no tiene porqué, que necesita un territorio de campeo con abundante
comida (y de eso en El Balsete había bastante, sólo hacía falta ver cómo salían
los topillos al paso del cultivador). Y
ahí se quedó la cosa. Yo “henchida” con mi campestre en Bañón….
Atardecer en Gallocanta. Foto: Uge Fuertes |
Y
ahí sigo, cargada de emoción… más cuando, el pasado día 27, regresé a la misma
zona y allí estaba de nuevo, saliendo del ribazo y sobrevolando rasa… cerca de
mi… para posarse en otro ribazo donde, a pesar del prismático, no pude
localizarla. Tan bien se camuflan… pero sé que está ahí, y que me ha hecho
vivir uno de esos momentos en el campo que una no olvida.
... Por la sorpresa, y
por lo “privilegiada” que una se siente de poder disfrutar de estos momentos,
breves e intensos, que te proporciona la observación de la fauna silvestre en
su entorno natural. Una fauna silvestre que, una vez más, se muestra como una
firme aliada del ser humano, de su actividad agraria, y por supuesto, del equilibrio
de ese medio natural que nos rodea y acoge.
Pilar
Edo
(Gracias a Uge por sus impresionantes fotos)