Torrijo del Campo es un pueblo localizado en el fondo del valle del Jiloca, a orillas del río. La carretera general N-234 pasa a menos de un kilómetro del núcleo urbano quedando unida por una carretera.
Unos viejos chopos cabeceros sombrean durante el verano esta vía. Son unos chopos muy apreciados por sus vecinos por lo que mantienen el turno de escamonda y presentan ramaje saludable, a pesar del diámetro y de los huecos de los troncos.
Hace unos años este desvío se transformó en un paseo construyendo sendas aceras y colocando farolas y bancos. Los chopos cabeceros fueron respetados dejando un alcorque en torno a cada árbol. Y la arboleda que había junto a la carretera N-234 se convirtió en un parque público.
Lejos de plantar los consabidos y anodinos aligustres del Japón o los cedros exóticos que proporcionaba la Diputación, como se hizo en otros muchos pueblos, los torrijanos aprovecharon unos árboles notables, robustos y hermosos que ya les daban sombra y que habían plantado sus abuelos. Una idea práctica, pues eran unos árboles que, además, les proporcionaba leña para la calefacción. Una idea moderna, ahora que vuelve a reivindicarse el papel paisajístico, cultural y ecológico de los árboles junto a las carreteras.
Este invierno el Ayuntamiento ha considerado que llegaba el momento de escabezarlos de nuevo. Antes de que caiga alguna rama, antes de que pierdan vigor las yemas, ya se han puesto a ello, tirando vigas, arreglando los viejos chopos.
Que recordemos, tal vez sea una de las arboledas de chopos cabeceros dispuesta en torno a una carretera más notable que conocemos. ¡Enhorabuena torrijanos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario