Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

miércoles, 8 de junio de 2016

VIÑAS PERDIDAS

En algún paraje del término de Báguena, cerca de los de Burbáguena y Castejón de Tornos, estos días se puede encontrar este paisaje.


Al fondo, pinares de repoblación de una cincuentena de años. Plantados para frenar los graves problemas erosivos en la cabecera de estas ramblas y los acarreos de sedimentos en la ribera con problemas de inundaciones y cortes de la carretera general. Plantados también para dar jornales en el medio rural en una época de fuerte emigración y con pueblos vivos y pobres.

Algo por delante, los carrascales propios de estos montes, aprovechados por sus leñas desde hace siglos y en la actualidad recuperándose lentamente ahora que se ha perdido esta práctica forestal. Una estrecha línea de chopos, probablemente híbridos canadienses plantados al tiempo que los pinos. Y en un primer plano, el motivo de este artículo.

Es una viña perdida. Las cepas, abandonadas a su suerte durante décadas, han acabado secándose. Décadas sin podar y sin labrar, se han visto desbordadas por la competencia de la vegetación autóctona que ha recolonizado su territorio. La cepa, con hojas anuales y de gran superficie, no tenía nada qué hacer en un entorno tan luminoso y tan seco.


En una primera fase, se produciría la entrada de herbazales anuales y vivaces, grandes consumidores de agua pero de los niveles más superficiales del suelo. Algo más adelante, las pequeñas matas, como el tomillo, la caberuela o el lino blanco ...


En las partes altas de la parcela, pegadas al carrascal, prospera un denso aliagar que tapiza el suelo ...


lo sombrea, lo protege de la lluvia violenta, lo nutre con sus hojicas y ramillas y, sobre todo, lo nitrifica con las bacterias fijadoras de nitrógeno atmosférico que se asocian a sus raíces. Estos días, barruntando las escasas lluvias de este mayo, las aliagas han acelerado la formación de semillas y el desarrollo de sus legumbres ...


En el fondo de la viña, con suelo más fresco y algo menos de insolación, prospera un espinar de zarzas escalambrujeras ...


Este rosal silvestre ya tiene la hoja caduca por lo que requiere más humedad para fabricarla anualmente. Por otro lado, su hoja, aún siendo dividida, ofrece una notable superficie y es poco coriácea, por lo que sufre una notable transpiración. La zarza está en su sitio, como la aliaga. 

Es el paraíso de los zarceros y de las currucas.

El ganadero, uno de los últimos resistentes, mete sus ovejas en el espinar. Se controla el desarrollo del herbazal y llega fiemo al suelo. Al ramonear las ramas bajeras de la zarza, esta crece a lo alto. En conjunto, parece una microdehesa, como puede verse en la primera foto.

Bajando un poco hacia la vega, pero aún en los montes cultivados de Báguena, encontramos una viña que habrá sido abandonada hace menos tiempo. Tal vez hace media docena de años. Se pueden ver las etapas de declive del cultivo y la colonización por la vegetación espontánea.


Cepas con los sarmientos por cortar. No muy largos, incluso tras décadas sin ser podados, pues al dejar de labrarse la cepa ya acusa la competencia de las plantas herbáceas silvestres que inmediatamente ocupaban el terreno (usillos, cardos, gramas, etc.). 

Los sarmientos son como las ramas de estos arbustos trasmochos. Ahora bien, la vid es una liana, no hay que olvidarse y, como tal lanza la savia hacia el extremo de sus ramas, incluso en situaciones de estrés hídrico, a diferencia de los chopos o sauces trasmochos, que dejan secar los extremos de sus ramas cuando pierden el turno de poda.


La viña es la historia de los pueblos del Jiloca. Buena parte de la vida agrícola de estos pueblos giraba alrededor del cultivo de la vid y de la producción del vino. Una tras otra han ido cerrando las cooperativas. Primero las de los pueblos de la cabecera del valle. Pero resistían las de Báguena o de San Martín. Incluso se intentó relanzar la primera con la marca Vinos de la Tierra "Ribera del Jiloca". Báguena lanzó sus vinos Gil de Bernabé, blanco, clarete y tinto. Todo se vino abajo.

Muchos propietarios vendieron sus derechos de viñedo (3.000 €/hectárea, como mínimo). Las arrancaron y sembraron herbáceas de secano (cereal). En otros casos, como estos, las viñas se abandonaron directamente ...


Aún quedan productores de uva en estos pueblos. Incluso se han plantado nuevas viñas.


La garnacha de Báguena se lleva a la cooperativa de Daroca. La última posición, la más elevada, la resistente. Aguas abajo, prospera ya la inmediata Denominación de Origen de Calatayud.

Hace unos años, hablando con gentes de Burbáguena sobre la decadencia de los pueblos no nombraron la escuela recién cerrada, el argumento esperable. Hablaban de las viñas perdidas ...

2 comentarios:

Jesus Lechon dijo...

Era algo impensable, para nuestros padres y mayores en general, algo indecente, el cobrar sin trabajar, y sobre todo, el obligarte hacerlo, el pan para hoy y el hambre para mañana, eran los nuevos tiempos, la modernidad, la rentabilidad empresarial aplicada a la agricultura:

Dicen que nos van a pagar por arrancar la viña, y que jamás habremos visto, mejor vendimia, a pagar bien a mi ver… y también nos dicen, que no pasemos pena, que la cooperativa no cerrara, y que nos traerán vino de Cariñena, de donde nos traen el clarete ese que nos sabe tan bueno, pero también nos dicen, que aunque no cerrara, no comprara la uva, que no podrá, que si quieres vino, te lo tendrás que hacer en casa, como si quedara algún trujal.

Todos arrancamos la viña, algunas ya llevaban años arrancadas, no por la subvención, sino porque nadie compraba la uva, o al menos eso quisimos pensar.

Recuerdos

Ya desde niños, bebimos vino con gaseosa a la hora de comer y cenar, algún día merendamos sopeta,… ese vino negro, recio y denso, con olor a humedad, a bodega, a la misma cooperativa, que hoy aunque buscas, no terminas por encontrar, aunque siempre hay algo parecido que te lleva aquellos días, del garrafón en la bicicleta de la cooperativa a la bodega, con el talonario en la mano.

Aquí unas fotos, de la viña en la Dehesa, como un vergel a mediados de los setenta

http://recuerdosdecalamocha.blogspot.com.es/2007/11/la-vendimia.html

Fer dijo...

Aun recuerdo las colas de tractores y remolques en la cooperativa, al lado de casa. Y el intenso olor de los días de prensa que impregnaba buena parte del barrio arriba. Y las viñas que fueron desapareciendo en toda la subida a Tornos, Santa Bárbara, la Dehesa... exactamente como lo cuentas Jesús!

Saludos!