Hace unos días leí con estupefacción en un grupo de Facebook que ya hay agricultores que están comprando cajas de abejorros para polinizar árboles frutales como el almendro, pues abejas e insectos parece que cada vez escasean más en nuestros campos de cultivo y la polinización es cada vez más dificultosa. Y a todo esto, el déficit de abejas se convierte también en negocio… da que pensar.
Resulta alarmante e inquietante los extremos a los que estamos llegando. Que en la ciudad no haya este tipo de insectos podría ser normal, o al menos comprensible, dada la contaminación y la escasez de plantas con flor que existen… ¡¿pero en el campo?!
Las caléndulas en el hortal urbano atraen a insectos beneficiosos como las abejas
Si echamos un vistazo estos días a las enormes extensiones de cultivos que nos rodea veremos que el verde se impone poco a poco en el paisaje. Y en esos cultivos veremos muy pocas plantas con flores. Tampoco se ven apenas en los ribazos, si es que quedan ribazos.
En el campo hay “química para todo”. Un otoño lluvioso como este del año 2012 empuja a muchos agricultores a echar herbicida en sus campos.
Árboles con flor van quedando pocos en los secanos. Los viejos almendros de los ribazos son abandonados. Los árboles frutales se convierten en enormes cultivos intensivos que se tratan químicamente para todo: para evitar plagas, mejorar el tamaño de los frutos, limitar la floración, limitar el crecimiento de ramas superiores y por tanto disminuir las podas… absolutamente todo se intenta modificar químicamente para maximizar la producción de frutos y reducir al mínimo el tiempo de trabajo en el campo. Queremos más por menos, pues el mercado y los precios mandan.
Almendro en flor en las inmediaciones de Pozuel del Campo
Todas estas acciones evidentemente no nos salen gratis. Los campos cada día tienen menos vida. Vamos directa o indirectamente hacia la “Primavera silenciosa”.
Con el tiempo descubrimos que nos vamos quedando sin bosques. Que los retazos de vegetación natural que quedaban van desapareciendo y con ellos especies emblemáticas de nuestros campos, no sólo desde el punto de vista natural, también cinegético. El declive de las aves esteparias es imparable según los estudios. Si, nos damos cuenta que los animales “grandes” desaparecen y cada vez se ven menos, pero… ¿y los pequeños? ¿qué pasa con los insectos?
Los meses de mayo y junio consituyen la época de floración de la gran mayoría de flores de nuestros campos. Estampa primaveral en el barranco del Cabezuelo junto al Pancrudo (Navarrete – Cutanda)
Ante tanto silencio tan sólo algunas voces contradictorias se alzan de vez en cuando desde el mundo rural cuando vemos algo que no cuadra: de repente no hay caza, ahora cada día se ven menos abejorros y hay que comprarlos para evitar que los frutales se queden sin polinizar… y a todo eso hay que unir un tiempo atmosférico cada vez más loco, más cálido y con patrones que amenazan con dejar las primaveras sin frutos. La floración de los frutales se adelanta y dadas las fechas todavía no hay suficientes insectos polinizadores. Las heladas harán el resto. ¿Somos verdaderamente conscientes del mundo hacia el que vamos?
Hace un año puse en marcha en el corral una experiencia de autocontrol biológico. Básicamente consistía en dotar al terreno desnudo y anteriormente tratado por herbicida de cuanta más diversidad vegetal mejor, sembrando un compuesto de varias especies y dejando el crecimiento libre de estas y otras especies que expontáneamente van saliendo.
A pesar de las heladas invernales la vegetación se ha instalado ya en prácticamente la totalidad de la parcela con la siembra de otoño. Las primeras plantas en flor suelen ser las pequeñísimas verónicas verónicas y Diplotaxis erucoides, que ya atrae a los primeros insectos cuando las temperaturas se van suavizando y los árboles comienzan a florecer.
Este otoño reforcé la cobertura vegetal con más siembra y ahora me he propuesto introducir más especies con flor. Cuanta más diversidad y más se alargue en el tiempo y espacio la floración, mejor. Las flores son muy importantes y ofrecen alimento a multitud de insectos, incluyendo las abejas, que polinizarán mis árboles frutales. Darán cobijo a otros insectos que a su vez limitarán el crecimiento del pulgón. Esos insectos atraerán a las aves insectívoras y estas a su vez a alguna rapaz que otra que pasará por la zona. Ya se dejan ver carboneros, jilgueros, colirrojos… y multitud de gorriones, que a modo de banda de forajidos se encargan de saquear de la parra los últimos racimos otoñales. Creamos un pequeño mundo, una microreserva en un corral de unos 300 m2 en los que antes sólo había unos manzanos y suelo desnudo en donde la química del herbicida y el fitosanitario era el limitante para multitud de formas de vida. ¿Por qué no pueden convivir producción y naturaleza?
Llegamos a un momento en que toda ayuda es poca. Mientras la agricultura se va percatando de las barbaridades que se están cometiendo directa e indirectamente en nuestros campos nuestras pequeñas acciones también sirven. Si reservamos en nuestros huertos, jardines, terrazas y parterres espacio para plantas con flor, para formas de vida naturales, contribuiremos a la supervivencia de muchos insectos que de otra forma cada vez quedan más restringidos, insectos a los que este tiempo loco también deja en jaque. Tomillo, lavanda, espliego, romero, calendula, ajedrea… son entre muchas otras las plantas de nuestros campos y montes, plantas indispensables para el ciclo de la vida en nuestras tierras y que podemos adoptar para nuestro día a día.
2 comentarios:
En la jornada de humedales de este año, en Villarquemado, asistí a una conferencia muy interesante sobre la gestión de cultivos.
Os transcribo la web del grupo de trabajo de la Universidad Politécnica de Valencia, con experiencias muy interesantes.
https://cropprotection.wordpress.com/?wref=bif
Buen trabajo, es un hermoso ecosistema. Espero que sea más verde y bello en el futuro, debemos cuidar mas el planeta.
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Trabajo en una compañia de gas mexicana.
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