Situado al suroeste de Londres, al sur del Támesis, y con sus casi 1000 hectáreas cercadas es el segundo parque en extensión de la metrópoli londinense. Considerado por los reyes ingleses como un lugar de caza particular desde el siglo XIII es un Lugar de Especial Interés Científico (el mayor del área de Londres), una Reserva Nacional de la Naturaleza y un Área de Conservación Especial por sus valores naturales.
En la actualidad tiene un intenso uso público. Numerosos visitantes acuden diariamente a disfrutar de los cuidados jardines (Isabella plantation) donde se eleva el mirador (King Henry’s Mound) que permite divisar la catedral de Sant Paul a 19 km de distancia y el palacio de Pembroke Lodge y su famoso belvedere. Pero, sobre todo, Rrichmond Park es una zona de esparcimiento para la superpoblada ciudad de Londres en el que existe la posibilidad de practicar actividades deportivas informales (ciclismo, correr, montar a caballo, etc.) u organizadas (golf, rugby, pesca, etc.) o sencillamente disfrutar del paseo en el campo. Mi visita fue un sábado por la tarde y doy fe de los miles de ciudadanos que hacían uso de este espacio natural.
El parque es uno de los lugares más importante del Reino Unido por su antiguo arbolado, especialmente robles, por su tratarse de un paisaje histórico y por su vida silvestre. Se han registrado 1.200 árboles viejos. En ellos y en su madera en descomposición vive una rica comunidad de hongos y de invertebrados, en la que son abundantes las especies amenazadas en este territorio. En especial destacan los escarabajos saproxílicos que con su cerca de mil especies registradas supone la cuarta parte de las presentes en la lista para las islas Británicas.
El sustrato está compuesto por arenas fluviales poco cementadas entre las que abundan unos característicos cantos de sílex blanquecinos y azulados. Días después comprobé que estos han tenido un uso ornamental en las fachadas de las casas populares en el valle del Támesis. Es, pues, un sustrato suelo y químicamente ácido. El relieve está formado por un conjunto de colinas que descienden suavemente hacia el norte (Londres) y hacia el oeste. El clima es oceánico, con estacionalidad, pero con una moderada variación térmica y una precipitación de unos 600 mm, escasa en relación con el resto de la isla.
El paisaje vegetal está formado por un conjunto de bosquetes rodeados de pastizales arbolados cubiertos de gramíneas y helechos. No tiene un uso ganadero siendo los mamíferos salvajes (cérvidos y conejos) los herbívoros que controlan el desarrollo del estrato arbustivo. Los ciervos y los gamos son muy abundantes siendo fácil observar pequeños grupos descansar bajo los árboles o levantar cuando pasa algún paseante o ciclista. Son muy confiados. La población es de 650 ejemplares y es sometida a control cazando los ejemplares viejos al no haber depredadores naturales.
Entre el arbolado predominan los robles. Las dos especies presentes en las islas: el roble pedunculado (Quercus robur) y el roble albar (Quercus petraea). En su mayor parte son árboles veteranos y viejos, muchos son monumentales. Son preciosos. Tienen largas y abiertas ramas, copas frondosas, abundantes huecos y madera muerta. Muchos presentan en el tronco abultamientos con brotes epicórmicos y otros esas rosetas suberosas que también hemos encontrado por aquí en algunos chopos cabeceros. En el pasado fueron manejados mediante escamonda para la producción de leña aunque el turno se perdió, al menos, hace cien años.
Muchos de ellos presentaban problemas de colapso por el gran desarrollo de su fronda. Por ello y por tratarse de uno de los principales valores del parque, hace unos años comenzaron a ser escamondados de nuevo para rejuvenecer el ramaje. Los robles trasmochos que tienen gruesas ramas no sobrellevan muy bien la escamonda aplicada en la base de las mismas, por lo que muchos de aquellos árboles murieron al eliminarles la totalidad de las ramas. Pueden verse pues han quedado como hábitat para los invertebrados y hongos saproxílicos.
Para aminorar la poda roma, que consideran poco estética, crean cortes en los extremos de las ramas, lo que ofrece más oportunidades a la fauna.
En la actualidad se aplica un sistema de reducción de la fronda mediante cortas de los extremos de las ramas respetándose el resto con el objetivo de fomentar el rebrote en la base de las mismas. Está funcionando bien aunque es una técnica de elevado coste. Los trozos de las ramas eliminadas también quedan en el sotobosque para su descomposición.
Una de las inquietudes de los gestores es la de ir preparando un reemplazo generacional para el arbolado. Por ello, es frecuente observar en los claros de estas dehesas a jóvenes robles plantados protegidos individualmente de los ciervos por cercas de madera. También es común encontrar zarzales y espinos bajo la copa de los árboles, tanto los jóvenes como los veteranos.
Pero no sólo hay robles. Son menos abundantes, pero no es raro observar arces campestres, carpes, fresnos comunes, hayas y castaños (tanto el común como el de Indias), plantados estos para alimentar a los cérvidos y para usarlos como esperaderos por los cazadores en la otoñada.
Los pastos de gramíneas y otras herbáceas acidófilas son un hábitat de interés comunitario. Son plantas muy características adaptadas a estos suelos pobres en nutrientes y que son favorecidas –paradójicamente- por el ramoneo que realizan los ciervos y gamos. Estas plantas están bien adaptadas al herbivorismo y, al tiempo, se benefician del control que realizan sobre los arbustos. Sobre algunas gramas es común encontrar los característicos cuerpos fructíferos del cornezuelo del centeno (Claviceps purpurea), hongo con un principio activo que actúa como un potente neurotóxico.
Cornezuelos del centeno. Foto: Asturnatura
El humo de la próxima ciudad y los excrementos de los perros están modificando las características del suelo lo que amenaza la estabilidad de este ambiente. Los gestores están sugiriendo a los propietarios de los canes …¡ que retiren sus heces!
Los helechos tienen gran facilidad para cubrir los espacios abiertos. Los gestores limitan su expansión pasándoles por encima una máquina que rompe el eje del fronde en varios puntos pero sin llegar a segarlo, quedando sobre el propio terreno.
Es muy frecuente infestarse de garrapatas en Richmond Park. Todo el mundo lo sabe, pero no disuade al personal a pasear por los senderos o praderas. Suele tratarse de las fases juveniles y acceden con facilidad a las piernas o brazos. No se aplica tratamiento alguno para su control lo que me sorprende en un espacio de un intenso uso público.
Encontramos algunos de los hongos que participan en la descomposición de la madera muerta de los robles como Piptoporus quercinus, incluído en el Libro Rojo de los Hongos del Reino Unido o Fistulina hepática que es conocido como beef steak por su semejanza con un filete de carne de buey.
En Richmond Park se han observado 139 especies de arácnidos, 150 de himenópteros (avispas, abejas y abejorros), 546 de mariposas y polillas y 1350 de escarabajos, en su mayor parte dependientes de la madera muerta. Por ello, hay un gran interés en mantener -y no retirar o destruir- los restos de podas y los árboles muertos. En especial, el ciervo volante es una de las especies más atendidas. Es el espacio protegido de Inglaterra en el que goza de mayor atención pues la importante población de este coleóptero fue uno de los argumentos más importantes para su declaración como Reserva Nacional de la Naturaleza. Existe un programa de voluntariado que ofrece realizar prospecciones regulares para conocer la evolución de su efectivo o recoger los restos encontrados, así como otra de trampeo, marcaje y suelta para esperar su recaptura. El ciervo volante es una especie muy popular.
Se han observado 144 especies de aves de las que 63 son nidificantes. Son comunes los pinzones, las palomas torcaces y, sobre todo, las cotorras de Kramer (Psittacula krameri) asilvestradas que son las aves más omnipresentes.
En los alrededores del aparcamiento de coches, y tras la hora del té, las grajillas –siempre al tanto- se dejan caer para llevarse algún trozo de galleta en su pico. Se observa un retroceso de aquellas especies que nidifican en el suelo por el continuo trasiego humano y de perros durante la primavera.
La presión humana …. es intensa.
1 comentario:
Se diria que es el Paraiso.
Gracias por estos paseos, que ponen el contrapunto a los locales. Aquel de Turquia, fue verdaderamente encantador por su paisaje.
Felicidades por los quinientos y pico articulos y a seguir asi.
Saludos
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